Un video, daño colateral en el crimen de Abigail

El asesinato de Rocío Abigail Riquel ha conmocionado al país y lo ha puesto en estado de debate sobre la falta de protección a la infancia y sobre la indignación de la comunidad por esas carencias, que se tradujo en la terrible expresión de “justicia popular” concretada en la ejecución del sospechoso del asesinato a manos de una turba enfurecida. Por otra parte, el crimen de la niña se mantuvo en la atención pública de diversas maneras, no sólo en el seguimiento de las informaciones sobre la búsqueda del asesino desde el mismo domingo de la tragedia, sino en la diseminación de imágenes por redes sociales que agregaron morbo y fomentaron interés malsano por lo sucedido, y mancillaron la memoria de la pequeña víctima.

La organización sin fines de lucro “Consejo Viral Argentino” advirtió que están circulando en las redes sociales imágenes y videos relativos al hallazgo de la niña de nueve años que fue abusada y asesinada el pasado domingo.

El fácil acceso a las redes sociales y la transmisión y retransmisión del cualquier contenido que por allí circula nuevamente es un serio problema entre nosotros. Hasta el hartazgo, organizaciones como el Consejo Viral han remarcado la peligrosidad y el daño que puede tener reenviar determinado material fotográfico o audiovisual. Lo que para una persona simplemente se traduce en apretar un par de teclas del celular, para sus implicados es agravar una situación que ya de por sí es dolorosa. Ya sean intimidades, accidentes u homicidios como el que se cometió el domingo, reenviar material relacionado a eso implica violentar nuevamente a sus protagonistas. Revictimizar a las víctimas. Incluso aún muertas.

¿En qué momento podemos considerar un video interesante de compartir, el hallazgo del cuerpo de una persona sin vida? Parece una pregunta que no debería tener respuesta o al menos debería ser seguida por un silencio importante .

“Por favor, como sociedad demostremos signos de la más esencial: humanidad. No compartamos ese video. Dolor infinito y respeto por su familia”, expresó en estos días Carolina Vargas Aignasse, ministra de Gobierno y Justicia y, además, presidenta del Consejo Viral Argentino. Humanidad es una palabra clave en este tema. Justamente porque se trata de lo más esencial. Lo que une a la población mundial entera, lo que nos hace endebles y fuertes al mismo tiempo. Lo que debería bastar para entender que viralizar un video de esas características es algo mucho más que inapropiado.

Existen diferentes tipos de acompañamiento para las víctimas de crímenes. Para ellas y para sus allegados. Seguramente las personas más cercanas a esa familia brindarán un apoyo más presente y tangible. Los que no la conocían, es decir el resto la sociedad, pueden hacerlo de diferentes maneras. En estas horas la familia Sánchez Picón organizó, por ejemplo, una campaña de donaciones para ayudar a los Riquel. Los más jóvenes convocaron a una masiva marcha para pedir justicia por el asesinato de Abigail. Diferentes maneras, sin dudas, de apoyar a la familia y mantener presente la memoria de la niña. En todas está presente el respeto, la humanidad y además, la buena voluntad de la gente que quiere que el dolor de esas personas mengüe de alguna manera.

Ninguna de esas formas de reaccionar ante ese terrible crimen tiene que ver con difundir y propagar videos del cadáver de una niña. Algo que quizás no debería ser necesario recordar pero que lamentablemente, si hacerlo está a dos clics de distancia, no debería ser difícil de realizar. Es un imperativo ético. Habría que tenerlo en cuenta.

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