Cúneo Libarona: “creo en la inocencia de José Alperovich”

El abogado del ex gobernador visitó Tucumán para presentar un escrito y manifestó que la causa por supuesto abuso sexual fue armada con saña.

ABOGADO. Mariano Cúneo Libarona, defensor del senador José Alperovich, en un hotel frente al parque 9 de Julio, durante la entrevista con LA GACETA. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll ABOGADO. Mariano Cúneo Libarona, defensor del senador José Alperovich, en un hotel frente al parque 9 de Julio, durante la entrevista con LA GACETA. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll

“Yo soy abogado; no soy mago, aunque a veces hago magia, pero creo en la inocencia de José Alperovich. Creo que hay un armado y una saña fuera de lo común, y confío en que las pruebas van a demostrar la inocencia de él”.

Las declaraciones pertenecen a Mariano Cúneo Libarona, el letrado que lidera la defensa del senador denunciado -en Buenos Aires y en Tucumán- por una sobrina segunda por supuestos abusos sexuales. El representante legal del ex gobernador por tres períodos estuvo el viernes en la provincia para presentar un escrito ante el juez de feria Alejandro Tomas, con pruebas documentales (chats de Whatsapp y fotografías de redes sociales) y ofrecimiento de testigos que -según afirmó- exoneran a Alperovich de la acusación. Además, informó que radicó una denuncia para asentar que todo se trata de “un plan orquestado” en su contra por “gente importante vinculada a Tucumán”.

Acompañado por Augusto Garrido y Ariel Sosa, letrados que completan la defensa del acusado, Cúneo Libarona dialogó con LA GACETA y afirmó que vio a su representado “entero, dispuesto a enfrentar este trago”, contenido por la familia. Aseguró que encontraron más de 15 circunstancias incoherentes en las denuncias de la joven.

Si la ponías en una rueda de reconocimiento, hubiese dicho: ¿cuál es? (...) No es como la quieren pintar, como ‘la sobrina’

-¿Cuál es el fin de ese plan al que hace referencia?

-El fin está dividido en dos partes: por un lado, resentimiento político de años y odio de un grupo de personas. Y hoy, que él ya está fuera de política, es dañarlo y exterminarlo con problemas públicos; eso es: es daño, destrucción y odio, no es Justicia.

-De un grupo de personas, dijo recién. ¿Qué grupo de personas?

-Yo lo informé al Tribunal hoy (por el viernes), por escrito, con firma. Hay un juez interino que se lo va a dar al juez titular (Facundo Maggio, magistrado de Instrucción en lo Penal N°2 de San Miguel de Tucumán), que viene el lunes. Nosotros vinimos en un día desafortunado. No tuve en claro que hoy era el último día de la feria. Entonces me parece que primero tome conocimiento el juez de la causa más que estar dando nombres o demás.

-¿Pero de qué sector son o cómo se los podría identificar? ¿Es del sector político?

-Esto va a salir a la luz la semana que viene. Es gente de alguna manera importante vinculada acá a Tucumán.

-Pero de la política, empresarios...

-De todo un poco… Todo Tucumán sabe cómo es la verdad de esto. Una cosa importante es la diferencia (de Tucumán) con Buenos Aires. Buenos Aires no sabe nada, leen de los diarios. Si preguntás a la gente quién es Alperovich y no sabe. Que fue gobernador de Tucumán 12 años, que fue ministro, no sabe, que fue senador... En cambio en Tucumán conocen a todos: conocen a la denunciante, conocen la relación que tenían. Hay más de 100 personas que estuvieron en contacto con ellos durante el lapso que duró el trabajo en común y conocen perfectamente todo. Tucumán sabe perfecto que acá no hay ningún delito, que esto está armado. Lo sabe todo Tucumán; (...) el delito no existió.

-¿Están las pruebas suficientes entonces para demostrar eso?

