17 Febrero 2021
Emilio Mustafá
“Con solo analizar las nuevas formas de delincuencia se puede determinar que estamos ante un problema multicausal. Las formas de delitos como el arrebato y los asaltos son cada vez más violentos por el daño que genera la sustancia que consumen. No miden las consecuencias”, explicó Emilio Mustafá, psicólogo social que desde hace años que trabaja intentando recuperar jóvenes en distintos barrios de la ciudad.
- ¿La droga es uno de los problemas?
- Desde 2006, que comenzó a instalarse y en los últimos cinco años, que terminó de afianzarse, el narcomenudeo y el narcotráfico han generado una grave lesión en el tejido social y les dio fragilidad a los vínculos sociales y comunitarios.
- ¿La desigualdad social está presente?
- No sólo en términos de pobreza, sino de injusticias. La percepción de que la Justicia es para unos pocos privilegiados tiene un profundo impacto. Si le agregamos la degradación en la imagen del Poder Judicial y de la Policía, termina imponiéndose el sálvase quien pueda. Tucumán tiene el nivel de violencia más elevado de todo el NOA y vamos a entender esta realidad cuando asumamos que estamos ante un problema complejo.
- ¿Cómo se resuelve este problema?
- Primero hay que pensar cómo atacar, no la apariencia, sino la esencia. Hay una gran desigualdad social y está muy marcada la idea de que los beneficios son para muy pocos. Se debe hacer una profunda autocrítica sobre lo que se viene haciendo en todo este tiempo para que se piense que el otro es el enemigo. Todo esto nos está sacando factura ahora.
- ¿Coincide en que hay una generación abandonada?
- Creo que es una generación que sufrió las consecuencias de la desigualdad social que se agravó con políticas nefastas donde se profundizó la pobreza y la degradación vincular. Hoy los jóvenes son estigmatizados, ligados con el delito, pero nadie dice que son una consecuencia de las decisiones tomadas por los adultos. Ellos fueron los que generaron tantos actos de corrupción y eligieron formas peligrosas de hacer políticas como el clientelismo, cuando en realidad el verdadero deseo de estos chicos es poder trabajar.
- ¿Qué diagnóstico hace sobre la juventud?
- Está muy golpeada y dañada. Hay que atenderla porque está vulnerada. Asusta su escepticismo hacia el futuro. ‘Viví ya porque no sabés lo que pasará mañana’, es una de sus ideas. Los modelos de política que se vienen utilizando han generado una profunda falta de perspectiva. Esto se soluciona con un cambio de políticas que aporten trabajo y contención que servirán para achicar la desigualdad social
- ¿Se los puede recuperar?
- Tenemos experiencias de que sí se puede recuperar a estos chicos. Pero se hizo con un trabajo de ocho años, o sea que son a largo plazo. Las soluciones no son inmediatas, pero sí se demostró que se puede cambiar. Hay que lograr un cambio radical de perspectiva para avanzar en una sociedad más justa para todos.
- ¿Se soluciona con leyes mas duras?
- Es una idea totalmente errónea. Es una manera de atacar superficialmente el problema. Una persona que comete el delito debe recibir un castigo justo. Pero la sanción penal debe ir acompañada por una política de reeducación que no se está brindando en el sistema carcelario. Las personas que ingresan con problemas de adicción salen peor. Hay un castigo, que es lo correcto, lo que tiene que ser, pero la mano más dura es para un sector vulnerable, no para los ladrones de guante blanco. Por ejemplo, los grandes casos de corrupción, a lo largo de la historia del país, no fueron sancionados.
- También se incrementan los llamados “linchamientos”…
- Hay una idea errónea de la sociedad que comete estos hechos para que no se garantice la impunidad. El problema es que siempre se ataca al más débil, jamás se meten con los más poderosos que tienen dinero e influencias para que nunca sean sancionados penalmente. Hay que castigar al delito con la idea de reeducar a los que delinquen, no eliminarlos de la comunidad, porque lo único que se logra es una mayor degradación social que tanto nos está afectando.
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