Por Rodolfo Casen y Gustavo Rodríguez 25 Abril 2021
FORMACIÓN EN EL NORTE. Los vigías municipales de Burruyacu reciben instrucciones antes de salir a cumplir con sus servicios en la calle.
Algunos fueron bautizados como vigías, otros como guardias urbanos y también están los policías municipales. No importan los nombres, sino los hechos. En nuestra provincia, de una manera u otra, 15 de los 19 municipios se hicieron cargo de la seguridad. Más de 1.100 hombres y mujeres están recorriendo las calles o controlando las pantallas de los centros de monitoreo en el interior de la provincia.
¿Motivos? El intendente de Yerba Buena Mariano Campero fue muy claro: “nos encantaría poder invertir esos recursos en más alumbrado o en pavimentación, pero la problemática de la inseguridad nos obliga a poner en funcionamiento una guardia”.
Con papeles -o mejor dicho ordenanzas- en mano se pudo conocer cuál fue la primera municipalidad que creó un equipo de hombres de estas características. En Famaillá en 2008 se dio forma al primer cuerpo de “cuidadores”. El secretario de Participación y Gestión Ciudadana de ese municipio Mario Montero contó que en un principio eran empleados municipales comunes a los que se les había encargado la misión de custodiar los espacios públicos para evitar actos vandálicos. Hoy, ese cuerpo, cuenta con 80 hombres, móviles, cámaras de seguridad y ya tiene proyectado incrementar el número de efectivos, la flota de vehículos y las cámaras de seguridad.
En 13 años las guardias urbanas crecieron como la caña de azúcar en un verano lluvioso y caluroso. Siete municipios les dieron forma a sus guardias entre 2014 y 2015. Las restantes nacieron a partir de 2016, especialmente entre 2017 y 2018. La última ciudad en brindar este servicio fue Juan Bautista Alberdi, en 2019. Y no es casual: nacieron momentos antes y después de la declaración de la Emergencia en Seguridad en la provincia. En otras palabras, cuando los hechos de inseguridad parecían que no se detendrían.
Modelos
En 2015, casi de la mano, Tafí Viejo y Banda del Río Salí apostaban a sus cuerpos de vigías para custodiar las calles de sus ciudades. Por el éxito que consiguieron terminaron redoblando la apuesta. En las tierras del limón no sólo apostaron al trabajo preventivo y a la tecnología con su completo centro de monitoreo y la entrega a botones de alarma vecinal, sino que ya existen equipos que están encargados de buscar puntos de conflictos barriales.
“Nuestros hombres también tienen la obligación de llevar un registro de los lugares donde está fallando el alumbrado público, detectar las calles que se encuentran en mal estado o los matorrales. Se comparte ese información y las distintas áreas del municipio se encargan de solucionar esos problemas”, explicó Julio Díaz funcionario del área de Seguridad de Tafí Viejo.
El intendente, Darío Monteros, se hizo fuerte en tierras bandeñas con su cuerpo de vigías. No sólo es la más numerosa de la provincia, sino que además ha apostado al uso de la tecnología para mejorar el servicio que brindan sus 265 hombres. “Siempre estamos buscando las mejores herramientas para mejorar. Primero se incorporaron las cámaras para realizar monitoreo, después la de identificación de vehículos y, por último, tenemos una aplicación que se descarga en cualquier celular para que el vecino denuncie un hecho delictivo, un accidente, un incendio y hasta casos de violencia de género”, comentó el secretario de Seguridad Marcelo Moreno.
Los que faltan
No se sabe si los municipios de La Cocha y Graneros contarán en un futuro con este servicio. Las autoridades de Tafí del Valle anunciaron que próximamente lo harán y en Las Talitas confirmaron que no formarán uno. “No es responsabilidad de los municipios hacerse cargo de la seguridad. No tenemos un cuerpo de vigías, pero apostamos a otras cuestiones. Hacemos controles con la Policía y las fuerzas federales, a quienes les cedimos un predio para que instalen una base y otro donde se hará un helipuerto”, explicó el intendente Carlos Najar.
“Hay muchos detalles para tener en cuenta. El estatuto del empleado público no establece que una persona pueda realizar esa tarea. ¿Y si a un vigía le sucede algo? El responsable será el municipio que terminará pagando un hipotético fallo indemnizatorio con el dinero de los contribuyentes”, planteó. “Sí colaboramos con las dependencias policiales aportando móviles, haciéndonos cargo del combustible y reparando las comisarías concluyó. Esa también es una manera de trabajar por la seguridad”, concluyó.