El éxito del maíz reaviva la importancia de la rotación

Se sabe que esta práctica trae sinnúmero de beneficios y los hombres de campo la van adoptando. Aun así, se debe apuntar a su implementación total.

El anuncio realizado por el Gobierno nacional, de que se dará una cosecha récord de maíz correspondiente a la campaña 2020/21 -que superará las 60,5 millones de toneladas-, muestra a las claras la vital importancia de este cultivo en la producción de granos. Se trata de un producto que es consumido en volúmenes importantes en el mercado interno, y que tiene una salida a los mercados internacionales superior a un 50% de lo producido.

Las autoridades del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación consideran que se prevé un saldo exportable de 38,5 millones de toneladas, proyección con la cual coincide el sector privado.

El maíz es importante, no solo debido a su volumen producido y comercializado, que genera divisas al país y renta a los productores, sino también porque es parte fundamental de un sistema productivo sustentable para diversas zonas productoras de granos del país; en especial, el NOA.

El maíz es el cultivo que tiene un rol fundamental en las rotaciones, por lo que el productor al conocer los beneficios de este, ya lo tomo como vital en su producción.

Permanentemente escuchamos a especialistas afirmar que una de las prácticas más importantes y recomendadas para los sistemas productivos agropecuarios es la rotación de cultivos.

Se trata de la alternancia de diferentes cultivos en el tiempo y en el espacio; es decir, cambiar diferentes especies vegetales en un mismo lote a lo largo de los años. La rotación permite, a la vez, cultivar diferentes especies en distintos lotes de un establecimiento productivo durante la misma campaña.

La rotación de cultivos en la producción de granos en el NOA resulta vital ya que su adecuada aplicación otorga ventajas agronómicas muy importantes e interesantes. Los beneficios para el suelo tienen que ver con mejoras en la fertilidad física y química, con provisión de una adecuada cobertura de rastrojos, con disminución de plagas, de enfermedades y de malezas, entre otros.

Esta práctica presenta ventajas desde el punto de vista empresarial. El solo hecho de incorporar otros cultivos permite al productor diversificar riesgos productivos y económicos, ya que las condiciones ambientales pueden tener diferentes impactos sobre los distintos cultivos de la rotación.

A raíz de ello resulta importante que en el NOA se sostengan las rotaciones y se impulse a un mayor uso de estas, para mejorar el sistema productivo. Esto se va logrando año tras año; por ejemplo, el cultivo de maíz que va en aumento permanente al conocer sus buenos resultados como eslabón fundamental en la rotación.

Estas prácticas permiten que los sistemas radiculares de los cultivos rotados exploren diferentes estratos del perfil. Esto permite una colonización del suelo con raíces de diferente arquitectura, lo que genera ya en los primeros centímetros del suelo una intensa actividad y diversidad biológica, responsable de la mineralización, de la formación y el reciclado de la materia orgánica y la disponibilidad de nutrientes.

La rotación de cultivos con los aportes en cantidad y en calidad de rastrojo -sobre todo, con maíz o sorgo- brinda el sustrato del que se nutren los microorganismos, lo que equilibra sus poblaciones, como ocurre en ambientes naturales.

Desde el punto de vista de la fertilidad química de los suelos, las rotaciones hacen un uso balanceado de nutrientes, comparado con el monocultivo; esto evita desequilibrios químicos de importancia. Si ello se complementa con una fertilización que contemple las diferentes necesidades de cada cultivo habrá respuestas económicas favorables y se mantendrá el potencial productivo de los suelos.

Estos conceptos, vertidos en numerosas charlas y exposiciones por los técnicos, seguro fueron tomados por el productor que implementó este sistema como primordial; y sus números avalan estas afirmaciones.

Debido a ello el productor va incorporando el maíz a su sistema productivo, aun durante las campañas en las cuales las condiciones de producción y de comercialización del cultivo generaban un impedimento para producirlo.

Actualmente, la mayoría de los productores tomó consciencia de la importancia real de las rotaciones con gramíneas, y de los beneficios que trae al sistema productivo de granos; sobre todo, en el caso del NOA. Supieron conocer los beneficios de sembrarlo y, de esa manera, evitaron los efectos nocivos del monocultivo de soja.

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