Si se usa el sentido común, nada podrá quitarle la ilusión a San Martín

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Sentido común pidió el presidente de Lanús, Nicolás Russo, al justificar las razones por las que no debería haber descensos esta temporada. Sentido común es lo que deberán tener todos los dirigentes argentinos cuando se sienten a definir el futuro de las competencias que organiza la AFA. Si deciden dar por finalizada la temporada que se había programado para este año, lo lógico es tomar una decisión global que abarque toda la estructura competitiva. Eso incluye, lógicamente, la Primera Nacional. Y aunque lo ideal siempre es definir las competencias dentro de un campo de juego, cuando aparece situaciones extremas como las generadas por el coronavirus, hay que apelar a lo que se tiene a mano y tratar de actuar, como dice Russo, con sentido común.

Los plazos de espera se extienden y ya nadie se imagina el regreso de las competencias futbolísticas en Argentina antes de junio. Los más optimistas apuntan a septiembre u octubre. Los que no son tan optimistas piensan en el próximo año. Con ese panorama: ¿alguien puede pensar en organizar algún tipo de competencia para definir los ascensos? Sería ilógico y atentaría justamente contra lo que reclama el presidente “granate”. No estarían actuando con sentido común. “Muchos equipos tendrán que desarmar sus planteles y jugarán en desigualdad de condiciones”, explicó. ¿En la Primera Nacional no sucederá lo mismo?

Después de junio el panorama será completamente diferente a lo que estaba vigente al momento de la suspensión. ¿Qué club renovará los contratos que se vencen a mitad de año si no se sabe cuándo se volverá a jugar? Pensar en jugar es perjudicar a los mejores. San Martín y Atlanta lideraron sus respectivas zonas y acumularon sobrados méritos deportivos para aspirar al ascenso. De la misma forma se beneficiaría a los que equivocaron la estrategia y se quedaron fuera de la discusión. El principal ejemplo es Tigre, que tiene un fuerte respaldo político y esa es una carta valiosa a su favor. Los tucumanos, en cambio, saben que están solos. Se sienten como un boxeador que se sube al ring para enfrentar al mismo tiempo a tres pesos pesados. La pelea es desigual.

Los políticos son hábiles para tejer alianzas que les permitan sacar dividendos. A San Martín sólo le queda esperar que los dirigentes actúen con sentido común cuando llegue el momento de decidir el futuro de los torneos. En la cancha demostró que fue el mejor. Eso nadie puede discutirlo.

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