Un clavo saca otro clavo: el nuevo objetivo “decano”

Afuera de la Sudamericana, Atlético cambió rápidamente de página y tiene puntaje perfecto en el torneo local.

APORTA EN ATAQUE. Carrera presiona a Papa en la recepción de la pelota. El volante “decano” propuso en el área rival y complicó pese a no ser su mejor partido. APORTA EN ATAQUE. Carrera presiona a Papa en la recepción de la pelota. El volante “decano” propuso en el área rival y complicó pese a no ser su mejor partido. TELAM

En ninguna cancha del fútbol argentino se honra la memoria de Julio Grondona tan bien como en la de Arsenal. Justo ahí, donde Atlético terminó de moldear un comienzo perfecto en la Copa Liga Profesional. El estadio del “Arse” lleva el nombre del dirigente más influyente e importante del fútbol argentino por obvios motivos: nació allí y fue el primer presidente del club. Las referencias sobre “Don Julio” están, además de los carteles y las plaquetas con el nombre del estadio, en todos los pasillos. Incluso en el aire, donde todavía pueden oírse sus frases más famosas. Ayer se escuchó una, fuerte y claro: “Todo pasa”.

El famoso anillo que Grondona usaba tenía grabadas esas dos palabras (muy famosas en el ambiente) y las interpretaciones fueron variadas. El mismo Grondona llegó a explicarla pero como sucede con las obras de arte, la interpretación que le demos nosotros será la que valga. “Todo pasa” bien podría ser la frase que nos ayuda a entender que todo lo malo en algún momento pasa. No será eterno. Si así fuera, ayer el anillo le calzó perfecto al “Decano” en uno de sus dedos.

El equipo de Ricardo Zielinski venía de quedar eliminado ante Independiente en el torneo con el que soñaba avanzar. Los goles de visitante que debió haber hecho en el choque de ida, los hizo en los partidos donde la regla no se aplica. ¿Dolor? ¿Bronca? Sí y sí. Pero “todo pasa”. Con un triunfo agónico como el que consiguió ayer, todo pasa.

Curiosamente Atlético había salido a jugar dando la impresión de que todo había pasado. El gol de Gabriel Risso Patrón fue una clara muestra. Ponerse en ventaja antes de los 10 minutos volvía a ser una realidad, como contra Racing. Era la primera ventana para descargar la tristeza con un buen grito después del mal partido del jueves. La capacidad de triangulación y llegada al arco rival quizás era la misma, pero la actitud era otra. El equipo parecía más decidido incluso en Sarandí. Difícilmente no pase todo el “bajón” sabiendo que Ramiro Ruiz Rodríguez, producto puro de las inferiores “decanas” tuvo otro buen partido.

Como no creer que todo va a pasar para Atlético si dentro del partido se sobrepuso a una clara injusticia: el gol del empate para el local debió ser anulado. La asistencia fue con la mano de Lucas Albertengo y el nuevo reglamento es claro en estos casos: sin importar la intención, un gol no puede concretarse o gestarse (asistencia) con la mano.

Como no besar el anillo en la parte del “Todo pasa” con el nivel que mostró Mauro Osores. El defensor de San Pablo sacó todo lo que pudo por arriba y estando 1-1 tuvo una jugada defensiva magistral por abajo: Jhonatan Candia se iba solo para el gol y viniendo desde atrás, el central no sólo logró desestabilizar al delantero sin hacerle falta, sino que le ganó en velocidad y le bloqueó el remate.

El último ejemplo de que eventualmente “todo pasa” dentro del partido fue en tiempo de descuento. Sin un juego claro, Atlético empujaba sobre el arco de Maximiliano Gagliardo. Como si fuera un árbol con una sola manzana restante y con la convicción de que caería en algún momento. Fue a los 92’ y gracias al rebote capturado por Lucas Melano. Gol y triunfo. Quizás sea exagerado el “todo” pero seguramente el anillo no tenía espacio para aclaraciones. Todo pasa, Atlético. Todo pasa.

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