-Y... Tenemos... Yo entiendo que este tipo de delitos requiere prueba, como todo delito. Un proceso penal es la reconstrucción de un hecho del pasado sustentado en una prueba, no hay otra vuelta. Y yo creo que la prueba es la que gana un juicio. No ganan los acusadores ni la defensa, gana el peso de la prueba, la interpretación, la crítica, la lógica, la experiencia y el sentido común, que influyen sobre el juez despojado de toda arbitrariedad. Creo que tiene que ganar la prueba, que es lo que estamos pidiendo, que se hagan pruebas. ¿Por qué (estamos en) Tucumán? Porque después de un fallo de la Cámara (de Apelaciones en lo Penal de Instrucción) un juez (Enrique Pedicone) dice: ‘investiguen Tucumán’. Bueno, nosotros decimos: ‘empecemos a investigar, muchachos, al margen de la Corte (Suprema), que vaya a saber uno cuánto demora’.

-¿Están confiados en las pruebas que tienen?

-Yo creo que las pruebas tienen que hacerse y tienen que dar bien, sí.

-En una nota anterior a este diario dijo que en la inspección ocular la denunciante se contradijo.

-El tema es así: nosotros pedimos como prueba en Buenos Aires, la más importante que había que hacer: las cámaras. De las cámaras va a salir la verdad, la actitud de la chica: si la chica estaba de alguna manera afectada, o por el contrario, si estaba normal, estaba contenta y demás. Hay cámaras en el edificio, en las adyacencias y en Puerto Madero. En ese marco también ofrecimos y pedimos al juez ver el departamento y hacer una reconstrucción de todo lo que sucedió. En ese marco hubo cuestiones que alarmaron. Por un lado, su contradicción en cuanto al tiempo, que no cerraba el que ella decía en la denuncia con el que refirió en la segunda audiencia. En el tiempo de lo que fue sucediendo en el departamento. Segundo episodio, su contradicción en cuanto al ámbito físico. Es decir, el sofá estaba acá, no allá... Y la más categórica de todas: ella dice que la (primera) agresión sexual fue entre la tarde y la noche (del 14 de diciembre de 2017). Nosotros hemos aportado mensajes de ella (chats con otro asesor del senador) a partir de las 20 horas donde alude, hasta las 22.30, a “cómo pongo Netflix”, “cómo pongo Internet”, “quiero ver televisión y no puedo”. Durante dos horas y media, que es teóricamente cuando se dio el suceso. Y a la mañana un mensaje, a las 8, diciendo “logré entrar a Netflix”. Entonces, ¿cómo es? ¿Estaba en esos momentos siendo víctima de un ataque o estaba interesada en Netflix? No cierra. Y después hay cosas que atentan contra la lógica y el sentido común, que es el criterio valorativo de la prueba: si ella fue víctima en ese lugar, ¿por qué dos semanas después tomó un avión de línea cuando el senador y el equipo de trabajo estaban en Buenos Aires y vuelve a dormir al mismo lugar, a estar con la misma “bestia acosadora”?. Es decir: lo lógico es que la persona hubiese gritado, resistido, contado, denunciando y alejado. Siguió trabajando y dos semanas después volvió al mismo lugar.

-Y en las cámaras entonces...

-Ah, no sé. Ojalá aparezca algo.

-¿No saben entonces con qué se pueden encontrar?

-No. El juez se llevó las cámaras de adentro, de afuera, y un montón de cámaras de Puerto Madero, que son donde ojalá pueda estar reconstruido. Yo tengo fe que sí.

-¿Considera que la denunciante es parte de ese plan que dice usted?

- Yo creo que es una chica que está siendo instrumentalizada por inescrupulosos personajes con afanes personales en menosprecio de ella misma.

-¿Siendo pariente del senador?

-No es pariente.

-Es sobrina segunda.

-No la conocía siquiera cuando se acercó a la campaña. Si se la ponías en una rueda de reconocimiento hubiese dicho “¿cuál es?”. ¡No tenían ni trato! No tenía ni trato con el padre. No es como la quieren pintar, como “la sobrina”. No la ubicaba. Esta chica trabajaba en la planta estable del Ministerio de Gobierno: sueldo regio, jubilación y estabilidad. En el medio del “calvario”, renunció para ir a trabajar a la campaña. ¿Vos creés que si está siendo víctima de esta situación y está tan a disgusto va a renunciar a semejante trabajo para ir a trabajar gratis a una campaña? Dijo también que la obligaron a renunciar. Hay mensajes y (fotos de) festejo, con cuatro personas tomando alcohol porque renunció y va a trabajar para la campaña. ¿Esa una persona a la que la obligaron a renunciar? ¿Me explico cómo no cierra?

