Qué implica fantasear con los sonidos del sexo

Los audios XXX proponen un nuevo formato de erotismo. Sin imágenes, revolucionan la industria pornográfica.

DE ALTA SENSIBILIDAD. Los audios eróticos ponen el foco en los sentidos y en la imaginación. DE ALTA SENSIBILIDAD. Los audios eróticos ponen el foco en los sentidos y en la imaginación.

La escena empieza con el cierre de un pantalón que se baja entre manos impacientes. Cada una bordea, tira o estira los retazos de tela que oprimen el pecho. Las ganas triunfan contra el letargo, y en susurros, varias onomatopeyas se ocultan tras unos labios hinchados. El empujón sutil de las caderas los lleva hasta la cama, que cruje y lucha con las sábanas y el resto de botones, deseos y zapatos.

La fricción de los cuerpos choca, roza; engulle la piel desnuda bajo un tacto frenético. Tan cercano que puede sentirse cómo las fosas nasales se llenan de aire caliente y un rastro de transpiración dibuja rutas inexploradas por la nuca… Sería tan maravilloso que te pasara a vos... Pero, si las chances no se dan, los audiopornos son capaces de suplir cualquier carencia.

En estos últimos años, el erotismo ha logrado penetrar en un formato de consumo que suma cientos de adeptos: los porncast. Sin imágenes ni videos de respaldo, se trata de la reproducción de relatos XXX que logran que alguien se excite usando solamente el oído. Algo así como la consumación del potencial erógeno que tiene escuchar al otro.

Las narraciones suelen ser protagonizadas por actores profesionales o locutores y el repertorio de categorías es extenso: “en la ducha”, “de vacaciones”, “fetiches”, “puro romance”, “regresar con el ex”. Además, hay grabaciones de encuentros reales (tan cercanas como escuchar a tu vecino), llamadas sucias por teléfono (dirty-talks) y una paleta de colores auditivos como chupeteos, aspiraciones, goteos de saliva y vibraciones.

Acá lo central es la fantasía, y puede que la culpa/causa del auge de estos podcast para adultos remita a los propios vicios de la pornografía. Una industria marcada por la reproducción de estereotipos de género y de relaciones de dominación que no logra satisfacer las necesidades ni los reclamos de las mujeres.

“Los videos de las grandes cadenas son puro contenido falocéntrico. Muestran la genitalidad y la penetración como objetivo y finalidad del sexo cuando -en realidad- tenemos un cuerpo cargado de zonas erógenas. Gracias al movimiento feminista, las mujeres empezaron a apropiarse de su cuerpo. Y ese empoderamiento hizo que se busquen alternativas diferentes para encauzar el placer, valiéndose de las emociones y de un mix de sentidos”, comenta la sexóloga María Victoria Puertas.

El oído puede ser endulzado, excitado y glorificado, pero su sensibilidad también conduce al rechazo. Basta pensar en la cantidad de amantes que sienten aprehensión por los gemidos sobreactuados y los gritos que parecen remasterizados de una película de terror.

“Poner el foco de juego en los sentidos, como sugieren los audios eróticos o la literatura, aumenta la riqueza del encuentro sexual y sirve como estimulante para redescubrir a la pareja. Hay relaciones de larga data que acuden al consultorio porque dejaron de seducirse y encontrarse en esas previas a través de las miradas, la música, los silencios y el olor corporal”, agrega la especialista.

Sólo escuchar

¿Tenés puestos los auriculares? Entonces sólo falta que entrés a alguna de las plataformas gratuitas o pagas de porno no visual. La web de mayor popularidad es Dipsea (disponible en Apple Store y Google Play), tiene más de 5.000 títulos y las historias aparecen tan detalladas que el calorcito empieza a aumentar luego del minuto.

La favorita de esta semana es “Baño de chocolate”. Sin conocidos en común, un turista europeo es flechado por la chef que lo atiende en un pequeño restaurante. De la mesa a la cama, los chamuyos con modulación gatuna y el ruido de los platos completan un panorama íntimo. Se escucha a la pareja comer, chocar las copas de vino tinto al brindar y confesarse algunas guarangadas. Ahí llega el postre, servido en la entrepierna con salsa para helado.

Otro de los gigantes del audioporno es Quinn, el sitio tiene tanto escritos como audios y las combinaciones amatorias van de cinco minutos a media hora dependiendo de nuestro apuro. Hay grabaciones tan breves como el ruido de unos tacos al pasar, gemidos encima del lavarropas o un saludo con acento español.

La apuesta se completa con páginas que brindan guías orientativas para la masturbación, la escucha de a dos y el sexo tántrico. Desde la app Ferly (descargable desde la App Store) o la startup francesa Voxxx.org, los apasionados son capaces de descubrir las caricias con audio 3D. Es ficción, meditación y emoción cruda; vos no digás nada, sólo escuchá.

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