Por Carlos Werner
20 Septiembre 2020
PURA CONCENTRACIÓN. El juego entregó un altísimo rendimiento por parte de “Peque” y un trabajo lleno de errores de Nadal. reuters
“ Schwartzman le ganó a Nadal el primer set”. La fanática del tenis, premonitoria, se dejó escuchar tranquila en el mensaje de voz de WhatsApp. Displicente fue la respuesta de su interlocutor. “En un rato ‘Rafa’ se recupera. Es la sombra negra de Diego. Y está jugando en el patio de su casa. No puede perder”. Un rato más tarde, mensaje de texto: “clarito le leí los labios al ‘Peque’: ‘¡es para vos!’”
“El tenis es loco” dijo “Peque” apenas terminó de saludar a Nadal y enfrentar los micrófonos. Atrás dejó una actuación pura concentración, soberbia, de esas para colgar en un cuadrito. El español sólo metió el 43% de sus primeros servicios, cometió 30 errores no forzados. Demasiado para aspirar a seguir luchando por su décima corona romana. Mérito también para un rival que por fin encontró la kriptonita para vencerlo. “Peque” no lo escuchó, pero a miles de kilómetros, en territorio argentino, hubo quienes en el living de sus casas se animaron al grito de “¡Diegooo, Diegoo!”. Y sí: esta vez hubo un genio haciendo magia con una pelotita verde.
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