05 Agosto 2021
Roque González
Presidente de la Sociedad Tucumana de Medicina del Deporte
La muerte súbita en el deporte es una tragedia que impacta fuertemente en el público. Si bien su real incidencia se debate, sabemos que es muy poco frecuente, sobre todo en menores de 35 años. En personas mayores puede darse principalmente por enfermedad coronaria, en jóvenes las causas pueden ser entre otras, miocarditis, miocardiopatía hipertrófica, miocardiopatía arrítmica y anomalías congénitas de las arterias coronarias. Los estudios no siempre son capaces de detectar estas enfermedades, por lo que incluso habiendo realizado evaluaciones médicas, es posible que ocurran casos como el de Christian Eriksen, futbolista profesional, quien no tenía antecedentes y que sobrevivió gracias a la decisiva acción del personal de campo. Por esto, podemos decir que en estos casos hay mucho de fatalidad. Así como pasa en un club, en una cancha, puede suceder en la casa, haciendo actividad física en el colegio o aún corriendo un colectivo. Por supuesto, eso no elude las responsabilidades que le caben a cada uno. Por ejemplo, la del médico, que no debe firmar un apto médico sin realizar los chequeos correspondientes; la de la institución deportiva, que debe tomar recaudos para que la actividad sea segura; la del propio deportista, que debe realizarse estudios aunque no se los exijan y ser consciente de los riesgos de la actividad física. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para prevenir.
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