Crónica postergación del arreglo de la ruta a Amaicha

15 Junio 2020

Las obras postergadas y necesarias reflejan con frecuencia no sólo la indiferencia de la clase gobernante, sino también la escasa visión de futuro, sobre todo con aquellos asuntos importantes para el desarrollo económico de la provincia. La ruta provincial 307 recorre los Valles, convertidos desde la década de 1990 en el principal polo turístico, especialmente Tafí, cuya hotelería, gastronomía y otros servicios, así como el aumento de la densidad poblacional han experimentado un crecimiento inusitado. Sin embargo, a partir de El Infiernillo hasta Amaicha, donde se desarrolla la Fiesta de la Pachamama la ruta se halla en un estado cada vez más deplorable.

Ya en 2007 se advirtió el deterioro del pavimento. El Gobierno provincial firmó entonces un convenio con Vialidad Nacional para la concreción de obras viales por $ 150 millones. Para la 307 se destinaron en esa ocasión $ 61 millones. Se anticipó entonces que se la repavimentaría desde Tafí del Valle hasta donde empieza la ruta nacional 40, que lleva a las Ruinas de Quilmes, el Bañado, El Pichao y Colalao del Valle. No sólo los amaicheños reclaman desde entonces su arreglo, también los habitantes de Santa María de Catamarca, cuya vida comercial y turística depende principalmente de Tucumán, más que de su capital. Para llegar a esa localidad, en Amaicha se toma la ruta 337; cuando se llega al límite, el contraste en enorme. Mientras del lado tucumano un rosario de baches se desparrama por la ruta -siguiendo la tradición de la 307-, en la parte catamarqueña el pavimento luce impecable.

En nuestra sección Cartas del 6/6, un lector santamariano se refirió a la postergada recuperación de la 307. Recordó los innumerables e infructuosos reclamos ante el Gobierno tucumano. Una de las presentaciones fue ingresada por mesa de entradas de la Casa de Gobierno el 30/11/16 por el Rotary Club Santa María, avalada por su intendente, el de Cafayate y los delegados comunales de Amaicha y Colalao del Valle.

Hace unas semanas, se anunció que la Nación le otorgaría a Tucumán una ayuda de $ 11.000 millones para la realización de obras públicas. “Ante semejante y anuncio, me pregunté: ¿habrá llegado el momento histórico de que los Valles Calchaquíes sean también destinatarios de algunas de esas obras, como sería una de infraestructura vial que propendiera definitivamente su impulso y desarrollo integral? Y como respuesta nítida surge que esa obra es la de la transformación de la ruta 307, en el tramo El infiernillo-Amaicha del Valle, y en el de esta localidad hasta el límite con Catamarca en el departamento Santa María”, escribió el lector.

El camino a los Valles Calchaquíes comenzó a construirse en 1940, durante el gobierno de Miguel Critto, que empezó simultáneamente de los extremos: Acheral y Amaicha. Fue diseñado por el ingeniero estadounidense Richard Fontaine Maury y se inauguró el 16 de enero de 1943.

Seguir postergando la reparación de este tramo de la 307 implica no entender el valor estratégico de la ruta no sólo en el aspecto de la comunicación, sino también para el desarrollo del turismo: Ampimpa (donde está el observatorio astronómico), Amaicha con su fiesta, hasta empalmar con la ruta 40 que lleva a las históricas ruinas de Quilmes, a los dulces de El Pichao, a los vinos de Colalao. A 13 años del anuncio, en este “jardín de las asignaturas pendientes”, habrá que pedirle a la Pachamama que ilumine y sensibilice a la clase dirigente.

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