San Martín dio el primer paso con mucha actitud

Jugó un gran partido en cancha de Temperley, fue muy superior y hasta pudo haber goleado; los refuerzos demostraron un gran nivel y se acoplaron bien al equipo. Los goles.

UNA DE LAS MEJORES CARTAS. Jourdan fue uno de los puntos más altos que mostró San Martín en el debut. FOTO DE IGNACIO IZAGUIRRE UNA DE LAS MEJORES CARTAS. Jourdan fue uno de los puntos más altos que mostró San Martín en el debut. FOTO DE IGNACIO IZAGUIRRE

“Paseando por Temperley”. El nombre del popular tema de Los Auténticos Decadentes describe lo que fue un debut soñado para Pablo De Muner y los suyos, más allá del susto y del marcador más exiguo sobre el epílogo.

¿Qué mejor inicio de esta larga travesía de 36 estaciones en la Primera Nacional que con una victoria 2-1 de visitante?

En una tarde-noche de temperatura otoñal en el sur del Gran Buenos Aires, San Martín fue un equipo caliente desde el minuto cero.

En otras palabras, desde el primer pitazo de José Carreras le saltó a la yugular a un Temperley que no pudo respirar –es decir sostener el balón- hasta pasada la media hora de juego.

Para entonces, el anfitrión ya estaba 0-2 abajo en el estadio “Alfredo Martín Beranger” y los plateístas –ahora sin alambrado que molestara su visión- se desgañitaban insultando y pidiéndole la renuncia al técnico Fernando Ruiz.

No sorprendió el protagonismo del “Santo”; después de todo, De Muner lo pregona y la versión 2021 de su equipo ya lo practicaba. Lo novedoso es que se llevó por delante al “Celeste” con agresividad futbolística y temperamento voraz.

En ese arranque a full, mucho tuvieron que ver los jugadores de campo debutantes. Federico Jourdan desbordaba con tal precisión y velocidad, que por momentos parecía su (casi) homónimo Michael Jordan cuando se mandaba hacia el aro.

La sociedad del hombre surgido en Colón con Nicolás Sansotre y otro de los nuevos, Valentín Larralde, provocaba descalabros constantes por la franja derecha del ataque. Milton Céliz, con despliegue, tampoco desentonaba por izquierda

Se olía a gol, y los festejos llegaron con definiciones similares, esos derechazos de Lucas Cano (decidido a demostrar que la camiseta “9 “debe ser suya) y Hernán Lopes (su primer tanto en 29 partidos con la camiseta albirroja, curiosamente en su terruño del partido de Lomas de Zamora).

Es cierto que el bajo nivel individual y colectivo exhibido por el “Celeste” facilitó mucho las cosas al “11” de De Muner. Pero no hay que quitarle méritos a la visita, que contribuyó de manera decisiva para que Temperley se viera reducido a su mínima expresión, sobre todo en el primer tiempo.

San Martín estuvo muy sólido en todas las líneas. De atrás hacia adelante, hubo un promisorio debut de Darío Sand, quien hizo olvidar a un histórico del arco como Ignacio Arce (con dominio de toda el área, confiable en la pelota aérea, dotado de buenos reflejos y menos propenso que su predecesor a cometer alguna “locura”).

Hernán Pellerano, ahora capitán, fue el baluarte acostumbrado. Sus compañeros de zaga, todos viejos conocidos, tampoco fallaron.

Ya se escribió sobre las virtudes mostradas por volantes ofensivos y delanteros. Quizá el único pecado de San Martín fue no asestar el golpe de gracia al “Gasolero” en el cuarto final de la primera etapa, cuando el anfitrión todavía estaba aturdido.

La piña del nocaut no llegó y como era lógico, obligado por las circunstancias Temperley volvió renovado del entretiempo, con mayor enjundia. Por entonces, Sand se erigió en figura.

A partir de la hora de juego, San Martín, inteligente, volvió a poner las cosas en su sitio (con Diego Sosa e Iván Maggi sumando sus primeros minutos). El “Celeste” descontó a través de Pedro Souto por efectos de ir “a la carga Barracas”, con tiempo cumplido. Hubiera sido injusto un empate.

No había mejor sábado a la noche posible para los hinchas “santos”, habilitados a disfrutar y tararear: “Paseando por Temperley. Volví a ver a mi muchacha, tenía oro en su piel”.

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