“No quiero ser como mi papá”: ¿se puede “zafar” de la historia familiar?

Especialistas en el autoconocimiento explican qué hacer y qué no para no repetir errores del pasado y superarse.

NECESIDAD DE INTEGRACIÓN. La familia es un sistema que no soporta la exclusión, sea de algo o de alguien. Por naturaleza busca incluir.  NECESIDAD DE INTEGRACIÓN. La familia es un sistema que no soporta la exclusión, sea de algo o de alguien. Por naturaleza busca incluir.

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Familia, fecha establecida en 1993 con el fin de crear conciencia sobre el papel fundamental que cumplen la familia. En particular, en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente para los niños y los jóvenes dentro de este núcleo fundamental.

Con los cambios que ha sufrido a lo largo de la historia, existe un consenso de la comunidad internacional respecto de que la familia es la unidad básica de la sociedad. Una afirmación que, para ciertos enfoques, no sólo es verdadera sino que además es indiscutible: una persona, por más que quiera, no puede abstraerse de ese grupo inicial, tenga o no relación con él, simplemente porque lo lleva “impreso en los genes”.

Es el enfoque de Constelaciones Familiares, un método sistémico que se encarga de deshilvanar la madeja que implica el árbol genealógico de una persona. Lo que se busca es que los conflictos que son naturales en una familia no se arrastren a lo largo de la vida de las personas que la integran. Dicho de otro modo, una manera de cortar con el círculo que nos hace repetir los errores del pasado.

“La manera en la que nos hemos relacionado con nuestros padres, vivan o no, los conozcamos o no, seamos adoptados o no, genera patrones que quedan grabados y que se repiten con el resto de las personas que integran esa familia. ‘No quiero repetir la historia de mi papá -o de mi mamá-’ es una afirmación frecuente, pero en muchas ocasiones esa historia sí se repite”, explica Natalia Sleiman, facilitadora en Constelaciones Familiares y coach ontológica acerca de la filosofía que hay detrás de este método.

Precisamente en esa clase de afirmaciones, que de alguna manera buscan negar o rechazar el legado familiar, está la principal “trampa”: es cuando aparece esa negación o rechazo que el camino queda listo para repetir patrones negativos. “El alma no sabe no amar -sentencia Sleiman- a los integrantes de nuestra familia. La familia es un sistema que si hay algo que no soporta es la exclusión ya sea de algo o de alguien. Por naturaleza el sistema va a incluir eso que intentamos excluir. Esto explica que, por ejemplo, en una familia donde hay un papá alcohólico, y un miembro lo rechace con todas sus energías, ese mismo miembro luego busque una pareja alcohólica o se convierta él mismo en alcohólico. El alma ama profundamente eso que la persona intenta rechazar, entonces lo replica”.

El método

La expresión “constelaciones familiares” fue acuñada por el médico y psicoterapeuta austríaco Alfred Adler (1870-1937), y la definió como la influencia entre los miembros de una familia a causa del rol de cada uno de ellos. En 1953 se encuentran los primeros artículos científicos que utilizan esta expresión. En 1993, el alemán Bert Hellinger publicó “Zweierlei Glück. Konzept und Praxis der systemischen Psychotherapie” (Fortuna caprichosa. Concepto y práctica de la psicoterapia sistémica), que recopila sus observaciones empíricas sobre las constelaciones con el objetivo de divulgarlo como método.

Hellinger afirma que durante la década de 1980 conoció leyes que explican las consecuencias limitatrágicas para los integrantes de una familia. Su teoría de las constelaciones familiares estaba dirigida a la solución y reversión de esas consecuencias.

“Es importante recalcar que constelaciones familiares no es una terapia. Es una filosofía que la aplicamos al servicio de las relaciones humanas. Con este enfoque analizamos la historia familiar de personas que se sienten bloqueadas en sus relaciones o en el trabajo, que no logran progresar, que se sienten estancadas, y que incluso desarrollan enfermedades. Se trata de un método que tiene efectos terapéuticos, pero no es una terapia en sí”, aclara Sleiman.

Salirse del rebaño

Sleiman explica que, según el enfoque de Constelaciones, el amor que se siente por un familiar es ineludible, imborrable. “Pero acá cabe distinguir el amor emocional del amor existencial. A una persona que ha sido abusada por un familiar no se le puede pedir que ame -desde el punto de vista emocional- a la persona que abusó de ella. Pero el amor existencial sigue presente, es un hilo que nos vincula, y que parte de la aceptación de que sin esa persona -el padre por ejemplo- no podríamos existir. Es un amor existencial”, afirma la especialista.

