Informe de Naciones Unidas: en América latina el hambre creció mucho en los últimos años

Afecta a casi 48 millones de personas. Prepandemia. La FAO calificó las cifras de “escalofriantes”.

 HAMBRE. Para 2030, 67 millones de personas la sufrirán en América latina. HAMBRE. Para 2030, 67 millones de personas la sufrirán en América latina.
14 Julio 2020

América latina registró en los últimos cinco años cifras que son muy alarmantes: pese a tener capacidad más que suficiente para abastecer de alimentos a su población, el hambre afectó a cerca de 47,7 millones de personas en América latina y el Caribe en 2019, según un informe publicado el lunes por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) y agencias de Naciones Unidas.

Esos casi 48 millones representan un 7,4 % de los habitantes de la región. Y es de esperar que lo que viene sea peor, porque este informe sobre el estado de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2020 (SOFI, por su sigla en inglés) se hizo antes de que la pandemia de coronavirus golpeara con fuerza a la región. Calculan que para 2030 ese porcentaje suba al 9,5% de la población de América latina y el Caribe (67 millones de personas).

De hecho, la región -donde la inseguridad alimentaria ha registrado el aumento más rápido del mundo- no solamente llegará a 2030 lejos de cumplir su meta de hambre cero, sino que el número de personas que o dispondrán de las calorías necesarias para una vida saludable ascenderá a 67 millones, cerca de 20 millones más que en 2019.

“Estamos yendo desde hace cinco años en la dirección contraria. Esto se debe en primer lugar a un débil crecimiento económico (...) y al problema de desigualdad estructural de nuestra región”, dijo en entrevista con Reuters Julio Berdegué, representante regional de la FAO para América latina, que calificó las cifras de “escalofriantes”.

La pandemia

Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas, estima que el coronavirus -con 13 millones de infectados a nivel mundial, según conteos de Reuters- provocará una caída histórica de la economía de América latina y el Caribe en 2020, que llevará a la peor crisis social de la región en décadas, con millones de nuevos pobres y desempleados.

“Uno de cada tres latinoamericanos y caribeños este año van a vivir en condición de pobreza, según proyección de la Cepal, todos ellos amenazados por el hambre (...) Nos preocupa mucho cómo esto va a agravar el riesgo de que esta crisis sanitaria se convierta en una crisis alimentaria”, señaló Berdegué. Para colmo, América latina y el Caribe también es la región en el que es más alto el costo para acceder a una dieta saludable, con un valor promedio de 3,98 dólares por día.

Este monto es 3,3 veces más elevado que lo que una persona bajo la línea de pobreza puede gastar en alimentos, según el informe hecho por la FAO junto con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

“Tenemos un mundo de gente que no tiene ingresos para comer siquiera las mínimas calorías para poder sostener su vida, su actividad física... y tenemos otros 104 millones a los que tampoco les alcanzan sus ingresos para alimentarse saludablemente”, advirtió Berdegué.

Esfuerzos extraordinarios

En relación con los lugares más afectados, Berdegué mencionó en su listado Haití, un país con altos niveles de inseguridad alimentaria; Venezuela -donde el hambre ha aumentado en forma significativa en los últimos años-, y Guatemala, El Salvador y Honduras, países pertenecientes al Corredor Seco en América Central.

“Es cierto que estos países son los más expuestos, pero el agravamiento del hambre como producto de la pandemia es algo que nos va a impactar a todos los países, no se va a poder salvar nadie”, apuntó. El funcionario explicó que tanto la FAO como la Cepal recomiendan un plan de estrategia que involucra mantener el comercio mundial, así como la cadena que conforma el sistema de producción y distribución de alimentos, además de apoyar con firmeza a quienes viven en situación de pobreza extrema o de inseguridad alimentaria. En ese sentido, Berdegué señaló la importancia de mantener abierta la alimentación escolar -que en muchos países se vio interrumpida por el cierre de escuelas como medida de prevención de covid-19-, establecer programas de transferencias de ingresos o tarjetas alimentarias como lo ha hecho, por ejemplo, la Argentina.

También mencionó la necesidad de que el esfuerzo sea liderado por los gobiernos pero que involucre a organizaciones sociales, empresas privadas, sectores vinculados con la ciencia y la tecnología, entre otros actores sociales. “Es indispensable la acción de los gobiernos pero también de la sociedad civil, estamos llenos de ollas comunes, comedores populares, y hay que apoyar toda esa red (...) Las medidas tradicionales no van a ser suficiente. Necesitamos un esfuerzo extraordinario”, insistió.

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