En una pandemia no hay certezas. Desde hace un año y medio el mundo se enfrenta a un enemigo invisible y al que recién ahora estamos comenzando a conocer. Por eso dar por seguras algunas normas sin abarcar todos los aspectos puede ser peligroso. Por eso, aunque el anuncio del retorno a clases bajo una nueva normalidad merece ser festejado, las circunstancias que rodearon al anuncio y la forma en la que la vuelta a clases se dará desde el lunes merece ser analizada.
La situación educativa en Argentina ha ido en franco retroceso desde marzo de 2020. Por más que se diga que la mayoría de los alumnos logró adecuarse a la virtualidad, lo cierto es que quedó demostrado que la presencialidad es irremplazable. Y además la falta de conectividad en el país dejó sin estudio a miles de alumnos. Todo esto sumado a la situación sanitaria que atravesamos estos 16 meses dará como resultado un evidente atraso en la calidad educativa.
El lunes, el gobernador, Juan Manzur, y el ministro de Educación, Juan Pablo Lichtmajer, anunciaron la vuelta total a la presencialidad en todos los niveles en la provincia, tanto públicos como privados. "La mayoría de los docentes de la provincia ya completaron las dos dosis del esquema de inmunización. Además, nuestro sistema de salud ya se está preparando para la vacunación de menores de 18 años, en un corto plazo. En Tucumán, la educación es prioridad", sostuvo Manzur. Lichtmajer sostuvo que están dadas las condiciones para volver a la escuela "como la conocíamos". Eso sí: se deberá cumplir con "los cuidados que son nuevos". ¿Y cuáles serán esos cuidados? A lo largo de esta pandemia los expertos pusieron mucho énfasis en los cuidados que hay que tener con los alumnos en las escuelas. Analía de Cristófano, jefa del Servicio de Infectología Pediátrica del Hospital Italiano, advirtió en una nota con LA GACETA que “los chicos se contagian y contagian igual que los adultos. No hay diferencia entre niños y adultos. Es la misma la posibilidad de contagio”. Y agregó: “el colegio debe ser un lugar seguro, donde no se contagien, donde se mantenga la distancia y se use el barbijo. Pero después los chicos van a su casa o a las de sus compañeros y allí sí hay riesgos de contagios. En las casas no hay protocolos”.
Uno de los principales problemas de la vuelta a la presencialidad parte en el traslado. Miles de alumnos yendo a las escuelas en transporte público, con bajas temperaturas y ventanillas cerradas, y luego aglomeraciones en la puerta de los establecimientos. Es decir que el primer punto a cuidar será incluso antes de ingresar a las aulas. Y ya una vez adentro: ¿qué pasará con grados que tienen 40 alumnos y que toman sus clases en espacios reducidos con poca ventilación? Por eso ya hubo quejas de padres y de los gremios docentes que ven que la infraestructura no está acorde, en toda la provincia, a la nueva modalidad. Más aún en invierno. El anuncio, luego de reiteradas y airadas quejas de parte de los padres durante más de un año acerca de la falta de educación presencial tiene poca claridad. Oficialmente Tucumán sigue con una meseta alta de contagios, con casi 800 confirmados por día, lo que significa que el número real es cuatro veces mayor. Y si bien casi ya no hay actividades restringidas, el movimiento escolar es uno de los más masivos cuando se produce.
Mientras en el Gobierno se preocuparon en anunciar este regreso como una gran noticia, padres, educadores y directores de los establecimientos están en dudas con respecto a “la vieja normalidad”. ¿Es necesaria la presencialidad? Sin ninguna duda. Es absolutamente primordial. ¿Están dadas las condiciones para llevarla adelante? No está claro. La educación es central. Pero el cuidado de la salud debe estar al mismo nivel.