Se hizo famosa por tener helados de mate cocido, de humo, de cerveza, de fernet, de roquefort, de mazamorra, entre otros sabores. Pero está cerrada desde hace más de un año. Fueron dos temporadas de verano sin abrir las puertas, por una decisión familiar. Sin embargo, aclaran que en algún momento volverán al ruedo. "Es una pausa sin fecha", remarca Enrique Espeche, uno de los fundadores de esta empresa familiar.
La heladería Plaza Crema, en El Manantial, se hizo famosa en Tucumán por una oferta de más de 180 sabores. En septiembre de 2017 llegó un singular cliente: el entonces presidente, Mauricio Macri, quien probó el sabor "mate cocido". El local siguió creciendo y su fama se potenció "de boca en boca" hasta que trascendió las fronteras de la provincia. Pero ahora está con las persianas bajas.
Casos positivos
Los hermanos Roberto y Enrique Espeche mantenían el ritmo comercial de Plaza Crema todos los días. Sin embargo, durante el primer año de la pandemia de coronavirus, la familia tuvo serios contratiempos porque todos sus integrantes se contagiaron el virus. En octubre de 2020, cuando no había vacunas, falleció el padre y jefe de familia, Roberto Espeche. Fue un golpe duro para la familia y, en aquel entonces, no pudieron abrir el local para la temporada de verano. "A una heladería si no abrís en octubre o noviembre, ya es tarde y después no funciona", dice Enrique al explicar el nuevo escenario.
El joven emprendedor detalló que, además de la muerte de su padre, toda la familia se contagió dos veces de coronavirus. Durante el confinamiento obligado, Enrique dedicó tiempo a escribir un libro que está en etapa de ingresar a una editorial.
Cliente maravillado
"Cuando vino la pandemia, me surgió la idea de escribir -detalla Enrique-; es un libro donde expongo con anécdotas y de manera divertida sobre los negocios. Explico que si la gente queda maravillada se genera el boca en boca y a mí lo que me interesa es que el cliente quede maravillado", agrega.
Cuando falleció don Roberto, la familia tomó la decisión de "parar la pelota" por un tiempo. "Por surte -remarca Ernesto-, tenemos otros negocios como una quiniela y yo me dedico a la consultoría, por ejemplo, entonces cerramos sin fecha, pero seguro volveremos en algún momento, porque tenemos todas las máquinas", insiste.
El emprendedor tucumano remarca que la heladería estaba abierta solo seis meses por año. "Todavía me suena el teléfono por clientes que preguntan por la heladería -asegura-. En la familia amamos la heladería, pero como todo negocio gastronómico requiere mucha energía y tiempo y más como lo teníamos pensado nosotros, que nos sentábamos a conversar con los clientes, contando historias, venía gente de otras provincias a tomar helado y te hacían 80 preguntas y yo le ponía el cuerpo al negocio y terminaba agotado, pero me gusta, porque también doy charlas y conferencias y ahora estoy con el libro en conversación con las editoriales.
Otras latitudes
El libro se llamará "Tres formas de tomar helado" y trata sobre las formas de generar un boca en boca extraordinario para el negocio. "Trabajo mucho la idea de cómo generar el boca en boca, qué elementos tenes disponibles, los juegos con los clientes, la forma que tenés de fascinar, de hablar de tu producto y explico cómo tenés que pedir el helado", dice Ernesto.
No descartó que al "volver al ruedo" pueda ser fuera de Tucumán. Dijo que recibieron propuestas para instalarse en Mar del Plata, en Córdoba, en Tigre (Buenos Aires). "Los vecinos preguntan cuándo volvemos. Hubo un domingo de enero que recibí casi 50 llamadas, y me preguntaban si la heladería estaba cerrada. Los atendí a uno por uno y les explicaba. No tengo duda de que vamos a volver. No sé si será aquí o en otro lugar, porque también me gusta el desafíode salir", afirma.