"Muchos jóvenes creen que no vale la pena estudiar"

Un especialista analiza la escuela en los barrios vulnerables.

EN SU CUARTO. Graciela tiene 16 años; abandonó la escuela a los 13. la gaceta / foto de analia jaramillo EN SU CUARTO. Graciela tiene 16 años; abandonó la escuela a los 13. la gaceta / foto de analia jaramillo
02 Septiembre 2019

Emilio Mustafá, psicólogo especialista en adicciones que trabajó en zonas vulnerables, sostiene que a nivel social la escuela sigue siendo un lugar encuentro contención y, a veces, de refugio para muchos chicos. En los sectores vulnerables funciona como una de las pocas instituciones a la que los chicos pueden recurrir. Sin embargo, cree que es necesario repensarla para contener mejor a los adolescentes.

“En los barrios donde nosotros trabajamos, la mayoría de los chicos terminan el primario pero dejan el secundario. Algunos por su adicción; otros porque ya no quieren ir más, prefieren estar en la calle…Y la realidad es que muchas veces los docentes no tienen herramientas para contener a un chico en situación de violencia. Vemos a veces docentes devastados y hasta con cierto temor”, precisó.

Las escuelas, según Mustafá, tienen esa complejidad, esa contradicción: por un lado se la valora positivamente, pero es un espacio al cual muchos chicos no quieren ir porque están desmotivados.

“La escuela tiene una significación muy importante en la historia de nuestro país. Estas instituciones son una caja de resonancia de lo que ocurre en la sociedad. Y hoy es la crisis: hay mucho escepticismo, sensación de que las cosas no pueden cambiar; los jóvenes sienten que no tienen futuro… Todo esto lleva a una mirada individualista que tiende a aislar y desmotiva. Muchos sienten que no vale la pena estudiar porque de igual forma no conseguirán trabajo”, evalúa.

Según el experto, hay que seguir buscando la forma de reforzar las escuelas, repensar su rol en situaciones de crisis. “La desmotivación también se ve en la clase media, donde también hay deserción y terminan el secundario en acelerados. Se tiende a demonizar a los jóvenes, a pensar que nada les interesa. Se callan y ocultan las cosas que les pasan. Hay que escucharlos más, tratar de entenderlos. Decirles que sí les sirve la escuela para un proyecto de vida”, resalta.

Además, sostiene que en los barrios vulnerables es donde más les cuesta a los chicos reinsertarse en la escuela. Esto ocurre especialmente entre los que se recuperaron de una adicción porque no hay dispositivos especiales para ellos. Entonces, vuelven a clases y al poco tiempo abandonan porque se sienten excluidos. “Son chicos ansiosos, muchos con daños neurológicos que deben adaptarse a modelos pedagógicos que no los contienen. Debería diseñarse un modelo especial para ellos, con otros tiempos y herramientas”, concluyó.

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