Acné: mucho más que una cuestión estética

La afección se presenta en adolescentes y adultos y puede afectar la autoestima y las relaciones. Cuáles son las claves para superarla.

INDICACIONES. Los especialistas recomiendan utilizar productos de limpieza aptos para pieles acneicas y evitar pinchar o apretar las lesiones. INDICACIONES. Los especialistas recomiendan utilizar productos de limpieza aptos para pieles acneicas y evitar pinchar o apretar las lesiones.

Deja cicatrices que van más allá de la piel, genera trastornos que parten en lo físico, pero que pueden impactar fuertemente en la salud mental y en la forma de relacionarse. Así de severo puede llegar a ser el acné.

“Afecta tu autoestima, tus ganas de salir, la forma en cómo te definís, etcétera. Guardaba mucho resentimiento hacia mí mismo, porque es difícil mirarse al espejo y sentirse horrible”, recuerda Ezequiel Espeche del período en el que sufrió un acné moderado.

Nazarena Cisnero, una joven que atravesó un cuadro similar, coincide: “me afectó en todos los aspectos de mi vida porque te tenés que acostumbrar a las miradas de la gente que no te conoce y muchas veces te dicen cosas como ‘dejá de comer esto o lavate la cara’. Si bien van con buenas intenciones, a mí, por lo menos, me destruyen el autoestima y me generan una inseguridad tremenda”.

Pero… ¿de qué hablamos cuando nos referimos a esta afección tan común? En primer lugar, lo más importante es entender que se trata de una enfermedad. La dermatóloga Valeria Cannata la define como una afección inflamatoria crónica del folículo pilosebáceo. “Es la enfermedad de la piel más frecuente del adolescente y el adulto joven entre los diez y 19 años”, explica.

La especialista agrega que se produce por la combinación de cuatro mecanismos: el aumento de la secreción de la glándula sebácea, (aumentando la seborrea que es hormonodependiente); la alteración de la queratinización del folículo pilosebáceo, que al aumentar producirá la aparición de comedones abiertos o cerrados (puntos negros); una respuesta inmune innata que produce inflamación y la presencia del Cutibacterium acnes, que aumenta la inflamación produciendo pápulas, pústulas, nódulos o quistes.

Detonantes

Si analizamos los factores que pueden desencadenarlo, el abanico es amplio dado que su aparición y evolución puede vincularse con la forma de alimentarse, factores ambientales, psicológicos y tendencias genéticas (hijos de padres con acné están más predispuestos a presentarlo).

“Es una enfermedad multifactorial. Básicamente para que aparezcan lesiones se produce un aumento del grosor de la piel que rodea el folículo, aumento de la secreción grasa de la glándula sebácea que queda retenida, aumento de una bacteria que vive normalmente en la piel llamada Cutie Bacterium acnes, y posterior inflamación”, precisa la dermatóloga María Luz Bollea Garlatti.

Añade que pueden presentarse otras circunstancias que influyen en su desarrollo o gravedad. En este punto, hay que prestar particular atención a los distintos cambios hormonales -propios de la pubertad- o las diferentes enfermedades que producen alteraciones hormonales (sobre todo en las mujeres). “El estrés, los traumas repetidos por cuidados inadecuados de la piel, el sobrepeso, entre otros, también pueden ser desencadenantes”, asegura.

Síntomas

“Pueden ser muy variables. Al inicio suelen observarse comedones cerrados o abiertos. Si estos no se tratan, la inflamación aumenta y comienzan a verse pápulas y pústulas, que son lesiones rojas, a veces con pus, dolorosas. O pueden llegar incluso a nódulos, que son lesiones más profundas y grandes”, desarrolla.

Cannata explica que también pueden presentarse nódulos, quistes, manchas, cicatrices o acné excoriado -producidas por el propio paciente-. Y que generalmente afecta cara, pecho y espalda. “Es muy importante identificar los factores que pueden agravarlo como el uso de productos comedogénicos (cremas muy grasas), corticoides, complejos vitamínicos, dieta con carga de carbohidratos, exfoliaciones excesivas, etcétera”.

Consecuencias

Sea cual fuere su desarrollo, el acné definitivamente sobrepasa los límites de lo cosmético. Por lo tanto, subestimar su importancia es una mala idea. “Puede ser signo de otra enfermedad subyacente, como síndrome de ovario poliquístico o insulinorresistencia. En casos extremadamente infrecuentes se puede asociar a fiebre, malestar general y otros síntomas por la gran inflamación que se produce”, alerta Bollea Garlatti.

“Como lo sufre el 80% de los adolescentes, ante la presencia de las primeras lesiones se debe consultar al especialista dado que las secuelas son a veces permanentes. Provocan efectos psicológicos, los pacientes evitan asistir a reuniones sociales o familiares, sacarse fotos y hasta puede llegar a ser un impedimento para buscar trabajo”, advierte la dermatóloga Cristina Gandur de Zulli.

Muchos pacientes manifiestan problemas de autoestima y, en casos más severos, pueden aparecer sentimientos de culpa, aislamiento social e incluso depresión y suicidio. Bollea Garlatti sostiene que este impacto suele ser subestimado por el entorno y hasta por profesionales de la salud. “Incluso cuadros leves pueden afectar severamente la percepción del paciente sobre su imagen corporal”, dice.

“Cuando me gustaba alguien, no me acercaba porque obvio no tenés la autoestima suficiente y sentís literalmente que te van a rechazar por ‘feo’. ¿Sabés lo difícil que es ser el único en toda un aula de la facultad que tiene acné? En la secundaria te sentís un poco más acompañado, pero en la universidad las inseguridades se potencian al 1.000%”, lamenta Espeche. Cuenta que actualmente las cosas cambiaron. “Me saco muchas selfies y algunos amigos bromean al respecto. Lo que ellos no saben es que pasé años eliminando cada foto automáticamente después de sacármela”, dice.

Por su parte, Clara Argañaraz, que se encuentra en tratamiento, agrega: “ahora el barbijo cubre gran parte, pero sentís un bajón y algo de vergüenza. También es doloroso, pica y queda mal”. Asegura que su acné evolucionó luego de su segundo embarazo. “Me hice ligadura. Creo que fue por eso y por problemas personales que se hicieron notar en mi cara. Decidí empezar el tratamiento ya que mis nenes lo notan y me preguntan”, revela.

Ricardo Borquez sufrió acné durante su juventud y destaca la importancia de seguir un tratamiento personalizado. “Hoy con 50 años todavía recuerdo lo mal que la pasé. Desde que comenzó lo traté con dermatólogos y homeopatía, al tiempo di con un médico que me pidió un análisis de sangre y me hizo un tratamiento con vitamina ‘A’ así vi al poco tiempo resultados. Es cierto que este tipo de problemas te deprime”, subraya.

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