PARA DUMMIES: pasar horas con una escoba en mano no resulta muy atractivo. Para optimizar nuestro tiempo es necesario fijar rutinas de limpieza diarias, semanales y mensuales que aligeren las obligaciones y no centrar todo en un solo día. Siguiendo esta planificación, en cada jornada hay que prestar atención a la vajilla, mesas, pisos y cualquier elemento que tenga un contacto constante con nuestras manos y cara. Una vez a la semana, tocarían la cocina, baños y áreas al aire libre. Por último, a fin de mes deberíamos centrarnos en los techos, objetos en altura, ventanas y el caos dentro de los muebles y placares.
ERRORES COMUNES: el primero es no organizar el proceso de limpieza. Siempre debemos ventilar los espacios mientras se quita el polvo y es preferible arrancar por las áreas superiores y luego inferiores de la habitación. También se suele pasar las mismas esponjas o trapos en cualquier espacio sin desinfectarlos al finalizar (algo poco aconsejable porque las bacterias se dispersan y acumulan). El baño y la cocina deberían tener insumos diferentes. Por último, jamás tenemos que pasar sobre los muebles el paño de algodón o plumero en seco porque esto solo ocasiona que el polvo se levante y deposite en otras superficies.
LAVANDINA: para que su efecto funcione los limpiadores deben utilizarse siguiendo las diluciones que indican las etiquetas y nunca combinarlos entre sí. La lavandina nunca debe mezclarse con alcohol, vinagre, agua oxigenada ni detergente porque produce vapores tóxicos y puede desencadenar reacciones químicas peligrosas. En esta época es igual de necesario utilizar guantes para evitar las dermatitis de contacto, alergias, irritaciones o descamaciones.
TAPIZADOS: de no contar con una aspiradora, otras opciones para deshacernos de las manchas son las espumas de limpieza en seco (estas sirven también para calzados), las toallitas húmedas para bebé con componentes antisépticos y el jabón blanco para la ropa con un poco de agua caliente. El movimiento debe hacerse en círculos de fuera hacia dentro para evitar que la mancha se expanda.
VIDRIOS IMPECABLES: se consiguen vertiendo en un envase con spray agua y vinagre (en iguales medidas). Al rociar sobre nuestras ventanas el movimiento de secado debe ser de arriba hacia abajo, y de un lado hacia otro. Además, hay que trabajar por fracciones. Al final, los vidrios se secan con papel de diario o un paño de microfibra (no con servilletas ni trapos que generen pelusa) para no rayarlos.
CORTINAS: las cortinas de tela van al lavarropas. En uno de los compartimientos va el jabón de ropa habitual, pero en el otro espacio cambiaremos el suavizante por vinagre de alcohol. Al terminar el proceso, las cortinas se cuelgan mojadas en su respectivo barral para evitar arrugas durante el secado. Las de black out o sistema roller se limpian con aspiradora y las manchas puntuales con un paño húmedo y poco detergente (nada de blanqueadores).
MADERA RAYADA: para mimetizar las ralladuras de puertas o muebles vamos a utilizar una mezcla de aceite de girasol y vinagre de alcohol en partes iguales. Aplicamos el serum encima de las piezas de madera y con un paño de microfibra bien embebido frotamos por unos minutos.
BLANQUEAR PLÁSTICOS: con los años, hay envases o electrodomésticos que se tornan amarillentos. Recuperar su color blanco original es posible, la respuesta es emplear sobre ellos oxidante en crema de 30 volúmenes (se usa para decolorar el pelo o cubrir las canas así que lo conseguís en cualquier perfumería). Pasos: primero, embadurnamos la superficie e interior del recipiente con la crema. Después lo cubrimos con papel film (a pelo) y lo dejamos reposar por 8 horas en un lugar donde dé el sol directo. Transcurrido ese periodo, lo lavamos y listo.
VAJILLA MANCHADA: para borrar las marcas marrones y los restos de café o té que quedan en las tazas el secreto es hacer una pasta con un poco de bicarbonato de sodio y unas cucharadas de agua. Con ayuda de un cepillo o virulana hay que frotar repetidamente el preparado en el interior de la taza. Luego esperamos cinco minutos, la lavamos con detergente y enjuagamos.
MULTIUSO: la mezcla anterior de bicarbonato cn agua sirve también para dejar como nuevas las juntas y los azulejos, quitarle las aureolas amarillas de desodorante a la ropa, mejorar el aspecto de nuestro microondas u horno y acabar con el moho o costras de jabón en la bañera.
PLANCHA: los rastros de elementos quemados salen bastante rápido con esta técnica. Sobre un papel madera o craft colocamos una capa gruesa de sal fina. Enchufamos la plancha y la pasamos caliente (sin el modo vapor) por encima. La movemos varias veces formando círculos y luego la dejamos enfriar. El resto de suciedad que permanezca lo limpiamos con un trapo húmedo y vinagre de alcohol. Si tu plancha tiene agujeros la sal quizás sature el depósito, pero no te preocupes. Eso se remedia llenando su compartimiento con agua hirviendo y esperando un rato a que la sal se consuma por acción del calor.