Unos 36 preadjudicatarios del barrio Concepción II, ubicado al sur de esa ciudad, protestaron esta mañana en ese lugar al cumplir la obra cuatro años de permanecer inconclusa y abandonada. Son familias de escasos recursos que, al carecer de techo propio, viven en casas de parientes o pagan alquileres. Piden la urgente reanudación de los trabajos y su entrega.
“Venimos de una larga angustia con promesas de solución que hasta ahora siguen sin cristalizarse”, se quejó Alfredo Karamatich. “Mientras seguimos escuchando mentiras, el barrio, de 42 inmuebles, se mantiene sumergido entre los matorrales y a disposición de ladrones y vándalos”, advirtió el hombre.
Las casas, que son del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), tienen un avance del 75%. Fueron dejadas sin terminar en el 2017 por la firma Marán, cuyos propietarios, como se recordará, en 2018 aparecieron involucrados en irregularidades en el IPV. Tras caer la concesión de obra de esa empresa, el organismo estatal efectuó una nueva adjudicación a la empresa Tecno Construcción. “Distintas razones de índole fiscal impidieron a esta firma reanudar los trabajos. Entonces se realizó otro proceso licitatorio. Esta vez la concesión recayó en la empresa Tauer. Lamentablemente esta nunca asumió los trabajos. Desconocemos los motivos”, apuntó Karamatich.
Según el vecino, son incontables las veces que concurrió al IPV a reclamar la reanudación de la construcción. También todos los damnificados enviaron notas a la interventora Stella Maris Córdoba. “Hasta el momento solo recibimos como respuesta promesas que siguen sin cumplirse. No vamos a dejarnos vencer por la desesperanza. Seguiremos reclamando hasta conseguir nuestra casa”, apuntó.
Ladrones se llevan todo
Aldo Salica, pintor y padre de dos hijos, dijo que les genera angustia ver cómo las casas acusan deterioros por el largo abandono y son desmanteladas por los ladrones. “Al no estar custodiado este barrio, todo está en manos de los delincuentes que ya desarmaron algunos techos de chapas y se las llevaron junto a tanques de agua, griferías, cerámicos, puertas y ventanas. El daño es enorme", se lamentó Salica.
“Si las autoridades del IPV no dan una pronta solución a este problema, los ladrones van a terminar de desmantelar todas las viviendas”, advirtió el vecino. “La cuestión es que todas las familias preadjudicatarias carecemos de los recursos suficientes para comprarnos nuestra propia casa. Sentimos un gran alivio cuando salimos sorteados en las entregas de las de este barrio. La alegría fue inolvidable. Pero jamás imaginamos que el sueño se iba a convertir en una pesadilla”, concluyó.