04 Agosto 2021

Vivimos un mundo de comunicación instantánea y abierta en el que todos y cada uno tienen posibilidad de hacer oír su voz en el llamado ecosistema informativo. Es un mundo de intensa circulación de información, en constante cambio, al alcance del celular, con muchísimos actores de la noticia y en el que el periodismo y los medios tienen un rol sustancial como orientadores en esa jungla noticiosa.

En ese sentido, LA GACETA ha ejercido con claridad en sus 109 años de historia, desde el primer día, esa tarea de informar y de ofrecer comprensión de lo que sucedía tanto en la aldea tucumana de entonces como en el mundo, con la expectativa de “estar en todas partes, todos los días y a toda hora”. En su primer editorial, ese domingo 4 de agosto de 1912, LA GACETA se comprometía a lo que consideraba “la gran fuerza del periodismo: el juicio sobre los hombres y sobre las cosas, que aparecen ante su ojo escrutador, en los amplios campos de la política, del comercio, de la industria, de la sociabilidad… de todo lo que es acción y vida, en fin”.

Esa fuerza del periodismo ha abarcado, en efecto, todas las áreas de acción de una sociedad que ha ido cambiando conforme ha evolucionado el mundo, desde aquellos tiempos en que la tranquilidad de las cosas navegaba casi a tientas como el Titanic en 1912 hasta el vértigo de la tecnología de hoy que ya avizora el turismo espacial con vuelos al disfrute de la gravedad cero, como el realizado por Jeff Bezos hace dos semanas. Entre ambas cosas han pasado casi 11 décadas en las que la humanidad ha evolucionado, con debates, guerras y revoluciones, y con radicales avances científicos y sociales, hacia el mundo de hoy, que también tiene incertidumbres para resolver, así como grandes desafíos, como la interpelación global que la pandemia está planteando a nuestra civilización.

LA GACETA ha ido acompañando esos cambios del mundo, del país y de Tucumán con las particularidades que tiene nuestra región y esta entonces llamada “aldea” con la que nuestro diario ha ido forjando una identidad, en un vínculo poco común con los lectores, a tal punto que el canillita que vende el diario en papel se llama “gacetero” por tradición tucumana.

Ese vínculo, hecho de historias de la vida cotidiana y del reflejo certero del acontecer global, se mantiene y se vigoriza día a día con los suscriptores de LA GACETA on line, con los cuales se intercambia hoy en día en busca de acrecentar, si cabe, la seriedad, la independencia, la credibilidad y el profesionalismo del medio y de sus periodistas como una marca singular en la “aldea” y en el mundo informativo actual. En esto se combinan la amplia circulación que mantiene el diario en papel y el crecimiento sin pausa de la audiencia digital. Nuestro diario ha seguido los grandes debates políticos, económicos y sociales que han surcado a nuestra sociedad, y ha procurado llevar una mirada reflexiva y esclarecedora para su audiencia.

Los avances tecnológicos también han supuesto estrategias de reconversión, primero del diario en papel, que pasó de una edición dominical a un periódico cotidiano que ha abarcado el NOA y se posicionó como uno de los centrales del interior del país, y luego, ya de lleno en el mundo digital, con los nuevos tiempos de convergencia tecnológica. Se ha pasado de un modelo de emisor-receptor a uno con múltiples aristas en el mundo digital, donde los lectores buscan una rápida visualización, un medio multiplataforma y un intercambio social de contenidos. LA GACETA hoy ofrece variados soportes a sus lectores, tanto en el papel como en el diario on line, así como en otros productos por la web, como los podcast, y también en su grilla cotidiana por televisión. En ella se combina esa propuesta multiplataforma que se renueva año a año, y que tiene un programa especial, “Panorama Tucumano”, que refleja esa búsqueda y ese análisis de la noticia cotidiana, así como investigaciones periodísticas rigurosas sobre el acontecer y los problemas de los tucumanos.

Está claro que el ecosistema informativo ha cambiado radicalmente desde fines del siglo pasado con la revolución digital y fundamentalmente desde la diversificación de la circulación informativa que han planteado las redes sociales, en las que cada persona tiene voz e impone sus preferencias.

Esa diversificación ha caotizado ese continuum y ha generado desafíos en la comunicación. Por un lado, han proliferado las voces anónimas, con posibilidad de publicar ideas sin rigor ni verificación, con lo cual han crecido las noticias falsas –fake news- que siembran desconcierto, así como contribuyen a la hostilidad y a la reacción emocional que impera en las redes sociales, sin que alguien pueda responder en ellas con criterios de moderación. Por ello proliferan las difamaciones, los escraches y la desinformación en audiencias que no tienen demasiado tiempo de reflexionar sobre esos contenidos con los que son bombardeadas.

Allí radica una fortaleza del periodismo y LA GACETA así lo tiene asumido. Por un lado en la trasmisión de historias que dan que hablar a la comunidad y la ayudan a reflexionar sobre su devenir; por otro en el análisis claro y profesional de lo que sucede en la aldea nuestra y en la aldea global, de los intereses que mueven a cada gestor de la vida pública y en el respeto por la vida privada en este mundo en que todo se difunde.

En la búsqueda de la verdad y del registro de lo que sucede y, como en el primer día, en el juicio sobre los hombres y sobre las cosas, como un reflejo del vínculo con nuestra audiencia y con nuestra casa.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios