Presencialidad, virtualidad o bimodalidad: ¿cuál es el sistema que prefieren los estudiantes universitarios?

Se acerca un nuevo inicio del ciclo lectivo y en la universidad se mostraron a favor de la presencialidad plena. ¿Qué opinan los alumnos?

CICLO LECTIVO 2022. Las universidades de la provincia buscan el regreso a la presencialidad plena. Foto de archivo / Ilustrativa. CICLO LECTIVO 2022. Las universidades de la provincia buscan el regreso a la presencialidad plena. Foto de archivo / Ilustrativa.
24 Febrero 2022

La pandemia de coronavirus exigió al sistema educativo argentino y del mundo adaptarse abruptamente a nuevos mecanismos de enseñanza. Así, la realidad epidemiológica provocó que se pase de clases presenciales a virtuales y, posteriormente, a un sistema bimodal.

Después de dos años de cambios y constante adaptación, las universidades públicas y privadas de Tucumán se preparan regresar a esa vieja normalidad que quedó interrumpida en marzo de 2020. Así buscarán el regreso a la presencialidad plena para este nuevo ciclo lectivo. La baja de los contagios y el avance de la campaña de inmunización, son dos puntos que generan buenas expectativas.

Ahora bien, la presencialidad plena genera una "grieta" entre los estudiantes universitarios. LA GACETA habló con algunos de ellos para conocer cuál es la modalidad que prefieren y cuáles son sus beneficios o desventajas.

"Me gustaría que se adopte un sistema híbrido", afirma de entrada Matías Morante, de 23 años, quien pide que se analice los pro y contra de ambos sistemas para adoptar lo mejor de ellos.

El estudiante de la carrera de abogacía señala que entre las ventajas que ofrece la virtualidad se encuentran: poder acceder a las clases grabadas, se puede maximizar el tiempo de estudio al no tener que trasladarse a la universidad. Además, detalla ventajas económicas como no tener que gastar en transporte o almuerzo, en caso de vivir lejos y tener que quedarse en la institución.

"El principal obstáculo que presenta es la falta de capacitación del manejo de las herramientas virtuales -Meet, Zoom, plataformas- por parte de los profesores. Eso provoca que el dictado se vea interrumpido", sintetiza Morante, que no deja de remarcar las facilidades que brinda la virtualidad a la hora de rendir tanto escrito como virtual.

Romina Gutiérrez, otra de las jóvenes consultadas, hace un planteo parecido: "prefiero la presencialidad o un sistema híbrido".

"La desventaja de la virtualidad es que muchos docentes se limitan solo a subir el material. En cambio, presencialmente se puede consultar. Otro inconveniente son los problemas de conectividad que dificultan el dictado y provocan que no se llegue a ver el contenido de la materia completo", señala la estudiante.

Por su parte, Martina Milisenda, de la carrera de enfermería, destaca que el sistema virtual es mucho más efectivo. "Al trabajar me ayuda a poder acomodar mis horarios para poder cursar. Si bien, la virtualidad afectó a mi carrera porque las clases prácticas son las de mayor carga horaria, me gustaría que la parte teórica siga siendo online", manifiesta.

Coincide con ella, Thiago Ramos, estudiante de ciencias de la comunicación. Sostiene que  la modalidad online le permitió ponerse al día con las materias y avanzar en la carrera. "Mis tiempos son limitados por el trabajo y ese sistema me brindó la oportunidad de cursar asignaturas que había dejado. No voy a mentir, al comienzo fue caótico y cuesta adaptarse, pero te terminas acostumbrando".

"Mi caso no es el único. Compañeros lograron ponerse al día, avanzar en la carrera y algunos hasta lograron recibirse", agrega.

Por su parte, Sofía Micaela Lencina (20), estudiante del último año de la carrera de comunicación social, discrepa y remarca los beneficios de la presencialidad. "Si bien implica otro modo de organización y, en mi caso que perdí el ritmo en 2020 con la virtualidad aún más, pero pienso que sigue siendo lo mejor".

"Ir a la facultad, el encuentro con los docentes y mis compañeros son grandes pilares que no tienen precio. Sin dudas, va a ser difícil volver a adaptarse a la rutina, pero no creo que sea imposible", remarca.

LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO (ARCHIVO) LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO (ARCHIVO)

También comparte Cristina González (21), estudiante de instrumentación quirúrgica. "Comencé a cursar al inicio de la pandemia. Recién el año pasado comenzamos con un sistema bimodal y puedo asegurar que la presencialidad es el más efectivo para el proceso de aprendizaje", admite.

"En carreras como la mía donde la práctica es esencial es sin dudas imprescindible la presencialidad. Además, creo que paulatinamente se debe ir volviendo a una normalidad y eso implica el regreso a las clases como fue siempre", finaliza.

La readaptación

El regreso a esa presencialidad plena implica un verdadero desafío para la comunidad educativa. Natalia Jiménez Terán, psicopedagoga especializada en neurociencias, explica que la adaptación al modelo tradicional requiere tiempo y se deben tener en cuenta las emociones que genera.

"Todo lo que implica un cambio moviliza nuestras emociones. Pasar de la virtualidad a la presencialidad implica un cambio en la forma de vinculación. Empieza a generarse un vínculo más cercano que la tecnología no lo permite. Es por eso muy importante tener en cuenta el período de adaptación", explica.

La profesional indica además que el regreso a esa presencialidad va implicar efectos positivos para los universitarios como el regreso de los grupos de estudios o mayor precisión a la hora de la enseñanza por las dudas que puedan surgir en el contacto docente/alumno.

"La pandemia dejó cosas muy importantes para trabajar en el sistema educativo. La presencialidad es necesaria, pero también se deben utilizar las herramientas tecnológicas que dejó esta etapa", remarca.

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