Ejercitar los músculos ayuda a las neuronas

Solemos pensar que ejercitar el cerebro implica actividades mentales, nuevos desafíos. Y es cierto, pero no suficiente. La formación de nuevas células nerviosas es posible, y para eso hace falta actividad aeróbica. La búsqueda del equilibrio.

RECOMENDACIÓN.  Según indican estudios,  150 minutos semanales de ejercicios mejoran el rendimiento cognitivo. RECOMENDACIÓN. Según indican estudios, 150 minutos semanales de ejercicios mejoran el rendimiento cognitivo.

Durante décadas se sostuvo que el ser humano nacía con un número finito de células nerviosas que se van degradando y jamás son sustituidas. Fue una verdad indiscutida y transmitida, a punto tal de que mucho médicos aún lo repiten.

Pero la ciencia no se cansa de dar sorpresas (ni de demostrar que los saberes nunca son definitivos), y la neurocientífica Sandrine Thuret, investigadora del King’s College de Londres lo explica en una hermosa charla de TED (este es el link): cada vez más estudios indican que incluso los adultos somos capaces de generar nuevas neuronas; y una de los sitios del cerebro donde ocurre con mayor intensidad se conoce como el giro dentado del hipocampo.

El proceso se llama neurogénesis, y si bien estos datos son bastante nuevos, la pionera de la historia fue Marian Diamond, que (ya) en 1964 demostró por primera vez que el cerebro adulto también cambiaba anatómicamente.

Thuret trabajó con ratones en el laboratorio, pero cuenta que su colega sueco Jonas Frisen, del Instituto Karolinska de Estocolmo, calculó que en el hipocampo de los adultos se generan unas 700 neuronas nuevas por día. Otros estudios, en la Universidad de Harvard, hallaron que pueden ser hasta 1.500 nuevas por día.

A BUSCAR NEURONAS. Si te subís seguido a la cinta, tu cerebro podrá producir nuevas células nerviosas A BUSCAR NEURONAS. Si te subís seguido a la cinta, tu cerebro podrá producir nuevas células nerviosas

Pueden parece pocas, en comparación con los 100.000 millones de neuronas de un cerebro humano adulto, pero incluso este pequeño número es muy valioso: mantiene activas muchas conexiones existentes y pueden reemplazar las que se van degradando.

“Existen dos tipos de neurogénesis, la formación de neuronas y la de las células gliales, otro tipo de células nerviosas que cumplen distintas funciones para el adecuado funcionamiento cerebral”, explica a LA GACETA el neurólogo tucumano Federico Pelli Noble.

“En mamíferos no humanos, roedores, ciertas aves y en el pez cebra se encontró neurogénesis de las dos estirpes de células nerviosas (neuronas y gliales) -agrega-. En humanos se encontró neurogénesis de gliales, pero la neurogénesis de neuronas aún es controversial. Pero en realidad, lo importante, más que la cantidad de neuronas, es la plasticidad neuronal y la conectividad, y la preservación de ambas”.

Ayudar al proceso

Una de las maneras de estimular la neurogénesis es el entrenamiento. Pero en este caso no estamos hablando de resolver sudoku, aprender nuevos idiomas o hacer palabras cruzadas (que también hacen bien). Estamos hablando de actividad física aeróbica. Y no es casualidad: “lo que le hace bien al corazón le hace bien al cerebro”, destaca el neurólogo tucumano Julio Fernández.

El estudio de la Universidad de Harvard que habíamos citado fue liderado por el profesor de neurología Rudolph Tanzi. Y el equipo halló que realizar ejercicio aeróbico durante ocho semanas permitió duplicar el ritmo de la neurogénesis en el hipocampo, en comparación con los sujetos que no realizaron ejercicio. El ejercicio consigue acelerar la maduración de células madre a células adultas totalmente funcionales y fomenta el principal mecanismo celular existente para el aprendizaje y la memoria, denominado aprendizaje a largo plazo.

“Entre los principales reguladores positivos de la neurogénesis está el ejercicio físico (...), que estimula el aumento de la proliferación, la diferenciación y la sobrevivencia de neuronas; remodela la sinapsis y modifica propiedades neuronales”, destaca el artículo “Neurogénesis y Ejercicios Físicos: una actualización”, escrito por dos investigadoras ecuatorianas, Aline Siteneski y Joyce Aylín Sánchez García, y una brasileña, Gislaine Olescowicz, y publicado en la Revista Ecuatoriana de Neurología.

Prevenir y mejorar

Trabajos como estos abren las puertas al abordaje de enfermedades (la depresión, por ejemplo, destaca en el video Thuret) y, sobre todo, a prevenir.

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“Hay que apostar por la plasticidad, la conectividad y la protección neuronal, y eso se logra con actividad física -resalta Pelli Noble-. El ‘Estudio finlandés de intervención geriátrica para prevenir el deterioro cognitivo y la discapacidad’ (Finger, por su sigla en inglés) halló que realizar más de 150 minutos semanales de ejercicio físico se puede asociar con un mejor rendimiento cognitivo y con un retraso en el comienzo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer”.

“Pero el ejercicio debe además ser acompañado por alimentación saludable, y buen manejo de factores de riesgo como hipertensión arterial, sobrepeso, diabetes, sedentarismo, estrés (gran productor y desencadena te de enfermedades), hábitos tóxicos...”, añade y reflexiona: “es fundamental complementar cuerpo, mente y emociones, a lo que hay que agregar la dimensión espiritual; lo que llamamos genética y epigenética. Lo que viene en el ADN y lo que desarrollamos en contacto con el ambiente. Somos el resultado de ese equilibrio”.

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