Emmanuel Carrère: Premio Princesa de Asturias a las Letras 2021

Emmanuel Carrère: Premio Princesa de Asturias a las Letras 2021
20 Junio 2021

La monstruosidad  de la literatura

una novela temprana

NOVELA

BRAVURA

EMMANUEL CARRÉRE

(Anagrama - Buenos Aires)

Emmanuel Carrére publicó la edición francesa de Bravura cuando tenía 27 años, después de su primera novela L’Amie du Juglar, que trabajaba sobre el problema del autor y la obra. La reverberación de aquel dilema inaugural continúa en el resto de sus libros (como en las historias de no-ficción Limonov y El adversario) pero con mayor insistencia en esta segunda novela: Bravura propone un proyecto de reconstrucción histórica, una meditación sobre las expectativas del escritor frente a sus escritos y la relación entre los géneros literarios y la verdad.

Durante el verano de 1816, un volcán hizo erupción en Java, las cenizas avanzaron por el sureste asiático, cruzaron las estepas rusas y llegaron hasta Europa, dando por finalizado el estío que recién comenzaba. Durante las tardes lluviosas y frías, Lord Byron invitó a la villa Diodati, al matrimonio Shelley y a su médico personal el joven John William Pollidori, que tenía apetencias literarias. Pollidori escribía tragedias y versos que eran el objeto de la burla de su maestro. La novela de Carrére retoma el encuentro, que dará origen al monstruo más famoso de la modernidad, Frankenstein de Mary Shelley, desde la perspectiva de Pollidori, quien engendrará su propia criatura a la imagen del maestro Byron: El Vampiro.

La historia de la decadencia y el suicidio de Pollidori da paso a la narración del capitán Walton, quien está redactando una versión alternativa y de amor de Frankenstein. Esta versión es recuperada por Ann, una escritora que vive en un lupanar y edita novelas rosas. Este libro es un simulacro de las transformaciones del género gótico, un ejercicio de estilo que retoma la monstruosidad de la literatura (cocida, como el monstruo de Shelley, a partir de retazos desordenados). Por eso el título Bravura, que en francés también designa al virtuosismo de un artista, por la velocidad y lo repentino de la trama que recuerda al Georges Perec de La vida, instrucciones de uso.

© LA GACETA

Brutal experiencia  de lectura

una estremecedora novela del maestro del desasosiego

NOVELA

UNA SEMANA EN LA NIEVE

EMMANUEL CARRÈRE

(Anagrama - Buenos Aires)

Emmanuel Carrère ejerce el desasosiego de modo profesional. En cada uno de sus libros se las ingenia para derramar cantidades justas de angustia, misterio y violencia, aunque también ternura y compasión. Una extraña mezcla que perturba porque nos acerca peligrosamente a vidas solitarias y a la deriva, a todo aquello de lo que queremos huir y proteger a nuestros hijos.
De este mismo tenor es la novela Una semana en la nieve, publicada por primera vez en Francia en 1995 y editada en español por Anagrama, luego del éxito de El adversario o Una novela rusa, dos obras maestras donde Carrère labra a fuego su talento de escritor, de periodista, de tipo temerario que en cada historia va hasta el fondo, hasta la profunda Rusia para documentar la aparición del húngaro András Toma y terminar sumido en una especie de delirio personal, hasta el último entresijo del alma podrida de Jean-Claude Romand, el hombre que en 1993 asesinó a toda su familia y cuya historia Carrère retoma en El adversario.
Una semana en la nieve es el último libro de ficción que el autor escribió antes de convertirse en uno de los maestros del non fiction. Como dato curioso (aterrador) es el libro que leyó Romand en la cárcel y que lo convenció de entrevistarse con Carrère para que éste escribiera su historia. ¿Qué vio el monstruo -así lo bautizó la prensa francesa- en esta historia? Tal vez nada que lo atañera a él en particular, tal vez sólo aquello que provoca dolor en cualquier lector y una sensación de abatimiento que no se va.
Hay un niño llamado Nicolás, hay un campamento de invierno, hay montones de niños que rodean y hostigan a este niño llamado Nicolás y que desde la primera línea percibimos distinto: es el elemento extraño, el chivo expiatorio que cualquier comunidad precisa para cohesionarse, sobrevivir y poner a prueba el sistema inmunológico común. Pero esta no es la historia, o no del todo. Aún hay más. Una segunda historia de horror que bordea a la primera y se termina superponiendo para demoler la última de nuestras resistencias.
Una semana en la nieve supone una brutal experiencia de lectura. Todo lo que hay alrededor se desvanece y sólo importa lo que estamos leyendo, y lo que estamos leyendo es como caminar por un túnel estrechísimo o como esas historias de terror que siempre contaba alguien en los campamentos y que hacían que nos quedáramos con el cuerpo encogido y que no existiera nada más que el miedo de ese momento y la posibilidad de que el loco del manicomio se presentara ante nosotros con un cuchillo y una sonrisa delirante.

