El 90% de los adolescentes de El Sifón no tiene acceso a la escuela, a internet o al DNI

“Durante la pandemia la droga ha seguido avanzado en forma silenciosa”, denuncia la referente social del barrio. Ni siquiera el comedor cuenta con wifi.

QUIEREN VOLVER A LA ESCUELA. Candela y Malena tienen 15 y 12 años, se dedican a limpiar la casa y a cuidar de sus hermanos menores. la gaceta / fotos de analia jaramillo QUIEREN VOLVER A LA ESCUELA. Candela y Malena tienen 15 y 12 años, se dedican a limpiar la casa y a cuidar de sus hermanos menores. la gaceta / fotos de analia jaramillo

Candela tiene el pelo largo y rubio como una princesa. Hace poco cumplió 15 años y no sale a ninguna parte. Está encerrada en su casa, que no es un castillo, sino una prefabricada construida por sus padres. Allí se siente protegida. La zona es peligrosa, la calle del asentamiento no tiene luz. Su hermana, Malena, de 12 años, que tampoco va a la escuela, la ayuda en las tareas de la casa. Aunque están a sólo 30 cuadras de la plaza Independencia, en el barrio Juan Pablo II, más conocido como El Sifón, el desamparo social y la falta de internet hacen que parezca que viven muy lejos de la ciudad.

El corazón de la barriada es el centro social Los Lapachos, en San Miguel al 1800. Allí Irma Monroy, organiza el retiro de las viandas para 80 familias. Reciben almuerzo, merienda y cena. A la par del comedor, que sostiene el Ministerio de Desarrollo Social, funciona el grupo Familias en Acción con problemática de adicciones. Hace dos meses un equipo interdisciplinario trabaja con ellos.

“Aunque más tapada, la droga ha crecido en el barrio. Puertas adentro, a causa de la pandemia, también ha aumentado la violencia de género”, denuncia Irma.

La droga es una de las razones más fuertes por las que los adolescentes dejan la escuela. La trabajadora social Juliana Lazarte y los psicólogos Marianella Pascuale y César Pérez, del equipo de primera escucha han atendido más de 80 consultas por adicciones en este tiempo. “Apenas el 10% de los chicos va a escuela, hay algunos que ni siquiera han terminado la escuela primaria. Son adolescentes que no estudian ni trabajan, las familias no pueden contenerlos, no tienen un proyecto de vida”, afirman los profesionales del Centro de Escucha y Orientación para las Adicciones.

EQUIPO. En dos meses atendieron 80 consultas sobre adicciones.  EQUIPO. En dos meses atendieron 80 consultas sobre adicciones.

Hay dos equipos similares en la zona, uno en El Sifón y otro en el barrio Alberdi Norte (Trula), con asiento en el centro civil Crecer Juntos. Son espacios Cepla (centro local con profesionales formados en la temática, becarios de la Sedronar.

Cuando los casos son detectados el equipo se encarga de realizar la derivación que corresponde, ya sea el hospital Obarrio, el Observatorio de Violencia contra la Mujer o el CAPS. Pero apenas comienzan a indagar en la vida de estos adolescentes, además de descubrir complejos dramas de pobreza y desatención, observan que muchos están indocumentados. “Hay adultos y recién nacido en esta situación pero también jóvenes con el DNI vencido o que lo han perdido. Hicimos un informe sobre unos 10 casos y los derivamos a la Unión de Gestión de Documentación (UGD)”, cuenta los profesionales.

“Sería buenísimo que manden un móvil de documentación rápida”, propone Irma. “Aquí no solo hay indocumentados sino también mamás que no pueden actualizar los datos de las asignaciones familiares porque no tienen celular ni internet”, agrega.

NECESITA APOYO ESTATAL. El Sifón, barrio cercano pero incomunicado.  NECESITA APOYO ESTATAL. El Sifón, barrio cercano pero incomunicado.

“Necesitamos que venga Anses porque hay gente que no está cobrando los planes sociales porque no sabe cómo tramitar el beneficio. Aquí en la sede social no tenemos wifi porque la fibra óptica no llega. Nos manejamos con los datos de nuestros teléfonos pero la mayoría no tiene acceso a internet, que tanto necesitan para estudiar y otras cosas”, se queja la referente.

El Sifón no es una isla. Hay ocho barrios vulnerables a su alrededor con problemática similar. Hasta hace un tiempo, había una oficina de Anses en el Centro de Integración Comunitaria (CIC) de Perú y San Miguel. Allí acudían a realizar sus trámites vecinos de los barrios Juan Pablo I (“El Chivero”), Juan XXIII (“La Bombilla”), Alberdi Norte “Trula”), 128 Viviendas y barrio El Bosque. “Todo son vulnerables, no tienen o no saben cómo sacar un turno en Anses. Ahora todo es on line y les cobran mucho para sacarle un turno. Necesitamos que Anses y el Registro Civil vuelvan al CIC para solucionar el problema de la gente”, clama Monroy.

“La mayoría de los chicos aquí no va a la escuela, consume porque no trabaja ni estudia. Tampoco saben cómo inscribirse en los programas nacionales. Ahora tenemos un chico que no podemos inscribir en el Progresar Trabajo porque no tiene celular, y es requisito indispensable tener un número de contacto. Nosotros usamos nuestros celulares personales para ayudarlos, pero cuando se ingresan varios números de documentos Anses bloquea la página”, dice Lazarte.

No contar con internet también es un problema para el trabajo que realizan los profesionales. “Tenemos pacientes que requieren seguimiento y uno no lo puede hacer con la virtualidad porque no tienen teléfonos”, dice la psicóloga. “Nos vemos obligados a ir a sus casas a hacerle el seguimiento porque no hay forma de comunicación con ellos” , confluye.

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