Las protestas contra el gobernador derivaron en cortocircuitos políticos y pedidos de disculpas

El manzurismo cree que hay un ataque por parte del núcleo duro del macrismo. Los anuncios aplacaron los ánimos del sector privado.

EL ESCRACHE A MANZUR. Comerciantes protestaron frente a la residencia del jefe del PE. Campero rechazó este tipo de manifestaciones. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI EL ESCRACHE A MANZUR. Comerciantes protestaron frente a la residencia del jefe del PE. Campero rechazó este tipo de manifestaciones. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

El límite fue la protesta del domingo en la residencia privada del gobernador Juan Manzur. Esa noche, el mandatario agarró su celular y comenzó a hacer consultas con sus pares de otras provincias para saber si es que las movilizaciones contra el confinamiento de nueve días habían tenido el mismo efecto que en Tucumán. No se registraron reacciones generalizadas. La movilización de los gastronómicos golpeó al oficialismo, independientemente del divorcio de una franja de la sociedad con la Casa de Gobierno. Los manzuristas apuntaron hacia una motivación netamente política. La presencia en la marcha del concejal de Yerba Buena, Álvaro Apud (PRO), abonó esa teoría. “Así como el núcleo duro del macrismo (personalizado en Patricia Bullrich) atacó a la Casa Rosada, de la misma manera lo hace con Manzur”, fue la evaluación que se hizo en el Gobierno.

La mañana del miércoles encontró al intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, buscando alternativas para evitar un cierre masivo de negocios por el confinamiento. Habló con gastronómicos y también con autoridades policiales de esa jurisdicción. La idea era sostener la fase 1, con restricciones para los gimnasios y para los salones de fiestas, pero un poco más de flexibilidad para que los comerciantes puedan sostener sus ventas. Al mediodía, tenía listo un borrador de decreto y, entrada la siesta, citó a los concejales de ese municipio para detallarle las posibles medidas. “No”. Esa fue la cortante respuesta que el intendente recibió desde el Poder Ejecutivo. El confinamiento es estricto, más allá de las protestas, porque la curva de contagios de la Covid-19 sigue en ascenso, mientras las camas críticas están al borde de su ocupación total, se argumentó.

En la cumbre de casi tres horas, Campero comunicó a los ediles las respuestas de la Casa de Gobierno que llegaron con el pase de factura de la participación de Apud en las protestas, de las críticas “corporativas” de Juntos por el Cambio contra el gobernador y de la demora en pedir disculpas por parte del edil del PRO. Las llamadas fueron frecuentes entre Campero y el legislador manzurista Gerónimo Vargas Aignasse, que -según dijo- actuó como “amigable componedor”, que marcó el límite para una convivencia política sana entre el Ejecutivo y la Municipalidad de Yerba Buena, independientemente de los tiempos electorales.

Apud pidió las disculpas del caso; dijo que no organizó marcha alguna hacia la residencia privada del gobernador, pero no evitó que su par del manzurismo, Marcelo Albaca Petersen lo denunciara ante el fiscal de Delitos contra la Sanidad, Marcelo Leguizamón. La noche del miércoles, Campero intentó, en varias oportunidades, comunicarse al celular de Manzur. No hubo respuestas del otro lado. Ayer, en una entrevista en LGPlay, Campero mostró su preocupación “por la escalada de violencia” que se ha observado en los últimos días. Y rechazó los escraches como el que padeció el gobernador. “Hay que ser respetuosos con las familias. Seguramente, muchos de los que fueron tienen el legítimo derecho de pedir y de manifestar, pero no era la forma”, señaló el intendente, que intentó bajar la espuma a un eventual conflicto institucional.

Medidas que aplacaron

Germán Alfaro, el intendente de la Capital, se mostró el mismo miércoles cercano a los empresarios. En una visita a la Federación Económica de Tucumán (FET), anunció un plan de ayuda a los gastronómicos de casi $ 40 millones, lo que contribuyó a aplacar los ánimos en las calles. El jefe municipal tomó la iniciativa política de contribuir con las medidas de compensación que el sector privado esperan en tiempos de confinamiento. Algo similar quiso hacer en Yerba Buena el concejal Alejandro Sangenis con un proyecto de ordenanza con el que se pretende otorgar, por única vez, una ayuda económica a comercios no esenciales, negocios de gastronomía y restaurantes que debieron cerrar por el confinamiento en ese distrito.

Horas más tardes, el gobernador también se subió a la ola de anuncios. Pero, a diferencia de las medidas capitalinas, el mandatario provincial apuntó a una ayuda directa para los trabajadores del comercio y de la gastronomía (cerca de 15.000 beneficiarios) con subsidios por un total de $ 60 millones.

¿Fue una acción coordinada para que una parte del Estado -el municipio- asista a los empresarios que protestaron, y la otra -El Ejecutivo- atienda a los empleados de las actividades más perjudicadas por el confinamiento? De un lado se contestó que fue una acción natural de gestión en un momento difícil. Del otro, puntualizaron que las medidas fueron complementarias y que la situación se irá encarrilando en la medida que lleguen más vacunas para evitar nuevos confinamientos.

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