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Un viaje a lo inconcebible

la historia del hombre que mató a sus hijos

NO FICCIÓN

EL ADVERSARIO

EMMANUEL CARRÈRE

(Anagrama - Buenos Aires)

Esta historia empieza por el final. Lo que hay que descubrir es dónde está el comienzo.
Una tarde de 1993, Jean-Claude Romand vuelve a su casa, conversa con su mujer, la incita a tomar alcohol, espera a que se duerma y le aplasta el cráneo con un palo de amasar. Luego busca su carabina, cubre con una almohada la cabeza de su hija de siete años y le dispara. Después hace lo mismo con su hijo, de cinco años. Minutos más tarde maneja hasta la casa de sus padres, come con ellos y los mata. A continuación busca a su amante e intenta asfixiarla con sus manos pero ella logra escapar. Finalmente vuelve a su casa, toma una dosis de somníferos que cree que lo matarán y prende fuego al lugar después de rociarlo con nafta. Romand es rescatado del incendio y recupera el conocimiento días más tarde.
Los habitantes del idílico pueblo francés en el que vivía Romand no sospecharon que detrás del destacado médico e investigador de la Organización Mundial de la Salud, y padre de familia ejemplar, podía esconderse un impostor y un homicida en potencia. Algunos días después de los crímenes descubrieron que Romand nunca se había recibido, que no trabajaba donde decía -ni en ningún lado- y que el derrumbe de un esquema de estafas lo llevaron al desenlace fatal.
La historia obsesionó a Emmanuel Carrère, quien creyó que las claves de la trama solo podría proporcionarlas su protagonista. “Lo que usted ha hecho no es, a mi entender, la obra de un criminal ordinario”, le decía Carrère en una carta que Romand no contestó.
La historia inspiró Una semana en la nieve, novela de Carrère protagonizada por un padre asesino. La novela llegó a manos del propio Romand y, dos años después de recibir la carta que le había enviado el autor, decidió contestar, invitándolo a una visita en la cárcel.
A partir ese momento empezó a escribirse El adversario, una de las mejores novelas de no ficción de nuestro tiempo.

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Reflexiones en torno al cristianismo

enfoque del pasado creyente desde un presente agnóstico

MISCELÁNEA

EL REINO

EMMANUEL CARRÈRE

(Anagrama - Buenos Aires)

A lo largo de más 500 páginas, cuyas primeras 200 están dedicadas a su “conversión” al catolicismo, las crisis personales, sus complejas relaciones matrimoniales, sus hijos y sus mejores amigos; Carrère nos conduce por los sinuosos caminos de la reformulación de su fe cristiana. Para realizar esta tarea monumental repasa, vuelve a comprender desde otro ángulo y a darle un sentido a las Sagradas Escrituras. Como él mismo confiesa en las primeras páginas del libro: “Yo podía interesarme en la Teología, pero, según la frase de Borges, como una rama de la literatura fantástica”.
En las apariencias, Carrère descarta la idea de la ficción en las escrituras, a la cual han adherido diversos escritores como, por ejemplo, Saramago con su Evangelio. Sin embargo, la totalidad de su estilo, por más que reniegue de ello, es ficcional y su mirada sobre los Evangelios también lo es. Lo hace de la misma manera en que pone en jaque al psicoanálisis, relata en detalle cómo se ha negado a hablar con la terapeuta a la que consulta y, mientras tanto, deja entrever su admiración por esta disciplina.
Cercano al pensamiento de Lucas, el autor hace un minucioso análisis de los Evangelios y de los inicios de Cristianismo. Hace particular hincapié en los orígenes en el judaísmo, intenta encontrar una continuidad entre la religión judía y la católica, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
En un estilo coloquial, el texto está plagado de comparaciones con escenas cinematográficas, situaciones políticas, obras literarias y hasta con la vida cotidiana en la actualidad. Asimismo, su admirado novelista de ciencia ficción Philip K. Dick, no deja de estar presente a medida que avanza el texto.
Mezcla de historiador, ensayista, escritor de ficción y de su propia autobiografía, Carrère ha forjado un estilo propio. Abundan las frases interesantes tales como: “Lo contrario de la verdad no es la mentira sino la certeza” o “En cuanto alguien dice yo…me apetece seguirle y ver quién hay detrás de ese yo”. El reino es un libro que convoca al lector a seguirlo a lo largo de las extensas reflexiones sobre temas de ineludible interés.

