Los goleadores tienen sus cosas. Pueden pasar poco tiempo en un club, lo cual no los invalida para dejar su marca registrada en el corazón de los hinchas. Eso puede aplicarse para las tres temporadas que Juan Carlos Bermegui pasó en San Martín. El ex atacante, que nació hace 51 años en Chaco, y que se encuentra radicado desde hace 17 años en Mendoza, jugó entre 1996 y 1998 en la entidad. Hoy está alejado del fútbol, trabajando como representante de una bodega vitivinícola cuyana, y de una empresa dedicada a comercializar alimentos.
LG Deportiva se comunicó con el chaqueño para conocer su actualidad. Y para que haga un análisis sobre lo que se vive en el mundo y en el fútbol argentino.
- ¿Cómo estás viviendo lo que ocurre en el mundo por la covid-19?
- Es una situación bastante extraña que nos preocupa mucho. Por lo inédito, es algo que nos obliga a hacer cosas que antes no hacíamos. Es algo que no podemos eludir y ahora lo único que nos queda es cuidarnos y cuidar a nuestras familias para cumplircon lo que las autoridades piden.
- Los amantes del fútbol consideran que los fines de semana sin partidos tienen un sabor distinto. ¿Coincidís en esa apreciación?
- Es que, para los que de chicos amamos a este deporte, no poder ir a una cancha para ver el espectáculo que nos apasiona, es algo complicado. Pero ya quedó demostrado que el humano termina acostumbrándose a estos cambios que obligan a adaptarnos a lo que se vive.
- En los últimos tiempos se complicaron las cosas, sobre todo en algunas provincias. ¿Qué opinión tenés al respecto?
- Estoy al tanto de lo de Buenos Aires y lo de Chaco. Pero todos tenemos que extremar los cuidados para contrarrestar a un virus al que hay que mirar con mucho respeto. Ya quedó demostrado que esto no es broma: si no se tiene cuidado, puede ser tremendo.
-¿Qué pensás de la vuelta de los planteles a los entrenamientos?
- Siempre estaré de acuerdo con las medidas que se puedan aplicar para resguardar la salud. Por haber vivido tanto tiempo desde adentro los problemas económicos que afectan a los clubes, sé lo complicado que significa estar tanto tiempo encerrado. Pero creo que este sistema es lo único que sirve para preservar la vida.
- ¿Qué hay de los protocolos para volver a entrenarse?
- El sistema que proponen sólo se podría cumplir en Primera división. Son pocos los clubes del ascenso que podrían contar con los $ 750.000 que cada club necesitará para controlar sanitariamente a sus planteles. Luego de que podamos superar esa pandemia, no tengo dudas que habrá muchos clubes que tendrán profundos inconvenientes financieros para encarar la próxima temporada.
- A la distancia, ¿cómo vivís el reclamo que está realizando San Martín para que se le hagan valer sus derechos para ascender?
- Mientras mis ocupaciones me lo permiten, estoy en contacto con las noticias del tema. Es que todos saben el cariño que tengo por el club y, sobre todo, por su gente. La vida me dio la posibilidad de pasar dos años hermosos en ese club. Dios quiera que todas las gestiones que están realizando puedan servir para que San Martín vuelva a jugar en Primera. Ese es el lugar que se merece por todo lo que significa en el interior del país.
- ¿Pensás que el pedido de San Martín tendrá el final esperado?
- Como hincha de San Martín como me siento, me gustaría que la AFA revea la medida que tomó sobre la finalización de la temporada de la Primera Nacional y que los dos ascensos a Primera se deban resolver en los campos de juego. De todos modos, y más allá de los deseos que uno pueda taner, por cómo se vienen desarrollando las cosas, y por el apoyo unánime que la AFA recibió de la categoría, prácticamente veo imposible que se logre revertir la tendencia que se viene dando en los últimos días.
- ¿Qué significó San Martín en tu carrera?
- Para mí, San Martín fue algo muy especial. Esto, a pesar de que en los tres años que estuve en el club tuvimos que superar muchas contingencias económicas, situaciones muy complicadas. Por eso, ese grupo que estuvo en ese tiempo tiene el reconocimiento de los hinchas, porque los problemas económicos que arrastrábamos en el día a día, los dejábamos a un lado cuando salíamos a la cancha. Porque vestir esa camiseta llevaba a que uno, por un momento, olvide todo durante los 90 minutos de un partido. La vida me dio la chance de jugar en algo así como 23 clubes, pero a mi paso por San Martín lo pongo en el podio de mi preferencia, por todo lo que me dejó como profesional y como persona.