Cartas de lectores I: de cartoneros a recicladores

16 Julio 2021

La entrevista de LA GACETA (15/07) a los nuevos recicladores urbanos (antes llamados “cartoneros) nos ha develado un mundo desconocido, la realidad de  personas que con la nueva denominación  que el lenguaje le ha dado a su trabajo, han encontrado una forma de inserción social, una manera de quedar rotulados como trabajadores útiles al hacer cotidiano de una sociedad gigantesca que no es consciente de sus desechos y que cree que la producción de basura pertenece a los otros. Esta dignidad que la palabra ejerce sobre las cosas que nombramos pasa a ser una luz de esperanza sobre 12.000 personas que en Tucumán trabajan en una realidad deplorable para la mayoría, pero que para ellos es una alternativa de supervivencia: “Hace años que me dedico a esto y gracias a Dios nunca he robado”; esta expresión en boca de alguien que no consigue otro trabajo o que ha perdido el que tenía, que debe alimentar a familias, que mete las manos en la basura, separa lo útil de lo que no lo es, se enfrenta a la contaminación de fluidos y de sustancias que manipula y clasifica con resignación, con repulsión y con valor, aportando a raudales para el reciclado y el cuidado del medio ambiente, me ha llenado de asombro, con el detalle de asistir a un telón que se cae y nos enfrenta a un mundo que no conocemos y prejuzgamos. Estas personas están llenas de dignidad y cuando las vemos metidas en “conteiners” muchos sentimos lástima y repulsión hacia la tarea. Pero pocas veces nos repugna el que hace alarde de lujos, de relucientes vestimentas, de vidas de confort y de opulencia, aunque carguen con la indignidad de tomar para sí lo que corresponde a otros. Que las palabras, forjadoras de universos, don dado por Dios para que el hombre pueda apropiarse de la realidad, vengan a ajusticiar y a poner cada cosa en su lugar. Y que esta fuerza de la palabra sea el envión para que el trabajo sea organizado por algún sector empresarial que les provea de materiales para que se preserven de enfermedades, como mascarillas o guantes, sin lucrar con ellos y sin sacar provecho de estos servidores dignos, de una sociedad que tiene conceptos débiles sobre limpieza y suciedad.

Graciela Jatib

Monteagudo 340 - San Miguel de Tucumán

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