Leguisamo fue ovacionado sin ponerse la chaquetilla

El "Pulpo" nunca corrió en Tucumán, pero las tres veces que estuvo fue un imán para el público.

GRAN ATRACCIÓN.   Arriba la placa de la avenida que lleva su nombre y abajo con los miembros de la   comisión de carreras. GRAN ATRACCIÓN. Arriba la placa de la avenida que lleva su nombre y abajo con los miembros de la comisión de carreras.

La pista principal del hipódromo tucumano no pudo disfrutar de su magia, aunque el público del “Jardín de la República” se dio el gusto de tenerlo bien cerca. Irineo Leguisamo nunca corrió en el circo hípico local, en el que estuvo presente en tres oportunidades.

La primera visita del “Pulpo” fue el 24 de septiembre de 1970. Ese día, en el que el salteño Severino se adelantó a la yegua Saltanella en el Gran Premio “Batalla de Tucumán”, estaba todo preparado para que el jinete uruguayo montara algún ejemplar durante la reunión. “No me lo pidieron. No traje la ropa. No voy a poder correr”, se excusó el uruguayo, que fue la máxima atracción y un verdadero imán para la multitud que había colmado el hipódromo.

“Todos, tanto el público como los jockeys, teníamos muchas ganas de verlo competir en Tucumán. Para nosotros fue una verdadera decepción que no montara ningún caballo. Igual la gente disfrutó mucho su presencia. Prácticamente no podía caminar por el hipódromo. Lo paraban en todos lados para que firme autógrafos. Fue algo impresionante”, recuerda el ex jinete Luciano Polizzi, que ese día montando a la yegua Catalina ganó el Premio “LA GACETA”, que fue la primera prueba del mitin interprovincial.

GRAN ATRACCIÓN.  La placa de la avenida que lleva su nombre. GRAN ATRACCIÓN. La placa de la avenida que lleva su nombre.

En la cuarta competencia de esa reunión se corrió el premio “Irineo Leguisamo”. La carrera fue ganada por el caballo Discordante, conducido por Luis “Loro” López, al cuidado de Juan Mauricio Díaz y propiedad de la familia Seleme. “Antes de que se largue esa carrera pusieron el tango ‘Leguisamo solo’, cantado por Carlos Gardel. Fue algo muy lindo, muy emocionante. Había gran expectativa en toda la provincia con la llegada del jockey uruguayo. Todos los años a los Batalla va un gran número de público, pero recuerdo que esa vez había muchísima gente. Leguisamo ira un ídolo y hasta los que no eran fanáticos del turf fueron a verlo”, contó Carlos Seleme, que estaba en el hipódromo junto con su padre, propietario de Discordante. “Yo tenía 18 años y tenerlo cerca a Leguisamo fue algo soñado. Y mucho más todavía ganar esa carrera en tiempo récord”, agregó. Ese año, “Legui” llegó dos días antes a Tucumán y el miércoles 23, en la desaparecida confitería El Lago, en el parque 9 de Julio, la Asociación de Propietarios lo homenajeó con una cena. Ahí fue que Enrique Iriarte le regaló una medalla de oro con la inscripción “Al dios del turf”.

ENTREVISTA. Leguisamo, desde el hipódromo, charlando para una radio de Buenos Aires. ENTREVISTA. Leguisamo, desde el hipódromo, charlando para una radio de Buenos Aires.

Considerado el jinete más importante de la hípica sudamericana del siglo XX, Leguisamo visitó en otras dos oportunidades el hipódromo tucumano. El 24 de septiembre de 1973 figuraba en el programa oficial como el jockey de Vacanza, Meditado y Buen Rumbo, aunque no se apiló sobre la montura de ninguno, argumentando que no estaba bien físicamente. “Había muchísima expectativa. La gente llegó bien temprano al hipódromo. Todos teníamos la ilusión de verlo en acción, pero nuevamente nos quedamos con las ganas. Las carreras de caballos tenían un gran auge en esa época. Los deportes más convocantes eran el fútbol y el turf. Al hipódromo venían familias enteras y mucho más ese día, que tenían la oportunidad de disfrutar del mejor jockey”, dijo el ahora entrenador Roberto “Fatura” Medina, que en 1973 trabajaba como peón del cuidador Rodolfo Lancelotte.

Un año después, ya retirado como jockey (su última carrera en Argentina la disputó el 16 de diciembre de 1973 y en Uruguay corrió un mes después) llegó a Tucumán para la inauguración de la placa en la avenida que lleva su nombre, a la que asistió junto a su esposa Delia “Memé” del Río. La avenida Irineo Leguisamo, que está ubicada al frente del hipódromo, es la única avenida en el mundo que lleva el nombre del “Pulpo”. En su libro “De punta a punta: 60 años en el turf”, Leguisamo reconoció que ese homenaje fue uno de los que más lo emocionó.

Aunque nunca pudo ponerse una chaquetilla en el “Jardín de la República”, Leguisamo dejó su huella en Tucumán.

Ganó en 10 países

Leguisamo nació el 20 de octubre de 1903 en Uruguay y falleció el 2 de diciembre de 1985 en Buenos Aires. Ganó carreras en Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Panamá, Ecuador, Colombia, México, Chile y Perú.

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