La influencia de Belgrano en la Declaración de la Independencia merece más atención

Llegó a Tucumán en pleno Congreso y participó de una reunión secreta el 6 de julio en la Casa Histórica, donde su presencia apuró las decisiones.

 ¿DÓNDE ESTÁ BELGRANO? No hay un cuadro en el Salón de la Jura porque no era congresal, pero su impronta pesó en los días previos y durante el 9 de julio. ¿DÓNDE ESTÁ BELGRANO? No hay un cuadro en el Salón de la Jura porque no era congresal, pero su impronta pesó en los días previos y durante el 9 de julio.

Victorioso en Tucumán y en Salta, derrotado en Bolivia, juzgado y absuelto en Buenos Aires, Belgrano viaja a Europa con una misión diplomática. Los contrastes en el norte se ven como parte del pasado y en 1816 -vaya año- Belgrano es nuevamente designado jefe del Ejército del Norte, apostado en Tucumán.

Si hablamos con términos actuales, el general resultó durante el Congreso de Tucumán una especie de asesor. Su voz fue escuchada por los congresales en la reunión secreta del 6 de julio de 1816, en la misma casa donde tres días más tarde se declararía la Independencia.

“Belgrano les dice a los diputados que comprendía la situación apremiante de la economía, arrasada por los costos de la guerra. Pero pide que se acelere la declaración de la independencia, por los peligros que significaba la vuelta del rey Fernando VII al trono. Belgrano tiene un peso político y militar importante, es reconocido por la gente, es escuchado por todos los grupos sociales”, explica Cecilia Guerra Orozco, historiadora y directora de la Casa Histórica.

Pero a pesar de haber estado sentado ahí durante esos días decisivos, en el Salón de la Jura no hay un cuadro de Belgrano porque no había sido elegido congresal. Claro que sus opiniones pesaron y mucho en la decisión. “Dos cosas fundamentales sostiene Belgrano aquí: que urge romper las cadenas con España y que instaurar una nueva monarquía, probablemente una monarquía con un rey inca, era la mejor forma de gobierno posible”, agrega.

El Paseo Histórico de la Independencia lleva entonces también los pasos del creador de la bandera argentina, aunque de él sólo haya por ahí un cuadro que, en estos momentos, está siendo restaurado para exhibirse en la Casa Histórica.

  ESPECIALISTA. Cecilia Guerra Orozco dirige la Casa Histórica. ESPECIALISTA. Cecilia Guerra Orozco dirige la Casa Histórica.

Devoción mariana

El recorrido belgraniano por el microcentro de Tucumán tiene otra parada. La Parroquia de la Victoria, ahora conocida como Basílica Nuestra Señora de La Merced. “La basílica no existía como tal, pero sí era muy fuerte la devoción mariana en esa época y Belgrano es particularmente devoto. Tanto, que se encomienda a la Virgen para la Batalla de Tucumán, un choque que parecía imposible de ganar”, apunta Guerra.

Belgrano atribuye a La Merced el triunfo de 1812 y por eso nombra a la Virgen generala del Ejército del Norte. “El general le asigna un bastón de mando que se conserva hasta hoy en la imagen que encabeza el altar del templo y que únicamente sale de ahí para la popular procesión del 24 de septiembre”, precisa.

La iglesia se construyó entre 1947 y 1950, en el casco histórico de la ciudad. Tan anclada está su historia al nacimiento de la patria, que los techos están decorados con frescos que evocan la gran batalla. También debe al mismo acontecimiento su nombre: parroquia de la Victoria. Guerra, fe y libertad en un mismo espacio.

En el acceso a la Parroquia de la Victoria, un monumento a Belgrano da la bienvenida a los fieles que visitan el templo. “En 1982, la comunidad, los feligreses, deciden estrechar aún más los vínculos de Belgrano con la Virgen de la Merced y construyen el monumento en conmemoración de la Batalla de Tucumán, del día de la Virgen y del legado de Belgrano”, sostiene Guerra.

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