La dura tarea de los clubes de recuperar al deporte

Reconstruir las estructuras humanas y administrativas, esas con las que estuvieron trabajando hasta que la pandemia obligó a cerrar todo, es una misión que los clubes tucumanos tienen por obligación, dada su función social. Ardua tarea si las hay. Ya antes de que la crisis sanitaria llegue para cambiar toda la agenda de 2020, las instituciones en general transitaban por la complicada senda que en estos tiempos representa mantener unidos a los grupos de trabajo y propender al equilibrio económico. Con 2021 en curso, y con una incipiente actividad -no exenta de interrogantes-, hay situaciones que deben atenderse primero antes que otras. Y se sabe que aquí no se trata de hacer lo que se pueda, sino hacer lo correcto.

Hay que plantear con énfasis que la situación generada por la covid-19 no está resuelta. Por más curva descendente que se esté registrando, vacunación en proceso o protocolos vigentes, se debe mantener la mesura. En consecuencia, el retorno a las actividades debe hacerse bajo las normativas que el Comité Operativo de Emergencia dispone para estos casos. Bueno es advertir que las autoridades de los clubes nunca deben olvidar el rigor que se requiere en los controles, para que las medidas se cumplan. No son pocos los que se resisten a ellas, vulnerando la seguridad sanitaria y poniendo en riesgo a los demás. Ni tampoco se puede obviar que, principalmente en las redes sociales, se pueden ver imágenes de comportamientos incorrectos ante la situación.

Mientras esto se desarrolla, otra preocupación asalta a los clubes: perdieron en los últimos meses jugadores y asociados en cantidad. Y se sabe lo duro que esto es en el afán de mantener un panorama saludable puertas adentro de cada institución. En este sentido, en general los clubes no la están pasando bien. La pandemia hizo su parte, pero también contribuyó la crisis económica.

Las excepciones están, pero el que sufre es el conjunto. El Tucumán deportivo no se circunscribe sólo a la capital y a las ciudades vecinas, donde puede que haya mejores posibilidades para recuperar terreno. En el interior profundo, las ganas de hacer deportes permanecen inalterables, pero el soporte económico es sensiblemente menor. Es en este campo donde se notan acciones casi heroicas para mantener viva la pasión. El caso que plantea el fútbol con los equipos que participan de la Liga Tucumana es un claro ejemplo de lo aquí señalado.

A lo largo de la historia, nuestra provincia se caracterizó por tener en los clubes hombres y mujeres que, imbuidos de un espíritu batallador, supieron enfrentar las vicisitudes, que no fueron pocas. Esta vez se enfrentan a una batalla con varios frentes. Por estos días, y a su manera, entidades que responden a disciplinas como el básquet, el voley, el golf, el tenis, el hockey, la están enfrentando, en certámenes nacionales. Mientras, esperan que en Tucumán se reabran las puertas de la competencia. Como también lo está esperando la gran mayoría de los deportes que todavía no fueron habilitados, los que quizás deban esperar algunas semanas más.

Resistir los embates de la crisis. Mantener la fuente deportiva para acoger a quienes hacen de la práctica deportiva una forma de vida. Multiplicarse en gestiones, trámites e ideas. Sostener una necesidad social. Ayudar al refortalecimiento de cada individuo en lo físico como en lo mental luego de meses inciertos. Esas son premisas que la dirigencia debe mantener en alto en todo momento. De las pruebas a las que la vida nos somete, en lo individual y colectivo, se debe salir más fuerte.

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