Balance sobre la pirotecnia: nos portamos peor que en Navidad, pero mejor que en 2019

En general se registró un aumento en los estallidos de fuegos artificiales en año nuevo a una semana atrás. Opina Ascárate.

“MÁS LUCES Y MENOS RUIDO”. La consigna de una campaña para todos. “MÁS LUCES Y MENOS RUIDO”. La consigna de una campaña para todos.
02 Enero 2021

Las ilusiones generadas en la Nochebuena de que la pirotecnia estruendosa comenzaba a ser cosa del pasado, se esfumaron en algunos barrios del Gran San Miguel de Tucumán con la llegada del año nuevo y los ruidos de petardos y cohetes que poblaron el cielo. El incremento no fue uniforme ya que en algunas zonas los vecinos aseguran que el impacto fue menor al de otras fiestas.

Si el tránsito del 24 al 25 de diciembre fue relativamente tranquilo, pero la despedida de 2020 registró un rebrote en el uso de fuegos artificiales prohibidos por ley provincial y distintas ordenanzas. Para algunos tucumanos, era de esperarse ya que es una costumbre que haya más explosiones para despedir el viejo año (sobre todo al que se fue) que en Navidad.

La pirotecnia causa un gran sufrimiento en un numeroso grupo de personas que no pueden disfrutar de ese festejo. Los motivos son diferentes, pero afecta principalmente a personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y a quienes también tienen hipersensibilidad auditiva por alguna condición específica. En los animales (principalmente los perros) también provoca un impacto negativo.

Este año, con la aprobación de normas para regular el uso de los fuegos de artificio en Tucumán y con las diversas campañas que se realizaron para promover el uso responsable de la pirotecnia, se buscaba evitar que los estruendos.

El balance del legislador radical José Ricardo Ascárate, propulsor de la ley, fue positivo. “En Tucumán y salvo la presencia de importaciones, la pirotecnia fue vendida principalmente en puestos de empresas que integran la asociación de fabricantes, que respetaron las prohibiciones y reglamentaciones. El lema fue: ‘Más luces y menos ruido’, y es lo que se pudo observar”, señaló. Sin embargo, admitió que la disminución pudo haber estado influenciada por la situación económica que se vive antes que por una toma de conciencia.

“En la zona donde vivimos hubo bastante pirotecnia, pero principalmente de luces; no hubo tantos estampidos, sino que eran más de colores. Eso le ayuda mucho a mi hijo porque realmente le gusta” afirma María Eugenia Ferraris, miembro de la asociación ANIA (Ayuda para Niños con Autismo) y mamá de Nicolás Rollán, que alertó que en año nuevo fue mayor su uso que en la última Navidad.

Lapidaria fue Graciela Lenci, mamá de Augusto: “en Navidad no sentimos pirotecnia, pero el jueves fue impresionante, bombas, cohetes, de todo. Lo pasamos en Lomas de Tafí, donde se supone que está prohibido, pero fue un desastre, no respetaron nada”. “A veces preferimos pasar solos las fiestas, porque conlleva que la familia sufra con él”, concluye.

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