-Ustedes promueven que la investigación se realice en Tucumán.

-Creo que es así, yo respeto la ley. La Corte dice que en hechos de esta naturaleza, que son muchísimos, rige un principio de economía procesal y buena administración de justicia. Nosotros hemos presentado una lista de enorme cantidad de testigos, todos con domicilio en Tucumán. La supuesta víctima vive en Tucumán, el imputado vive en Tucumán, la prueba es toda acá en Tucumán. Entonces, ¿qué van a hacer? ¿Van a viajar todos para ir a declarar a Buenos Aires? La más importante de todas: la verdad se sabe en Tucumán, porque acá reconstruyen, tienen otros estándares, otro olfato, saben quién es quién, entonces ¿qué va a saber el juez porteño que vive otra realidad, que está en otra cosa? Acá es donde tiene que cocinarse.

-Pero, habiendo sido él gobernador por tres períodos, muchos de los jueces que están ahora en la Justicia fueron designados durante su mandato... ¿Eso no generaría suspicacias?

-Eso no incide en las reglas de la competencia, no está en los libros ni en los códigos. El juez que conversamos hoy me dijo: “a mí y a otra tanda de jueces nos nombró el senador. Ganamos con antecedentes y exámenes; nunca lo vimos, no lo conozco y nunca hablé con él”. Te voy a dar otra suspicacia distinta: el senador ya no tiene poder, lo tienen otros. Y si los otros tienen poder, ¿no puede usarse ese poder para perjudicarlo? ¿No es más riesgoso? Si el senador no tiene ningún cargo oficial (en la provincia), no tiene ningún poder. Salió cuarto en la elección. Entonces, todo lo contrario. Si lo quieren destruir y los enemigos están acá, es mucho más difícil. Es mucho más fácil que te fallen a favor los jueces de Buenos Aires que los de Tucumán.

-La consulta es porque si bien es cierto que Alperovich no está en esa situación de poder en la que estaba antes, hay funcionarios de la Justicia que mantienen un relación de amistad con él. Por eso hago referencia a las suspicacias en la opinión pública.

-No... El juez que estuvo hoy, que me causó una impresión fantástica, lo nombró Alperovich, y no sabe quién es, nunca le pidió nada ni nada por el estilo. Aparte acá no ganan los jueces, acá ganan las pruebas; gana la ley. Acá va a ganar la prueba.

-Hay una frase que repite siempre el senador y es que él está a disposición de la Justicia. Sin embargo, no se muestra.

-Ese fue consejo mío, yo no lo quiero exponer. Pobre hombre, está pasando una situación que no es grata. Yo le pedí bajo perfil y que no hable, que creo que es lo que corresponde. Estoy a disposición de la Justicia no es ir y participar en las audiencias. Es: “si me citan, acá estoy colaborando”. Eso es: “estoy a disposición”; no es; “yo voy a los actos”. Para eso estamos nosotros.

-¿Usted tiene trato con el juez Facundo Maggio?

-Lo conocí hace como tres años. Si me lo ponés al frente tendría que hacer memoria para saber cuál es. No me acuerdo. No sé si es de Buenos Aires o de Tucumán. No sé donde queda el juzgado. No tengo ni idea.

-¿Algo más que quiera agregar?

-Sí. No condenemos ni prejuzguemos sin conocer los asuntos y mientras haya un proceso que va a determinar (qué pasó). Yo noto un clamor social, un clamor de desinformados, de gente que no conoce y de una condena absolutamente injusta, prejuzgando cuando la realidad va a verse. Creo que tenemos que ser más objetivos, creer más en nuestras instituciones, que son las que realmente van a arrojar luz sobre esto.

-En el caso de que el senador sea considerado inocente por la Justicia, ¿considera que va a poder recuperar su imagen?

-El daño es irrecuperable. Alperovich está entero, tiene un núcleo familiar que lo contiene y tiene un apoyo fuerte. Pero volver al statu quo previo es dificilísimo.

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