Las luces y las sombras de un ídolo, en clave de danza

El destacado bailarín protagonizará un show en homenaje a Freddie Mercury en el Mercedes Sosa. La política y los roces en La Academia.

ESCENA. En “El show debe continuar”, Hernán Piquín se pone en la piel del cantante Freddie Mercury.   ESCENA. En “El show debe continuar”, Hernán Piquín se pone en la piel del cantante Freddie Mercury.

Caracterizado como Freddie Mercury, el recordado líder de la banda británica Queen, el bailarín Hernán Piquín, junto a un elenco de excelencia presentará hoy a las 21 “El show debe continuar”, en el Teatro Mercedes Sosa (San Martín 479). La puesta recreará en clave musical y coreográfica el camino a la fama del ídolo del rock, las tentaciones que enfrentó, su amor verdadero, la lucha de los sentimientos encontrados, la codicia, la rebeldía y la aceptación.

La banda sonora incluye 22 temas originales de Queen y de Mercury, con dirección coreográfica de Laura Cattalini y arreglos musicales de Gerardo Gardelín. Sonarán“Who wants to live for ever”, “A kind of magic”, “Innuendo”, “Somebody to love”, “We are the champions”, “Under presure” y “To much love kill you”, entre otros. En diálogo con LA GACETA, Piquín comentó detalles del show y de su reciente rol como precandidato a concejal en Pilar por Avanza Libertad, de José Luis Espert.

- ¿En qué se diferencia este espectáculo del anterior que presentaste sobre Mercury?

- Si bien el personaje es el mismo y la historia de su vida es igual, este espectáculo es totalmente nuevo, con nuevos bailarines, vestuario, puesta de luces, realización y escenografía. Esta vez quería contar la historia de Mercury desde otra mirada y por eso le pedí a la Cata (Cattalini) que me acompañara con sus coreografías maravillosas.

- ¿Qué significa para vos la figura de Freddie Mercury?

- Es un personaje muy hermoso de interpretar. Fue y es un gran artista. Es imposible no emocionarse al escuchar alguna de sus canciones, al igual que su historia. Un ser iluminado con una voz increíble y un talento que muchos quisieran tener. Para mí es un honor poder interpretarlo.

- ¿Por qué te decidiste a presentarte como candidato a concejal en las PASO?

- A mí me encanta la cultura, siempre dije y digo que un lugar sin cultura es un lugar acéfalo (sin cabeza). Yo crecí en el arte. A mis 10 años entré al Teatro Colón y de allí no paré de viajar y bailar. Viví en distintos países y pude ver a muchos artistas. Eso hizo que mis ganas de crecer sean más y más grandes cada día. Cuando Juan Martín Tito (dirigente político de Pilar, en Buenos Aires), a quien conozco hace muchos años por sus labores y por estar siempre dispuesto a ayudar al otro, me llamó para hablar de mi posible candidatura, le dije que contara conmigo en la parte de cultura. Yo soy bicho de teatro y me gusta que el público pueda tener la posibilidad de cruzarse con los artistas. Me gusta despertar las ganas en la gente de ir a un teatro. Mis proyectos son poder tener una agenda cultural importante en Pilar, que no tengamos que viajar a Capital para poder ver una obra de teatro, hacer un festival de verano, funciones al aire libre, y la verdad es que con el apoyo de Tito por Pilar eso será posible.

- ¿Te sentís cómodo en tu rol de jurado en La Academia, o es una tarea “dura”?

- Es un lugar nuevo donde hay mucha gente que te apoya y otra que te critica. Yo estoy acostumbrado a la crítica y la recibo cuando viene de buena onda. Pero cuando se desubican, bloqueo y paso a otra cosa. Por suerte, no hay mucha gente que me diga las cosas de mala onda.

Relación conflictiva

Según se vio en el programa de Eltrece, la relación de Piquín con Marcelo Tinelli no es de las mejores. Hace poco, el bailarín protagonizó una incómoda situación en la pista de La Academia al dudar con respecto al tema que había elegido para la pareja de Cande Ruggeri.

“Vamos a ver el tema que eligió Hernán Piquín, no sabe por qué lo eligió”, dijo Tinelli.

La semana pasada, el conductor había bromeado respecto del nombre de Agustín Barajas, el novio español de Piquín, relacionándolo con el del Aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez. La ironía, obviamente, no le cayó nada bien al bailarín.

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