¿Cuáles son los documentales de los Oscar?

Son cinco los que esperan la estatuilla, entre ellos uno latinoamericano

La cueva, el desgarrador retrato de la guerra de Siria. Foto National Geographic "La cueva", el desgarrador retrato de la guerra de Siria. Foto National Geographic

La alfombra roja, teñida de glamour, suele ser también un espacio de denuncia para los realizadores audiovisuales. Muchos aprovechan que los ojos de todo el mundo están apuntando a la premiación más importante de la industria cinematográfica. Y esta vez no habrá una excepción. En la carrera por los Oscar 2020 son cinco los documentales que compiten por la estatuilla y cada uno explora y denuncia aspectos de la realidad. En esta oportunidad, cuatro mujeres ponen el ojo en la dirección en la terna que las tiene de protagonistas. La guerra, el capitalismo y las crisis políticas son las temáticas elegidas.

Acá, la lista completa:


American Factory

El documental describe las tensiones entre China y EEUU en una fábrica de capitales asiáticos en Ohio. Julia Reichert y Steven Bognar filmaron hace una década un corto documental también nominado al Oscar: “El último coche: Adiós a General Motors”, es la precuela de American Factory. Allí retrataron el declive de esta fábrica que dejó a tres mil personas sin trabajo. Ese mismo lugar en Maraine, Ohio, fue reacondicionado por capitales chinos y se convirtió en una fábrica de cristales para autos. Muchos de los despedidos por General Motors fueron recontratados pero en condiciones laborales flexibles y terriblemente exigentes. Los dueños, además, contrataron a empleados chinos habituados a esas condiciones laborales. La fábrica da pérdidas millonarias, aumentan los accidentes laborales y las tensiones entre chinos y norteamericanos. El conflicto estalla cuando los trabajadores deciden sindicalizarse. El documental en definitiva desnuda la crueldad, los abusos y la miserias del capitalismo salvaje.

Con más de mil horas de rodaje, este film se llevó el premio a Mejor Director en el festival de Sundance. Además, Michelle y Barak Obama son coproductores del film. Con su compañía audiovisual Higher Ground el ex matrimonio presidencial se propuso trabajos que tuvieran un trasfondo étnico, social o de ausencia de valores democráticos justamente para fomentar esos valores. Sin dudas la política mete la cola en este film, pero vale la pena darle una oportunidad y aprovechar que está disponible en la plataforma de Netflix.  


La cueva

Aunque la dirección corre a cargo de un varón, este film retrata a una mujer. Se trata de Amani Ballor, una doctora a cargo del hospital-cueva de Guta, un pueblito azotado por la guerra en Siria. En estos túneles no hay espacio y cuesta respirar por el polvo del exterior. Los medicamentos y los doctores también son escasos. De hecho, en una escena vemos cómo para aliviar el dolor utilizan la música clásica, único paliativo en medio del horror. El documental La Cueva explora el caótico día a día de los doctores, los enfermeros y los pacientes que coinciden en esa gigantesca cueva posapocalíptica. El retrato, en el lugar más crudo posible, explora también el machismo de una sociedad patriarcal que discrimina a Amani por ser mujer.

Feras Fayyad, el director sirio, ya había sido nominado por su film “El último hombre en Aleppo”. Aquí vuelve a indagar la crudeza de la guerra, desde el dolor y el sufrimiento que le ponen rostro y nombre al horror. Una historia que debe ser contada para exigir justicia por aquellos que ya no pueden pedirla.


Al filo de la democracia

Otra de las películas producidas por Netflix que lograron meterse en los Oscar es la brasilera “Al filo de la democracia”. El documental de dos horas es una mirada en primera persona de la cineasta que se sumerge en la crisis política que atravesó a Brasil. Primero da cuenta de la etapa gloriosa, cuando el ex obrero y líder sindical Lula da Silva fue elegido presidente y logró que 20 millones de brasileños dejaran de ser pobres. Petra Costa, la directora de 36 años, viene de una familia de militantes de izquierda y no busca mirar objetivamente los hechos pero no por eso deja de ser crítica. Su voz, omnipresente en el film, muestra también la cadena de sucesos que conmocionaron al país en los últimos años: la campaña contra el Partido de los Trabajadores (PT), la operación Lava Jato, el proceso judicial contra Lula, el juicio político contra Dilma Finalmente el ascenso de Jair Bolsonaro, representante de la derecha popular (abiertamente a favor de la dictadura) y actual presidente del país. ¿Qué sucedió? ¿Cómo nadie advirtió lo que se venía?

La película merece sin dudas nuestra atención, especialmente por la cercanía con los hechos que nos tocan de cerca como latinoamericanos. Los argumentos con los que reflexiona el film que deberían ser estudiados por cualquier interesado en el destino de la democracia, en Brasil o en cualquier otro lugar. Para aprovechar en Netflix.


Para Sama

Otra vez Siria, esta vez Alepo. El documental se centra en la vida de Waad durante los años que pasó estudiando en esa ciudad y empezó a militar contra el régimen de Assad. La codirectora es la narradora y también protagonista de la historia y durante ese período grabó la destrucción de la ciudad. En esta película la acompañamos en su viaje personal, la vemos casarse y tener una hija, Sama. A ella le dirige la carta tratando de explicarle por qué decidió unirse a la revolución y quedarse en Aleppo pese al peligro. Allí, Hamza, su esposo y padre de su hija, trabaja como médico en un hospital de campaña. La película está llena de imágenes impactantes, algunas terribles, como los cuerpos inertes en los ríos; hecho que fue controvertido entre la crítica. El film tampoco intenta profundizar sobre el contexto macropolítico de la guerra y por momentos parece ser sólo una denuncia, a veces demasiado estetizada y de golpe bajo, de la guerra. Así y todo fue la ganadora del Festival de Cannes a mejor documental. Un retrato crudo codirigido por el británico Edward Watts que sin dudas no hay que dejar de ver.


Honeyland

Lejos de la guerra y el ruido de la ciudad, Hatidze, una mujer de 55 años, recolecta miel en una colina escarpada en las profundidades de Macedonia del norte. Extrae del panal sin guantes ni redes mientras canta una canción para tranquilizar a las abejas. Las imágenes (ya en el trailer nada más) son espectaculares. Los directores macedonios Tamara Kotevska y Ljubomir Stefanov pasaron tres años observando a Hatidze y su familia y llevar a la pantalla una historia capaz de meterse en la intimidad humana. Hatidze parece llevar una vida modesta pero feliz. Pero las cosas cambian cuando una familia nómada se establece cerca de su casa. El patriarca, Hussein, junto con su esposa y sus siete hijos llega en un camión con remolque y se instala con sus vacas. El conflicto estalla cuando Hussein se interesa por la producción apícola, y nos damos cuenta de que no respetará la norma de “coger la mitad y dejar la mitad”. Obsesionado con obtener beneficios a cualquier precio y sin conocimientos sobre el cuidado de estos animales, destruye el equilibrio ecológico y daña a sus abejas y a las de Hatidze. Esta sencilla historia refleja uno de los conflictos más graves que atraviesa el mundo: la destrucción del medioambiente. El choque entre las formas tradicionales y beneficiosas para el ecosistema con los modos de producción salvajes capitalistas. Todo desde una observación pura, sin voces en off o entrevistas. De un preciosismo cinematográfico.


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