Una tercera persona y un robo, la versión del imputado por el crimen en Villa Luján

El acusado señaló a un conocido como el supuesto autor del homicidio de la mujer. En su declaración, dijo que el "muchacho" habría entrado a la casa para sustraer el dinero de la operación inmobiliaria.

RAMIS, EL SOSPECHOSO. RAMIS, EL SOSPECHOSO.

Luis Ángel Ramis negó en su declaración haber matado a María Vigiani la noche del 4 de diciembre de 2019, en el barrio Villa Luján. El acusado afirmó que un hombre, a quien identificó con nombre y apellido, había sido el autor del crimen. El joven, de 28 años, se consideraba así una víctima de un robo.

La Fiscalía Especializada en Homicidios I, a cargo de Adriana Giannoni, consideró que el imputado habría estrangulado a la mujer por “un beneficio económico”. Atacó a la víctima con una cuerda para no pagar un boleto de compraventa y quedarse con una vivienda de calle San Martín al 2.600, en capital.  Por ello, la unidad fiscal requirió el juicio oral por homicidio doblemente agravado por alevosía y codicia, una calificación que contempla la prisión perpetua si se confirma una condena.

Ramis reconoció a la hora de defenderse que había estado con Vigiani en la escribanía de calle Lamadrid al 400, en barrio Sur. Desde ese lugar, se dirigieron luego y en su camioneta hasta la casa donde ella vivía y era objeto de la operación. Conforme al relato,  entre las 21.45 y las 22, “un muchacho” aparecería y entraría “al living, en la parte de adelante de la propiedad”, donde ambos estaban tras firmar los papeles.

“Estaba armado; tenía un revólver. No sé de armas, pero vi un tambor. Nos apuntó y nos dijo que nos paráramos. Estaba en un estado inconsciente”, contó el sospechoso, quien a la vez describiría algunos rasgos del cuerpo del supuesto agresor. “Un tatuaje de un beso en la mejilla, también tatuados como esqueletos en las manos. Yo le vi las manos mientras me apuntaba. Como lo conocía de antes, lo reconocí por esos detalles”, señaló.

El supuesto ataque

De acuerdo a la declaración, Vigiani le recriminó a los gritos que la había “traicionado”, ante la aparición de esa tercera persona.  “(Vigiani) me pegó en el pecho y después, en la cara. Él le pegó con el revólver en la cabeza porque gritaba y ella cayó al piso”, delineó.

Ramis dijo que inmediatamente el delincuente  le reclamaría una y otra vez “dónde estaba la plata”. “Eran $ 550.000. Yo le indiqué dónde estaba el dinero. La señora, en ese momento, se desvaneció”, acotó. “En un determinado momento, la señora volvió en sí  y gritó fuerte, dio alaridos. Ladraban los perros. (Por ello) él le vuelve a pegar en la cabeza”, manifestó.

El acusado indicó que el atacante tomaría otra vez a la víctima en esos instantes. “Cuando le pega por segunda vez, como que se arrodilla y escucho un crujido; no sé si intentó asfixiarla o amordazarla”, resaltó. “Calculo que me había revisado la camioneta en el garaje, ya que sabía exactamente que yo tenía un plástico en el vehículo. Había comprado dos plásticos duros y negros para poner en la pileta de las inflables redondas (…) Me apuntó en la cabeza, me llevó hasta la camioneta e hizo que le trajera el plástico. Yo no ofrecí resistencia, pensaba que me iba a matar. Me hizo llevar el plástico y que lo extendiera, y me obligó a que le ponga a la señora. Me obligó a que lo ayudara a dejarla en un espacio entre las habitaciones y el living”, añadió.

"Sin contarle a nadie"

El sospechoso también narró que esta tercera persona, como una forma de eliminar rastros en la escena del crimen, había utilizado una lavandina y dos “toallones”. Siguiendo con su relato, Ramis se fue a su casa a las 22.40, aproximadamente. Ya había tirado adentro de la caja de la camioneta su “campera negra con sangre” porque “no sabía qué hacer”. Por temor, según su versión, “salió, cerró (la casa de Vigiani)  y se fue sin contarle a nadie” lo que había pasado.

“Al otro día, al mediodía, salgo a hacer mis compras en la camioneta. Veo que tenía el celular de la señora y que había mensajes de los vecinos. Entré en pánico y mandé un par de mensajes. Yo tenía mucho miedo que la encontraran y me acusaran a mí”, manifestó.  El sospechoso, al final, hizo hincapié en que no sabía si el agresor había sacado la cuerda de su camioneta o la había encontrado ahí. “Yo suelo tener cuerdas en mi camioneta”, enfatizó.

Efectivos de la seccional Séptima hallaron el cuerpo de la mujer en el living el 5 de diciembre durante la tarde. Los policías detuvieron después a Ramis, quien un rato antes se había presentado en esa seccional diciendo que no había noticias de la víctima.

El joven se negó a declarar en un primer momento. Aunque luego efectuó un extenso relató del hecho, descripciones que la Fiscalía no tuvo en cuenta durante la investigación. Consideró que hubo contradicciones: el acusado señaló haber visto al presunto atacante con guantes negros y, a la vez, haber observado “tatuajes en sus manos”, entre otras referencias.

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