Por Santiago Re y Gustavo Rodríguez 10 Mayo 2020
Avisaron con detalles dónde estaba el fugado, pero nunca fueron a buscarlo
“Llevamos una carta de él donde explicaba todo”, dijo el pastor que lo recibió. Pretendían que no volviera a la cárcel La Justicia ordenó al Servicio Penitenciaro que lo fueran a buscar, pero la Policía lo ubicó con datos propios.
DOBLE HOMICIDIO. Martín Nieva es llevado esposado durante el juicio en el que recibió una pena de 20 años.
“A mediados de abril fuimos al penal para llevar una nota en su nombre. Él la había escrito en un papel. Estaba dirigida a la jueza para que sepa de que él se había internado en nuestro hogar para recuperarse de los problemas de adicción”, señaló Alexis Soria, responsable del centro de recuperación de adictos donde estuvo más de 40 días el doble homicida que protagonizó una insólita fuga. “No queríamos tener problemas ni que a nuestra casa vengan a realizar un allanamiento. Él también pensó lo mismo y por eso hizo esa carta”, agregó. Sin saberlo, el pastor le tiró nafta a las llamas de la polémica que generó el caso.
Martín Nieva, penado a 20 a años por el crimen de su madre y de su hermano ocurrido en Tafí Viejo en 2002, el lunes 16 de marzo se escapó mientras realizaba tareas de mantenimiento en la vereda de la cárcel. Fue recapturado el martes al mediodía cuando realizaba tareas de limpieza con un grupo de jóvenes con los que estaba realizando el tratamiento. Su detención no fue publicitada como normalmente ocurre en este tipo de caso. Se dio a conocer al día siguiente.
Ese mismo día se confirmó que el juez de Ejecución y Sentencias Roberto Guyot, pese a haber estado al tanto de la fuga, no solicitó el pedido de captura. El trámite fue realizado más de dos semanas después por el camarista Fabián Fradejas que comenzó a subrogarlo luego de que la Corte Suprema de Justicia decidiera separarlo del cargo. Esta semana, el máximo tribunal de la provincia definirá el futuro del magistrado.
JUEZ. Roberto Guyot no solicitó la captura
Ahora quedó al descubierto que la persona que asistía a Nieva por sus problemas de adicción había informado con exactitud dónde se encontraba, pero también que durante más de dos semanas, nadie se dedicó a corroborar la información.
Fuentes judiciales confirmaron la existencia de la nota y que, a través de un nuevo oficio, se había ordenado al Servicio Penitenciaron que fueran a buscarlo y, que si era cierta la información, lo detuvieran y lo trajeran a la cárcel nuevamente. También rechazaron el pedido que había realizado el pastor para que Nieva continuara con el tratamiento fuera del penal.
“Él llegó por un problema de adicciones y vino con la intención de curarse. Debo decir que nunca nos mintió. Nos contó toda la verdad desde el principio. Nos dijo todo lo que había sucedido y las cosas que había hecho en el pasado por su problema con las drogas”, dijo Soria.
Muchas dudas
En la fuga de Nieva hay varios puntos que aún siguen sin esclarecerse. El más importante es quién lo autorizó para que realizara tareas fuera del penal y por qué se demoraron en, primero, solicitar su captura y, después, las razones por las que se demoraron a ir a buscarlo en el lugar donde el pastor había dicho que se encontraba.
PASTOR. Alexis Soria advirtió dónde estaba Nieva.
Fuentes policiales confiaron que ellos no recibieron información alguna sobre su paradero por parte del Servicio Penitenciario -que tenía el dato preciso- y que personal de la Brigada Este lo atrapó después de haber conseguido información propia que podría haber sido proporcionada por el personal del centro de rehabilitación.
La fuga generó muchas dudas entre los investigadores. “Es muy extraño que un preso al que sólo le quedan dos años para cumplir con su condena de 20 decida escaparse. También lo es que decida justo ahora hacer un tratamiento contra las adicciones”, indicó un veterano guardiacárcel. Nieva prácticamente no recibe visitas, pero escapó en un taxi que lo estaba esperando en la puerta del hospital Avellaneda, por lo que se sospecha que podría haber contado con algún tipo de colaboración.
Una persona que está 18 años privada de su libertad pierde la noción de todo. No conoce, por ejemplo, lo que es una tarjeta metropolitana. Tampoco sabe cuáles fueron los cambios en una ciudad que no paró de crecer. “Llegó solo, caminando. Se presentó y dijo que necesitaba ayuda por sus adicciones. Venía bien con su rehabilitación. En el tiempo que estuvo con nosotros no volvió a consumir más. Estaba muy bien encaminado”, agregó Soria.
El pastor destacó que en su centro de rehabilitación que funciona en el barrio Antena asiste a unos 100 chicos. “Alguien del penal nos mandó un mensaje para que lo fuéramos a buscar, pero no lo hicimos. Él directamente se presentó e insisto, venía muy bien porque estaba decidido a cambiar de vida”, concluyó.