En busca de un cambio cultural sobre el alcohol

La incidencia del alcohol en la vida cotidiana es elevada y no se advierte por ser una sustancia de consumo culturalmente aceptada, de modo que el problema es advertido sólo en situaciones de emergencia o críticas, como es el caso de la tragedia de Villa Gesell. Pero ello se puede ver también en los accidentes de tránsitro, ya que el 20% de los siniestros viales se pueden vincular con la ingesta de alcohol, de acuerdo con estudios recientes. El 15,2% de las personas declaró haber conducido un auto, moto o bicicleta habiendo bebido alcohol en los últimos 30 días, según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo en 2019, lo cual representó un aumento significativo respecto de la edición anterior de la medición. En el hospital Padilla, el alcohol es responsable del 27% de las intoxicaciones diagnosticadas.

Es decir que en muchas situaciones que sorprenden por su violencia o por el daño causado en la emergencias como las de los accidentes está con frecuencia la huella escondida del alcohol. Es lo que pareció trascender, por ejemplo en dos de los percances viales ocurridos el domingo pasado en nuestra provincia. En uno de los casos -el choque de camionetas en el camino a San Javier- el video de un aficionado muestra botellas y latas de cerveza en el piso de uno de los vehículos. No trascendió si los conductores estaban alcoholizados, pero estos hechos dan una pauta de la situación, cuya gravedad con frecuencia no es advertida por la sociedad. Es que, al decir de la responsable de Epidemiología del Hospital Padilla, “el consumo de alcohol está invisibilizado, porque para todos es natural. Y digo para todos porque es desde los padres, los chicos, los comerciantes que les venden bebidas a menores e incluso los profesionales de la salud mental: muchas veces nos olvidamos de preguntar si consumen alcohol, que es una de las sustancias más adictivas”. Se advierte que los factores que potencialmente pueden explicar el empeoramiento del indicador de riesgo son el aumento de consumo de alcohol, reportado también por la Encuesta de Consumo de Sustancias Psicoactivas de Sedronar, y la baja percepción de riesgo acerca del consumo de alcohol al conducir que tienen los jóvenes, según reporta el Observatorio de Seguridad Vial. Precisamente tanto la medición de factores de riesgo como la de sustancias psicoactivas advierten del contraste entre de la efectividad en las campañas para la reducción de consumo de tabaco y las de consumo de alcohol. La ley 24.788 (de lucha contra el alcoholismo) ha sido insuficiente, como lo son las medidas aisladas que aparecen por doquier -como la prohibición de consumo en la vía pública, en Villa Gesell, o la de los festejos con alcohol en el tercer tiempo, por parte de un club de rugby, así como los controles esporádicos de alcoholemia que siguen dando resultados en cuanto a multas pero no en lo que hace a la reducción del problema.

Urge un debate en la sociedad acerca de los peligros de esta ingesta sin moderación de la búsqueda de caminos conducentes. “Los chicos tienen en la cabeza que el consumo de alcohol está bien: las previas se han arraigado en sus costumbres y son aceptadas por sus padres, y las campañas que ha habido no han sido exitosas porque no buscaban cambiar la conducta -señala el director del Programa Universitario para el Estudio de las Adicciones-. Debería haber una ley integral, pero sobre todo debería haber campañas que comuniquen los riesgos y disminuyan el atractivo”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios