Una nueva visión del mundo

Reflexiones de un maestro de la nueva generación del budismo tibetano.

MEDITADOR CONSUETUDINARIO. Yongey Mingyur objeta el modo en que viene funcionando nuestra percepción. archivo MEDITADOR CONSUETUDINARIO. Yongey Mingyur objeta el modo en que viene funcionando nuestra percepción. archivo
01 Agosto 2021

ENSAYO

LA  ALEGRÍA DE LA VIDA

YONGEY MINGYUR RIMPOCHE

(Norma – Buenos Aires)

El maestro espiritual Adyashanti –de origen norteamericano dedicado a la enseñanza del budismo zen, cuyo nombre es Steven Grey- escribió que, de chico, le resultaba admirable que las personas grandes creyeran en lo que pensaban. De un modo ingenuo y a la vez deslumbrante, ponía el dedo en la llaga de un hábito occidental: el de rendirle un culto devocional a la diosa razón, a los relatos de la mente; esa “mente de mono”, como la llamaba Sai Baba. Al “pienso luego existo” de Descartes.

Mi propia y desde luego subjetiva vivencia acerca de las cuestiones emocionales que atormentaron mi juventud, me llevaron a conocer otras experiencias vitales, una cosmovisión diferente y tomar contacto con recursos de los que descreíamos en Occidente y que debíamos encontrar en el reino milenario de la sabiduría oriental. Afortunadamente, tal concepción, por así decir, racionalista, ha cambiado en el mundo entero y de eso trata, entre otros muchos testimonios que hoy se publican, La alegría de vivir, del maestro tibetano Yongey Mingyur Rimpoche. Como señala Daniel Goleman en el prefacio, “existen similitudes sorprendentes entre puntos clave del budismo y conocimientos científicos modernos, no solo en psicología, sino también en cuanto a principios cosmológicos formulados a partir de avances recientes en el campo de la teoría cuántica”.

El autor del libro que nos ocupa, considerado uno de los más prestigiosos maestros de la nueva generación del budismo tibetano, ahonda en la elucidación de estas cuestiones con intrépida claridad. Meditador consuetudinario y observador implacable de la mente, en un momento dado tuvo una revelación: comenzó a darse cuenta de que sus pensamientos y emociones iban y venían “y que no eran ni tan sólidos ni tan reales como parecían”. Y una vez que empezó a descreer de tales ficciones supo distinguir al verdadero autor que hay más allá de ellos: la conciencia infinitamente vasta e infinitamente abierta que constituye la naturaleza de la mente.

Su libro resulta apasionante. Cuestiona con rigor y fundamento el modo en que ha venido funcionando nuestra percepción, atada a patrones preconcebidos y arbitrarios y postula una nueva visión posible y objetiva del mundo, alineada con la antigua sabiduría budista y avalada hoy por los más serios descubrimientos científicos de la neurociencia. Descubrimientos que detalla minuciosa y claramente, en muy buena prosa.

© LA GACETA

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