Nuevos detalles de la trama oculta del brutal crimen del trabajador rural

El cuerpo de Luis Espinoza fue arrojado en Catamarca. La situación procesal de cuatro policías se complica con el correr de las horas. Los detalles más aberrantes.

Nuevos detalles de la trama oculta del brutal crimen del trabajador rural FOTO LA GACETA / Osvaldo Ripoll

Uno

La investigación recién comienza

El hallazgo del cuerpo del trabajador rural Luis Armando Espinoza en un precipicio en Catamarca no significa que la investigación haya culminado. “Se confirmó que era su cuerpo, era la teoría que estábamos manejando. Pero nuestro trabajo debe seguir ahora más fuerte que nunca”, explicó la fiscala Mónica García de Targa que lleva adelante la investigación. La causa aún tiene numerosos interrogantes sin responder. Y en varios de ellos aparece la actuación de los policías, pero no sólo de los que están detenidos. “Vamos a pedir que se profundice la pesquisa. La fiscalía viene desarrollando un gran trabajo, pero queda mucho. Estamos convencidos que hay más personas involucradas”, indicó Cintia Campos, la abogada que representa a la familia de la víctima.


Dos

Cómo se desencadenó el hecho

El caso tiene un polémico trasfondo: las carreras cuadreras ilegales que se realizan en el interior de la provincia. El comisario Sergio Bazán, al enterarse que se estaba organizando un encuentro clandestino, les habría advertido a los vecinos que lo suspendieran. El viernes 15 le ordenó al comisario Rubén Montenegro, jefe de la comisaría de Monteagudo, que fuera a controlar. Se habrían tratado de órdenes verbales y no existirían comunicaciones oficiales a la Justicia ni se organizó un operativo oficial.


Tres

La teoría del crimen

Montenegro convocó a nueve de los 13 efectivos que tenía designados en la fuerza. De civil (violando todas las normas vigentes) y en vehículos particulares (aún no se explicó oficialmente por qué no se usaron móviles de la fuerza) el jefe de la comisaría fue hasta el lugar con un equipo integrado por el oficial José Morales, los sargentos René Ardiles y Víctor Salinas; los cabos Claudio Zelaya y Miriam González; el agente Esteban Rojas González y el vigía ciudadano de la comuna, Sergio Santillán, para ir hasta el lugar. Al llegar, comenzaron a realizar disparos. Luego, se toparon con Juan Espinoza y comenzaron a agredirlo. Su hermano Luis intentó defenderlo. Los investigadores creen que la víctima, de 1,80 metros de altura y más de 100 kilos de peso, podría haber pretendido frenar la pelea y fue herido mortalmente.


Cuatro

Las primeras maniobras

Al comprobar que Espinoza estaba muerto, los uniformados habrían comenzado a encubrir el hecho. A Juan lo mantuvieron esposado durante más de una hora en el lugar. Montaron una guardia especial para que nadie se aproximara al lugar. Aprovecharon ese tiempo para cargar el cuerpo en un vehículo y lo llevaron del lugar. Al liberar al hermano, le dijeron que Luis se había ocultado en el monte. “Le pregunté dónde estaba porque había escuchado unos tiros y después no pude verlo más. De allí se fueron a toda velocidad”, comentó el hermano de la víctima. Los familiares comenzaron con la búsqueda y, al no poder encontrarlo, decidieron denunciar su desaparición. Les dijeron que no podían realizar el trámite porque había pasado muy poco tiempo. Lo hizo al día siguiente, por la insistencia de los parientes. Se comunicó el hecho a la fiscalía el sábado a las 16, es decir, 24 horas después.


