¿Vuelven la IFE y los ATP? El Gobierno no descarta los subsidios para este año

Cerca de 12 millones de trabajadores recibieron ayudas desde la Anses, por casi un billón de pesos.

UNA AYUDA. Los IFE se entregaron entre abril y noviembre pasado. UNA AYUDA. Los IFE se entregaron entre abril y noviembre pasado. ARCHIVO
14 Enero 2021

"El presupuesto está pensado sin pandemia, si hay un rebrote vamos a incorporar medidas de excepción", aseguró el Ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, durante una entrevista televisiva en la que dejó entrever que el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) podrían ser una alternativa para combatir la recesión y el desempleo ante los temores de una segunda ola de contagios y restricciones de circulación en todo el país.

Si bien el Presupuesto 2021 votado en el Congreso no incluyó partidas para el IFE y los ATP, el Gobierno analiza con preocupación la pandemia. 

Los dos programa, implementados entre abril y noviembre de 2020, le costaron al Estado alrededor de cinco puntos del Producto Bruto Interno (PBI), algo así como un billón de pesos. 

Sin embargo, esa medida sirvió para auxiliar a trabajadores informales, comerciantes y empresas en el momento más duro de la pandemia.

Las estimaciones de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), durante 2020 el IFE llegó a los bolsillos de 9 millones de personas, en tres pagos bimestrales de $10.000.

Mientras tanto, los ATP ayudaron a unas 234.000 medianas y grandes compañías a pagar (el 50%) los sueldos de sus empleados y alcanzaron a 2,3 millones de trabajadores formales.

Conociendo que la pobreza llegó al 47% durante el último año, desde el Gobierno no descartan "medidas excepcionales" para enfrentar la paralización de la economía a la que impulsan las restricciones por la pandemia.

Eso sí, las políticas sociales estarán atadas a las metas reclamadas desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), al déficit fiscal previsto para el resto del año y a la emisión de moneda, que viene atada a la inflación y a la cotización del dólar, un combo que deja poco margen para movimientos presupuestarios bruscos. 

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