La sequía y el viento alientan el brote de nuevos incendios en las serranías del sur tucumano

El titular de Defensa Civil admitió que la Provincia está en alerta. La sequía agrava la situación. Los bomberos no bajan los brazos.

EN PLENO COMBATE CONTRA LAS LLAMAS. Uno de los cuatro aviones hidrantes que trabajaron ayer en Yánima para apagar el fuego. EN PLENO COMBATE CONTRA LAS LLAMAS. Uno de los cuatro aviones hidrantes que trabajaron ayer en Yánima para apagar el fuego. FOTOS DEFENSA CIVIL

El calor, el viento y la muy baja humedad (de un 20%) transformaron ayer en infernal la tarea de las brigadas que combatían los focos de incendio desperdigados en las laderas de los cerros de Yánima, El Corralito y San Ignacio (La Cocha).

El sector afectado abarca un área de 1.000 hectáreas, que están cubiertas en la parte superior con especies forestales autóctonas y en la inferior, con cultivos de citrus y de paltas.

“En principio el fuego está controlado en Yánima, pero van apareciendo diseminados focos que son alentados por las condiciones de sequía que persiste en la provincia. Está todo seco y cualquier chispa desencadena un nuevo frente de incendio que hay que atacar enseguida”, comentó Fernando Torres, titular de Defensa Civil de la Provincia.

Para el funcionario lo más inquietante es el pronóstico que se anticipó para los próximos días: más calores y nada de lluvia. “Es vital en estos momentos que llueva para despejar el riesgo de nuevos incendios y terminar de dominar los que están controlados. La situación es crítica y esto nos obliga a estar en alerta máxima”, advirtió Torres.

En Yánima y San Ignacio están desplegados bomberos voluntarios de Aguilares, Bella Vista, Alberdi, Famaillá, Concepción y del Parque Nacional Aconquija. La labor es apoyada por cuatro aviones hidrantes contratados por la Provincia. Ayer realizaron cerca de una veintena de descargas.

DENSAS COLUMNAS DE HUMO. En las laderas de la montaña hay bosques autóctonos y abajo, cultivos. DENSAS COLUMNAS DE HUMO. En las laderas de la montaña hay bosques autóctonos y abajo, cultivos.

El martes, el fuego en Yánima ya había sido controlado, pero durante la noche las llamas se reavivaron. Incluso el que ocurrió en cerro Quico avanzó hacia territorio catamarqueño.

En San Ignacio el foco ígneo se agitaba en pajonales y avanzaba hacia el bosque, según el informe que brindaron los pilotos de los aviones hidrantes que sobrevolaron la zona. Bomberos de esa provincia también se incorporaron a la lucha contra el fuego en las cumbres.

“Nunca visto”

“Este incendio tiene una magnitud que nunca antes habíamos visto. Y se da porque desde abril no llueve en esta zona. Hay mucha sequedad. Es también un fenómeno que nos preocupa porque nos estamos quedando sin agua para regar”, comentó Héctor Maidana, un preocupado vecino de Yánima.

Maidana observó, además, que si bien no hay riesgo de que el fuego llegue hasta la población, “la quema de pastizales y de árboles nos va a dejar desguarnecidos de las lluvias del verano”. “Las aguas van a bajar sin control. Y vamos a vivir con el Jesús en la boca en cada tormenta. Es decir, que el fuego va a agravar la situación que generaron los citricultores al desmontar las laderas de los cerros”, advirtió el hombre.

Juan Díaz, otro vecino del lugar, dijo que tenía miedo de que los incendios se sigan extendiendo y de que el humo provoque problemas de salud en la población, principalmente en los niños y en los adultos mayores. “Sufro de asma y el ambiente pesado de los primeros días de fuego me comenzó a generar falta de aire. Y así sucedió con otra gente”, comentó.

El gobierno provincial, a través del Comité de Emergencia, permanece alerta frente a los incendios que desata la sequía. Torres insistió en que hasta tanto no se inicie el período de lluvia que ponga fin a la seca, nadie en la provincia va a poder bajar la guardia, menos las dotaciones de bomberos.

Susto en San Javier

Durante algunas horas se creó que el incendio en el cerro San Javier había revivido. Por suerte no fue así y la situación está bajo control. “Lo que pasa es que hay troncos prendidos, que se van consumiendo, pero todo está dentro de lo que ya se quemó”, aclaró Hernán Rodríguez Salazar, jefe de Bomberos Voluntarios de Yerba Buena. Agregó que el personal de la dotación continuaba trabajando para extinguir completamente esas brasas y pequeños fuegos. Y reconoció que siguen en alerta.

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