Hace días un vecino había impedido que se quemaran los ranchos

Los detenidos por el ataque se negaron a declarar en la Justicia.

GRAVE DAÑO. El incendio del martes a la madrugada generó daños en por lo menos 100 puestos de la feria. Foto gentileza municipalidad de simoca GRAVE DAÑO. El incendio del martes a la madrugada generó daños en por lo menos 100 puestos de la feria. Foto gentileza municipalidad de simoca

Los dos jóvenes acusados de haber iniciado el incendio de 100 ranchos de la Feria de Simoca seguirán detenidos, por decisión del juez Mario Velázquez. La medida fue requerida por la fiscal de Instrucción III María Eugenia Posse, a partir de algunos elementos incriminatorios que reunió la Policía al investigar el hecho. Ahora buscarán determinar qué motivó el ataque.

Agustín “El Peludo” Mendoza, de 22 años, y José “Pepe” Cancino, de 21, ambos del barrio 9 de Julio de esa ciudad, fueron aprehendidos luego de que testigos aseguraran haberlos visto en zona del predio ferial en la madrugada del martes, cuando se desató el incendio.

Al parecer los jóvenes permanecían ahí consumiendo bebidas alcohólicas. Los uniformados, al aprehender primero a Mendoza, le incautaron una campera negra que despedía un fuerte olor a humo. Los dos imputados por daños fueron presentados ayer a la mañana ante la fiscal Posse, pero se abstuvieron de declarar.

Aunque hasta ahora las pruebas reunidas contra ellos no son firmes, la detención se cristaliza ante las sospechas existentes. En principio todo indicaría que el incendio, además de ser intencional, fue premeditado. Y esa hipótesis surgió después de que los Bomberos de la Policía, durante la inspección ocular que realizaron en el lugar del siniestro, descubrieron en uno de los hornos de los quinchos elementos que tendrían sustancias combustibles en dos recipientes, y trozos de tela que podrían haber sido usados para dar inicio al incendio.

“Estos elementos servirían para demostrar que el episodio no fue obra de una improvisación de personas en un estado de inconsciencia o de exaltación transitoria por el consumo excesivo de alcohol. Está claro que el atentado fue preparado,” dijeron allegados a la investigación. No obstante, una fuente judicial dice que lo que había en el interior del horno bien pudo ser del feriante. “Para encenderlo y cocinar las empanadas utilizan leña y fuego”, describió.

Se espera que las pericias arrojen pistas que puedan brindar firmeza a la acusación contra los detenidos u orienten hacia otros posibles autores del hecho.

El intendente de Simoca, Marcelo Herrera desde un principio dijo no descartar el móvil político ni ningún otro en torno al ataque contra los ranchos de la feria.

“Hay dos personas que están detenidas y sobre las cuales hay sobradas sospechas de que serían los autores del incendio. Sin embargo hay que esperar el avance de las investigaciones para tener bien en claro qué trasfondo tuvo este acto de vandalismo” declaró a LA GACETA.

El incendio en la feria de Simoca, la más tradicional del interior tucumano y que reúne todos los sábados a miles de visitantes, se produjo alrededor de las cinco. Fue en el día en que en la comunidad se celebraba la festividad de la Virgen de La Merced, patrona del lugar.

“Me despertó un fuerte olor a humo seguido por reventones que asustaban. Cuando salí a ver lo que sucedía, un incendio descomunal envolvía a los ranchos de la feria. La gente desesperada intentaba apagarlo. Pero era imposible. Ardían sin control”, contó Ramón Visuara, quien vive al frente del predio ferial.

Según el hombre, hace pocos días ya se había intentado generar un incendio en ese lugar, pero fracasó ante la intervención oportuna de un vecino que logró sofocar la combustión. “Son changadas entregadas a la droga y el alcohol. No les importa nada. No tienen ni idea del daño que causan a los laburantes”, se despachó Visuara. No obstante, tras ese hecho, no se incrementó la custodia en la feria. Sólo un patrullero pasa de vez en cuando. De noche no hay guardia.

El de este martes fue el sexto incendio de ranchos que se provoca en la feria. El primero fue en el 2000, cuando terminaron reducidos a cenizas siete ranchos, mientras que el último se había producido el año pasado. Entonces se incendiaron cuatro construcciones. Las pérdidas en el siniestro de ayer, el peor de su historia, están siendo evaluadas. En principio superarían los $10 millones. Los ranchos, construidos con techos de paja y postes de quebracho, tenían instalaciones sanitarias, eléctricas, hornos, heladeras y freezers.

Todos habían sido habilitados por la Municipalidad hace tres meses. Incluso algunos no habían sido terminados totalmente. El techado de la vereda del lado este también estaba aún inconcluso. Ahora todo quedó reducido a escombros.

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