¿Premio consuelo? De ninguna manera. Boca siempre quiere y tiene que ganar todo lo que juega. Es cierto que sus hinchas y jugadores cambiarían el título ganado anoche por la Copa Libertadores, pero nada les quitará la felicidad. La eliminación sufrida ante Santos fue un duro golpe y para curar las heridas nada mejor que sumar una nueva estrella a su escudo. La 70 llegó anoche y tiene un valor que va más allá de su condición de competencia doméstica. ¿Se imaginan lo que podría haber sucedido si no salía campeón después de estar ganando hasta el minuto 95 del partido jugado en San Juan? La vuelta olímpica es un desahogo. Además, sumar en sus vitrinas el trofeo que lleva el nombre de Maradona será un detalle que se revalorizará con el paso del tiempo.
Boca cierra la temporada festejando, como lo hizo en marzo. No es poco. Queda la cuenta pendiente a nivel internacional. Pero esa será una historia que deberá comenzar a escribir más adelante. La Libertadores sigue figurando en el debe. Mientras tanto, para comenzar a recorrer otra vez el camino no hay nada mejor que ganar un título.