Caso Daiana Garnica: realizaron pericias con georradar en una casa de Alderetes

Los especialistas de Gendarmería Nacional trabajaron en una casa ubicada en el Pasaje Gelsi, casi esquina Benjamín Matienzo.

Los peritos trabajaron en una vivienda del Este tucumano. Los peritos trabajaron en una vivienda del Este tucumano. FOTO Gentileza Ministerio Público Fiscal.
10 Marzo 2022

En el marco de la investigación por la desaparición de Daiana Garnica se realizaron pericias en una vivienda de Alderetes. El Ministerio Fiscal junto a Gendarmería Nacional buscaron indicios on la utilización de georradar. La adolescente fue vista por última vez el 6 de mayo de 2017. 

La medida, solicitada por Unidad Fiscal Conclusional de Homicidios y Delitos Complejos, tuvo lugar en una pequeña vivienda ubicada sobre el Pasaje Gelsi, casi esquina Benjamín Matienzo, en la ciudad de Alderetes.

El procedimiento se realizó bajo la coordinación de la Dirección de Análisis Criminal, perteneciente al Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) del Ministerio Público Fiscal, que actuó en forma conjunta con personal de Gendarmería Nacional, además, de contar con la colaboración de la Policía de la provincia y Bomberos.

Una pequeña casa

La decisión de inspeccionar ese domicilio surgió a partir de datos aportados por la familia de la Daiana. Por ese motivo, una comisión de Gendarmería viajó a Tucumán y, a través de aparato de georradar, efectuó una exploración en el interior de la pequeña casa. Los resultados que arroje el dispositivo serán analizados en laboratorio, en las próximas horas.

Debido a las inclemencias climáticas, se postergó el estudio de los espacios abiertos del terreno. “La humedad ambiente y la lluvia afectan profundamente la lectura del artefacto, haciendo que sea menos confiable”, detalló un antropólogo forense de Gendarmería que trabajó en el lugar. “En materia investigativa, lo que hacemos son exploraciones de las escenas de los hechos y extraer informaciones de ellas”, precisó.

Cómo funciona el georradar

El especialista precisó que lo que hace el georradar es emitir señales electromagnéticas al suelo y luego calcular la velocidad con que esas señales rebotan y vuelven a la superficie.

“Cuando los componentes del suelo son homogéneos, o sea que están compuestos por lo mismo (lo que se observa en ambientes naturales), la señal rebota siempre a la misma velocidad y la lectura que hace el aparato es de un perfil de suelo homogéneo (por supuesto, por lo general puede haber piedras, raíces). Pero, cuando el aparato se encuentra con un objeto que tiene otro tipo de consistencia, la velocidad de rebote de la señal es distinta y el aparato lo que nos transmite en vivo, a través de su monitor, es lo que llamamos ‘anomalía’, algo que no se espera que esté ahí”, afirmó.

Según detalló, el georradar tiene la capacidad de indicar la magnitud de la anomalía, es decir, su tamaño y la profundidad en la que se encuentra enterrada. “Una vez que se terminó el trabajo, que damos cuenta de todas las anomalías de interés que fueron halladas, con el beneplácito de la autoridad judicial pertinente, procedemos a realizar la instancia más invasiva del estudio: la excavación arqueológica”, remarcó.

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