Pablo Rubino, el neurocirujano tucumano que formó parte del equipo del médico Leopoldo Luque, que este martes operó a Diego Maradona tras comprobarse que el entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata había sufrido un hematoma subdural, se definió como "futbolero de toda la vida", admirador del astro y "fanático de Atlético Tucumán".
“Como futbolero siento una gran emoción por haber operado a Diego, ya que se trata del mejor jugador de fútbol de la historia , aunque una vez en el quirófano asumo la misma responsabilidad y pasión con cada uno de mis pacientes”, le comentó Rubino a LA GACETA.
El tucumano evitó dar detalles de la cirugía y delegó esa responsabilidad en Luque, su amigo y médico personal de Maradona, quien lo llamó unas horas antes para que aporte su experiencia y capacidad para llevar adelante la cirugía.
Hace siete años, Rubino formó parte del equipo que intervino exitosamente a la entonces presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en la Fundación Favaloro. “Uno lleva la vocación en el alma y cada vez que hay una operación, sea quien fuere el paciente, doy todo de mí”, indicó el médico de 49 años que está casado con María José Cotella y es padre de Agostina, Paulina y Nicolás.
Fanático del "Decano", club donde su hermano Marcelo jugó en los años 90, el médico aseguró estar "ansioso por el partido" de esta noche contra Independiente por la Copa Sudamericana, y señaló que confía en que los dirigidos por Ricardo Zielinski puedan revertir la derrota (1 a 0) sufrida en la ida en Avellaneda "para seguir avanzando y, porqué no, animarse a luchar por el título".