Una política integral para combatir la inseguridad

Miedo. Bronca. Impotencia. Estas sensaciones juntas se han vuelto cotidianas en una buena parte de los tucumanos cuando sufren el ataque de un delincuente en la vía pública. El robo de un celular, de una cartera, de una bicicleta, suele dejar secuelas físicas y psicológicas en las víctimas y en algunos casos, se llega hasta el crimen, como ocurrió hace pocos días con una enfermera que fue asesinada por un ladrón que tenía causas pendientes en la justicia.

Lo cierto es que en Tucumán no son pocas las personas que no hayan padecido algún episodio delictivo. “No podemos salir con cartera ni cuando está oscuro, ni dejar los portones abiertos; ponemos alambres de púas, alarmas, candados, rejas, y aun así seguimos con miedo. Ese miedo que nos acompaña en nuestros lugares de trabajo, en las paradas de los colectivos y en nuestra vida diaria. Los almacenes, panaderías o farmacias atienden tras las rejas o tienen custodia policial”, escribía en 2018 una vecina en nuestra sección Cartas. Lejos de modificarse esta realidad, la inseguridad se ha profundizado en una forma más que preocupante. Los titulares de LA GACETA lo reflejan a diario.

“La inseguridad recrudece en Concepción y moviliza a vecinos a buscar soluciones propias. En algunos barrios organizaron su propio sistema de vigilancia. Una ola de robos y de arrebatos a mano armada en comercios, en casas particulares y espacios públicos, entre otros lugares, recrudeció en las últimas semanas en Concepción. La situación inquieta a los vecinos, que en algunos barrios se movilizaron con el propósito de organizar su propio sistema de vigilancia ante la falta de respuesta de la Policía” (17/2). “Inseguridad: taxistas denuncian que sufren hasta 50 asaltos los fines de semana” (13/2). “Inseguridad en Tucumán: un delincuente asesinó a una mujer para robarle la cartera. El cuerpo fue hallado en avenida Siria y Paraguay” (8/2).

Un mes muy complicado

Según estadísticas policiales, en enero, se denunciaron 537 delitos contra la propiedad, es decir, 17 por día y por promedio, uno cada 85 minutos en el ámbito de la Unidad Regional Capital. Los robos disminuyeron en las jurisdicciones donde se puso en marcha el programa de cuadrículas. Pero la responsable de la seguridad de los tucumanos no es solo la Policía, también lo es la Justicia. Desde hace mucho tiempo, los comisarios se quejan porque detienen a los delincuentes y a las pocas horas estos salen en libertad. El 4 de febrero, el vicepresidente primero de la Legislatura pidió a la Justicia provincial que ponga fin a la “puerta giratoria”.

En su impotencia, por falta de respuestas concretas de los gobernantes, hay ciudadanos que deciden hacer justicia por mano propia, atrapando y golpeando con violencia a los delincuentes. La cárcel y las celdas de las seccionales están colapsadas. El sistema carcelario no cumple con el objetivo de reeducar al preso para que pueda reinsertarse en la sociedad y con frecuencia, hay denuncias de corrupción de integrantes del personal del penal Villa Urquiza, así como de la circulación de droga.

Educación y asistencia social

Nos parece que esta alarmante realidad, no se combate solo con prevención y represión, con un mayor equipamiento o más policías. Se necesita una política integral basada en la educación, en la asistencia social, en la generación de trabajo digno, en el deporte, dirigida especialmente a los sectores marginales de la sociedad.

Si no se juntan las partes del todo, los tucumanos seguiremos experimentando el miedo de salir a la calle.

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