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Un texto arrollador

la vida del polémico escritor que murió en 2020

NO FICCIÓN

LIMÓNOV

EMMANUEL CARRÈRE

(Anagrama - Buenos Aires)

Limónov es un libro arrollador. Es una crónica ficción. No es cualquier crónica. Es la historia diversa, polifónica, andrajosa y artística de un poeta ruso homosexual y mujeriego, de un ídolo de multitudes alocadas, de un fascista moderno, de un sexópata incurable, de un provocador incurable. Limónov es el seudónimo de un hombre que tiene cien caras y cien trajes, que vive en Rusia pero que vivió en diez ciudades y que fue un pendenciero y un peleador, que luchó por la perdida revolución.
Limónov es un libro múltiple. Enumera los hechos de la vida de Limónov y, a la vez, saca cuentas de la historia de Rusia, de la historia de la vanguardia rusa, de las rencillas entre los poetas. Cuenta la vida de Limónov en New York como homosexual y como sirviente de un rico de Manhattan. Limónov vivió en la casa del ricachón y vio, de cerca, la cara de los funcionarios del régimen en New York y escribió un libro sobre el fracaso tirado en el pasto del Central Park y se reencontró con su ex mujer para verla tener sexo con otro.
La historia de Limónov es la historia de un hombre y es la historia de la transformación de un país. De esa Rusia que pasó de ser el centro del comunismo mundial al centro de la corrupción del postestalinismo, a la era de Brézhnev, al deshielo. Lo mejor es que cuenta la historia política sin contar la historia política.
Carrère se las arregla para contar lo máximo con lo mínimo y reconstruye el tiempo de la vida a través de los cristales mínimos de la vida cotidiana.
Por eso, el libro de Carrère es una novela de aventuras, una crónica moderna, una radiografía política, una microhistoria intelectual, una lupa que agranda la revancha de los poetas, un repaso por la historia de un país que fracasa, una reconstrucción de la oscuridad de un hombre que se inventó a sí mismo y que pasó por diferentes etapas en su vida. Y es, también, una autobiografía intelectual ya que el propio Carrère habla de sí mismo y de su pasado para engarzarlo con la historia de Limónov.

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Fragmentos de libros de Carrère

De vidas ajenas

“Con Étienne tenía derecho a lo que nos prohibimos ante las personas que amamos: el miedo, la desesperación”. (...) “Patrice vive en el presente. Practica espontáneamente lo que los sabios de todas las épocas consideran el secreto de la felicidad, estar aquí y ahora, sin añorar el pasado ni preocuparse por el futuro”.

El adversario

“Sabía, después de haber matado a Florence, que también iba a matar a Antoine y a Caroline, y que aquel momento, delante de la televisión, era el último que pasábamos juntos. Les hice mimos. Debí de decirles palabras tiernas, como ‘os quiero’. Lo hacía a menudo, y ellos correspondían muchas veces con dibujos. Incluso Antoine, que todavía no escribía bien, sabía escribir: ‘Te quiero’. (...) Estuvimos así como una media hora… Caroline vio que yo tenía frío y quiso subir a buscar mi bata… Yo dije que a ellos les notaba calientes, que quizá tuviesen fiebre, y que iba a ponerles el termómetro. Caroline subió conmigo y la hice tumbarse en la cama… Fui a buscar la carabina...”.

Limónov

“A nosotros, que vamos, venimos y tomamos aviones a nuestro antojo, nos cuesta comprender que la palabra emigrar, para un ciudadano soviético, significaba un viaje sin retorno. Nos cuesta comprender estas palabras tan simples como un hachazo: para siempre”.

El reino

“Yo podía interesarme por la teología, pero, según la frase de Borges, como una rama de la literatura fantástica”.

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