“El vandalismo es algo doloroso para nosotros”

El presidente de la Asociación de Amigos del Museo dice que se roban cables de cobre en el sector sur. El pito y la chimenea.

EN LA SALA DEL MUSEO. Antonio Martínez posa junto a algunos de los objetos de la institución.  EN LA SALA DEL MUSEO. Antonio Martínez posa junto a algunos de los objetos de la institución.
15 Febrero 2021

Su padre era portero en los Talleres y lo hizo entrar en octubre de 1988. “Se habían reabierto en el 84. Toda la maquinaria quedó encerrada durante la época militar: no fue saqueada ni destrozada, solo faltaba la parte humana”, señala Antonio Martínez, titular de la Asociación de Amigos de Museo Ferroviario.

El trabajador recuerda que en el 96 los echaron, simplemente les cerraron el portón, sin haber recibido un telegrama de despido ni el pago de la liquidación final. “Cuando volvimos en 2004 quisimos hacer algo para que esto no se cierre nunca más y formamos esta asociación. Salió el tema del Museo para proteger el poco patrimonio que quedaba y así lo hicimos. En 2007 nos salió la personería jurídica. Descubrimos lo que significaba este patrimonio para Tafí Viejo, que era una ciudad netamente industrial”, cuenta. Sin embargo, el museo sufrió algunos cortes en su funcionamiento por “algunos jefes que nos querían prohibir la actividad o disponer ellos. Estuvimos un año y medio parados”.

Martínez estima que quedan unas 12 locomotoras. “Hay una especial que es única en el país, una tipo garra de los años 40, tiene cremallera en las ruedas; también la teníamos a La Porta, que era aerodinámica como el tren bala, pero la llevaron al predio ferial para mostrarla y ahí fue destrozada. No la pudimos recuperar”, comenta.

Entre las cosas más antiguas exhibidas en el salón del Museo se halla el legendario el pito o silbato construido en Glasgow, hace más de 100 años: es de bronce y su peso es de 300 kg: su sonido se escuchaba en 12 km a la redonda. “Trabajaba con el vapor de la caldera central en la herrería, no se lo puede hacer sonar aquí, no podemos llegar al nivel de presión que necesita para sonar. Se dice que la sirena del Titanic era la misma que esta. Sonaba a las 5, a las 5.20 y a las 5.30 para llamar a los trabajadores. A esa hora llegaba el Tren Obrero. Otras cosas valiosas son las chapas de identificación de los operarios, cuando se iban colgaban la chapa a la salida del portón y cuando volvían, las ponían en la sección donde se trabajaba y se controlaba la asistencia”, dice.

La chimenea ferroviaria que ha quedado trunca sigue siendo un ícono de la ciudad: “se cayó la corona en el 80 y destrozó el techo de la tornería: sí se la puede reconstruir. Tenía 70 metros, era la primera estructura edilicia en Tucumán de esa altura, deben haber caído tres metros”.

El vandalismo es uno de los enemigos crónicos de los Talleres. “Para nosotros es doloroso. A la parte sur que da a la calle Constitución la siguen depredando, llevándose cosas. Comúnmente buscan cables maestros subterráneos que eran de cobre. Hay una vigilancia sólo en la parte de Desarrollo Social que está a cargo de la Federal. Es la indiferencia, no sé de quién será la culpa”, afirma. Respecto de este nuevo proyecto en marcha, sostiene que están haciendo realidad un sueño. “Queremos que esto siga siendo manejado por ferroviarios”, asevera.

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