Hasta los vendedores de pirotecnia creen que hay que reducir el estruendo

Yerba Buena y San Miguel de Tucumán buscan prohibir los cohetes ruidosos. Un legislador cree que hay que regular la situación.

FESTEJO. Fuegos artificiales estallan sobre la Casa de Gobierno e iluminan el cielo de la ciudad.  FESTEJO. Fuegos artificiales estallan sobre la Casa de Gobierno e iluminan el cielo de la ciudad.

“Más luces, menos ruidos”. A la hora de hablar de los fuegos artificiales, ese es el eslogan que repiten todas las personas que entienden en el tema. Mientras los vecinos de Yerba Buena esperan que su Concejo Deliberante trate un proyecto de ordenanza que busca prohibir la cohetería de tipo explosiva, los inspectores de la Dirección de Defensa Civil de la capital y el Registro Provincial de Armas (Repar) se preparan para decomisar la mercadería cuya venta esté al margen de la ordenanza sobre artificios pirotécnicos. Entretanto, los padres de los chicos con autismo y los médicos veterinarios llaman la atención sobre cómo los grupos vulnerables padecen el ruido de las bombas de estruendo. Y hasta la Cámara Argentina de Empresarios de Fuegos Artificiales (Caefa) trabaja para fomentar el uso de fuegos artificiales insonoros.

Segundo intento

Desde el 11 de abril, en San Miguel de Tucumán existe una ordenanza que regula la venta de los artículos de pirotecnia en general y prohíbe la de morteros de estruendo. Esta norma hoy vigente no es, sin embargo, la primera que intenta abordar el tema. El concejal radical Agustín Romano Norri, autor del proyecto, recordó que hace un año el Concejo había aprobado la ordenanza de ciudad libre de pirotecnia. “Después el intendente (Germán Alfaro) la vetó por un planteo de inconstitucionalidad de la Caefa: un municipio no puede prohibir algo que es legal a nivel nacional -documentó Romano Norri-. Así que tuvimos que adaptarnos a la legislación del Congreso y elaboramos este nuevo proyecto bajo la consigna ‘Más luces, menos ruidos’”.

Por su parte, Ramón Do Campo, dueño de la firma importadora Fuegolandia, defendió su actividad. “La pirotecnia está autorizada por una ley nacional que permite venderla, transportarla y usarla en todo el territorio. Es una tradición acá en la Argentina: 30 millones de personas disfrutan de los fuegos artificiales durante media hora el día 25 de diciembre de cada año y media hora el día 1 de enero de cada año. Entonces el tiempo que dura es muy corto, mientras que hay otros ruidos que afectan a la población diariamente: los del tránsito, por ejemplo, que están en el orden de los 95 decibeles”, aseveró Do Campo. Según la Organización Mundial de la Salud, la presión sonora a la que se somete un adulto no debería superar los 140 decibeles. La potencia de sonido que producen los fuegos artificiales alcanza hasta 175, de acuerdo con la organización Hear-it.

En cualquier caso, Do Campo contó que la Caefa trabaja junto a varias fundaciones dedicadas al tratamiento del autismo, como la catamarqueña Utopías o la salteña Kalen. “Llevamos adelante en todo el país la campaña ‘Más luces, menos ruidos’ desde 2017. Hoy en día hay fuegos artificiales que no tienen ruidos y nosotros buscamos que sean los más vendidos”, transmitió.

Por una ley provincial

El legislador de Vamos Tucumán José Ascárate trabaja en la regulación de la venta de pirotecnia en toda la provincia. Padre de José Ignacio, un autista de alto funcionamiento, Ascárate tiene un motivo especial para promover un proyecto sobre este tema: “he vivido lo que vivimos todos los papás que han tenido niños autistas: José Ignacio se golpeaba contra la pared cuando empezaban los ruidos. No puede ser que venga un vecino cualquiera y te haga un bombardeo en el fondo de la casa al punto de que ni los neuronormales logremos soportar el ruido. No estoy apuntando a una prohibición lisa y llana sino a una regulación”.

Mónica Rodríguez, mamá de Juan, de 12 años, que tiene autismo severo, comunicó que las madres de la Fundación AzulCea ya han hecho un petitorio para que una ley prohíba en toda la provincia vender pirotecnia. “Mientras tanto las criaturas se desbordan tanto y las mamás tienen que pasar las fiestas encerradas -lamentó-. Esas noches son una tortura: sé de papás que suben a San Javier y pasan encerrados en el auto para que el chico no perciba los ruidos. Es muy triste que una familia tenga que llegar a eso”.

Perritos bajo la cama

Pero la cohetería estruendosa no solo afecta a los niños con autismo, sino que también hace sufrir a los amigos de cuatro patas. Patricia El-Kadi, médica veterinaria, explicó que la sensación de sus pacientes se asemeja a la que un humano sentiría si estuvieran bombardeando una ciudad. “¿Cómo las personas no pueden entender lo mal que ellos lo pasan? Uno termina pasando Navidad y Año Nuevo dentro de la habitación con el perro. ¿Por qué? Si todos tenemos el mismo derecho a compartir”, protestó.

Pirotecnia cero: el Concejo monterizo prohibió la venta de pirotecnia por unanimidad

A partir del 1 de enero comenzará a regir en Monteros una ordenanza de pirotecnia cero. Según informó el medio web Monterizos, anteayer el Concejo Deliberante de esa ciudad aprobó un proyecto de los concejales Fabián Giménez y Enrique Castaño con el voto afirmativo de todos sus pares. Sin embargo, la nueva norma es un logro de la sociedad civil. Según le explicó Giménez a Monterizos, la ordenanza surgió por la iniciativa de agrupaciones que se ocupan del cuidado de niños con autismo, animales y adultos mayores.

Comentarios