Nuevos detalles de la trama oculta del brutal crimen del trabajador rural FOTO LA GACETA / Osvaldo Ripoll

Cinco

Un macabro plan

Según consta en el expediente, el cuerpo de Espinoza (al que habían envuelto con una bolsa de plástico blanca en el torso y una negra en la cabeza) fue trasladado hasta la comisaría de Monteagudo (ayer a la madrugada se encontraron supuestas manchas de sangre en la dependencia) y de allí trasladado en un vehículo hasta el límite con Catamarca. “Es increíble que se hayan atrevido a recorrer más de 100 kilómetros sabiendo que hay numerosos controles en la ruta por la cuarentena. Creemos que no fueron a Santiago del Estero porque allí no pasa nadie sin autorización y lo digo porque vivo en la zona”, señaló Campos. ¿Por qué entonces hacia Catamarca? Hay una sola razón: el subcomisario Montenegro realizó gran parte de su carrera en la comisaría de Alpachiri, que está en el camino donde arrojaron el cuerpo. Justamente, allí se encuentra un control sanitario y policial para evitar el tránsito de personas. Los restos de la víctima fueron encontrados unos 300 metros después del límite con la vecina provincia y, a unos 700 antes del retén que existe para evitar el ingreso de foráneos.


Seis

La verdad comienza a salir a la luz

A partir del lunes, personal de la Brigada de Investigaciones de la Policía y del Equipo Científico de Investigación Fiscal (Ecif) comenzaron con la pesquisa. El martes, después de sumar testimonios y pruebas, recomendaron la detención para los nueves efectivos y el civil. El miércoles se concretaron las detenciones y en la noche de ese día se sumaron pruebas para confirmar esa teoría. “La tarea de los investigadores de la fuerza y del Ecif fue impecable. También fue importante el trabajo desarrollado por el personal de la fiscalía. Se formó un gran equipo y el esfuerzo dio sus frutos”, explicó García de Targa. Los sospechosos fueron declarando y, después de haberse roto un supuesto pacto de silencio, comenzaron a contar lo que había sucedido. Por sus dichos, la Justicia estableció que los policías habían participado en el crimen, organizaron su traslado e intentaron encubrir el hecho. 


Nuevos detalles de la trama oculta del brutal crimen del trabajador rural FOTO LA GACETA / Osvaldo Ripoll

Siete

La tecnología fue clave

Los testimonios de los detenidos sirvieron para confirmar la hipótesis, pero ninguno de ellos habló sobre el destino final del cuerpo de la víctima. Los investigadores sumaron indicios que los sospechosos abandonaron la comisaría de Monteagudo durante un determinado tiempo. Con ese dato y un software especial con el que cuenta los peritos del Ecif, lograron establecer el supuesto recorrido que realizaron. Por ese motivo, ayer marcaron en un mapa el posible lugar donde podrían estar los restos de Espinoza. Hasta allí se dirigieron los equipos especializados en rescate de la Policía y bomberos de la fuerza y voluntarios de distintas ciudades. El cadáver fue hallado por Manuel Espinoza, hermano del fallecido. Había sido arrojado en una barranca de unos 100 metros de profundidad. Un dato que fue clave para los pesquisas: hace un tiempo atrás, Montenegro investigó la desaparición de una persona cuyo cuerpo se encontró en la zona.


Nuevos detalles de la trama oculta del brutal crimen del trabajador rural FOTO LA GACETA / Osvaldo Ripoll

Ocho

Preguntas sin respuestas

Los restos de la víctima fueron trasladados a la morgue para que se le practique la autopsia que servirá para confirmar o descartar las causas de su muerte. Los forenses tratarán de encontrar un proyectil para hacer un estudio con las armas secuestradas. Las próximas horas serán clave para determinar el nivel de responsabilidad que tuvieron en el hecho los detenidos. Ayer por la mañana se aprehendió en la localidad de Atahona a otro civil, por lo que ya son 11 los acusados de haber participado en el crimen del trabajador rural, un caso que tuvo repercusión nacional y movilizó a diferentes organizaciones de derechos humanos. También generó un aluvión de pedidos de explicaciones y críticas a los funcionarios del Ministerio de Seguridad. En principio, los más complicados serían Montenegro, Morales, Zelaya y González Rojas. No sólo habrían tenido una participación activa en el homicidio, sino que podrían ser los que arrojaron el cuerpo en Catamarca, pero el caso todavía está lejos de cerrarse.

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