Por eso -continúa- es prácticamente imposible separarse del rebaño sin que eso tenga consecuencias negativas. “El vínculo siempre va a estar y trasciende la muerte. La relación, en cambio, es otra cosa. Uno puede estar en distancia en la relación, pero no es posible separarse, la familia está en tu ADN, no existe tal cosa, no podés sacártela del cuerpo. Sí es posible, en cambio, una distancia que puedas asumir, porque no hayan encontrado una manera amorosa de relacionarse, pero eso no implica borrar el vínculo”, sostiene.

Los obstáculos que pone en el camino la historia familiar, explica Sleiman, comienzan a sortearse cuando la persona asume el lugar que ocupa cada miembro del sistema familiar. “Lo que descubre Hellinger es que cuando no se cumplen las leyes del amor, aparecen los conflictos. Sucede por ejemplo cuando no se respeta al que llegó primero, cuando alguien quiere enseñarle a un papá o a una mamá desde la arrogancia, porque está alterando el orden. Esto no significa que un hijo no pueda hacer evolucionar o traer enseñanza a sus padres, pero siempre desde la humildad y reconociendo su propio lugar en el sistema”, advierte.

“La actitud de fondo es el amor -continúa Sleiman. En afirmar que así como fuiste y como sos, sos mi papá. Reconocer el lugar de cada uno es una actitud sanadora de fondo, es imprescindible incluir todo eso que existe. Si lo rechazamos, seguramente lo replicaremos. Cuando comenzamos a juzgar al otro es que surgen los conflictos personales y la enfermedad. La familia se construye en el corazón, reconociendo el lugar que cada uno ocupa, independientemente de lo que hizo en la vida”, finalizó.

El “autotrato”    
Por Alejandra Risso, especialista en biodecodificación

La familia es el mundo donde se gestan nuestras bases conscientes e inconscientes sobre lo que somos. El cómo me habló, tonos, gestos, quedan interiorizados. Al hacernos grandes todos llevamos un diálogo interno a la hora de tomar decisiones y actuar, este autotrato puede ser nulo, violento, de gran exigencia, de culpa, de amor, etcétera. Este diálogo está muy relacionado con eso que aprendimos en la infancia. Ser adultos es generar un nuevo autotrato, el que yo elija. Si logro esto, no habrá nada externo que me lastime, invada, violente. Hay patrones buenos y malos. Lo importante es saber cómo funcionamos para ser adultos maduros y seguros que pueden integrarse a la sociedad.

Saber autoconocerse    
Por Pía Andújar - Master Coach Ontológico - Directora de Coaching para la Conciencia  

En el seno de la familia aprendemos patrones que suelen ser la base desde la cual actuamos en nuestra vida de adultos. Algunos de esos patrones nos sirven y abren posibilidades, y otros nos limitan. Por ejemplo, un patrón aprendido puede ser el de una niña que aprendió de su madre a desconfiar de los hombres. Esta niña observa cómo su madre habla de los hombres y cómo se comporta en relación a ellos y aprende esa manera particular de relacionarse y la repite en su vida. La mayoría de los patrones son inconscientes y determinan más del 95% de nuestro comportamiento. El primer paso para trascender un patrón es hacerlo consciente. Esto se logra mediante la autoobservación y la reflexión sobre nuestros pensamientos, emociones y acciones. De esa manera podemos comenzar a observar nuestras tendencias. Una vez que tomo conciencia de un patrón puedo elegir mi acción sin estar comandado o condicionado por el mismo.

Limitaciones y posibilidades    
Por Marcelo Massons - Coach - Director del Instituto de Neuro Coaching Consciente INCC  

Desde el Punto de vista del coaching ontológico, decimos que nosotros creamos nuestro modelo mental, que se forma desde nuestro nacimiento por lo que aprendemos de nuestra familia, de nuestra cultura, de nuestra educación, desde nuestra biología, religión, etcétera. No ve de la misma manera un niño de un barrio marginal, sin acceso a la educación, a cómo lo mira un niño que creció en una familia que le puede dar educación y un entorno de afirmación y validación. Por lo tanto cada uno tendrá creencias limitantes o posibilitantes, según cómo interprete esos hechos del pasado. Eso no significa que una persona no tenga posibilidades de cambiar lo que no le hace bien, sino que deberá trabajar sus creencias limitantes, como por ejemplo las afirmaciones del tipo: “no puedo”, “no soy merecedor” o “no soy amado”. Esas creencias, entre otras, condicionan su vida, sus resultados y sus relaciones. Para cambiar esto se puede mantener conversaciones de coaching individual, para identificarlas y generar nuevas acciones, que permitan desafiar esas creencias, cambiando la manera de estar siendo y transformando su vida. Vale aclarar que el coach no es terapia, sino es un proceso de aprendizaje y que no trabaja con patologías o trastorno, está área es competencia de los profesionales de la salud mental.

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