Desafío bajo cero: un viaje hacia nuestras bases antárticas
Ocho pilotos, un oficial técnico y diecisiete mecánicos trabajan a bordo del rompehielos Almirante Irizar para cumplir con un objetivo: que los helicópteros que operan desde allí puedan abastecer a las 13 bases administradas por Argentina en ese continente.
Ocho pilotos, un oficial técnico y diecisiete mecánicos integran el grupo de profesionales que trabajan a bordo del rompehielos Almirante Irízar. Con una estructura imponente, este buque resulta una pieza fundamental para que -cada año- se lleve a cabo la Campaña Antártica de Verano.
¿En qué consiste tal operación? A través de una travesía asombrosa, desde allí se operan los helicópteros encargados de abastecer las 13 bases que Argentina administra en ese continente. Durante la temporada, estos vehículos vuelan unas 250 horas en promedio.
Parte de la misión
En esta ocasión, las dos unidades de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros de la Armada Argentina (EAH2) fueron las encargadas de proporcionar alimentos, insumos y otros recursos a la base Belgrano II. Este representa el emplazamiento argentino más cercano al Polo Sur y sólo puede accederse a él por aire.
A lo largo de la primera quincena de febrero, los 26 integrantes de la unidad debieron organizarse para completar -en apenas seis días- 170 vuelos de unos 25 kilómetros de distancia entre el rompehielos y la base. Un verdadero desafío si se suman otros dos factores: el primero, las duras condiciones meteorológicas. Y, en segundo lugar, las cargas de dos toneladas que deben pender debajo del fuselaje de las aeronaves.
“A diferencia de los helicópteros basados en tierra, los navales (como los SeaKing que nosotros operamos) tienen la posibilidad de anavizar (una suerte de aterrizaje) en la cubierta de vuelo de un buque. Esto es posible gracias a sus trenes de aterrizaje reforzados y de ser trasladados dentro del buque porque pueden plegar sus palas. Además de poseer un sistema de flotación que permite el amerizaje ante una emergencia”, explicó el capitán de corbeta, Juan Antonio Prados, a la agencia de noticias Télam.
En el diálogo, el comandante de la unidad enfatizó también las habilidades y el esfuerzo logístico de los involucrados.
“La cuadrilla tiene mucha experiencia antártica dado que siempre acompañó al Irízar en cada una de sus campañas hasta 2007 (año en que el buque sufrió un incendio a bordo). Cuando el rompehielos regresó al servicio en 2017 volvimos junto a él”, rememoró el especialista durante la entrevista.
Preparativos
Para completar con la tarea, los miembros del equipo realizan -a lo largo del año- una serie de preparativos. Entre ellos, existe un adiestramiento con vuelos en zonas de montaña y nieve. “Lo que hacemos es estudiar la geografía y la meteorología particular de cada una de las trece bases de nuestro país. La más complicada para operar es Belgrano II”, detalló Prados.
En la Antártida la meteorología es muy cambiante por lo que una de las medidas de seguridad implica no despegar del buque sin tener antes contacto visual con el punto de destino.
“En esas latitudes resulta peligroso el fenómeno de 'emblanquecimiento', en el que se pierde la sensación de profundidad. Producto del 'blanco' se confunde el cielo con la nieve, produciendo que los pilotos entren en desorientación”, advirtió.
El militar mencionó que, aunque los SeaKing están diseñados para portar hasta 2.700 kilos, ellos operan con cargadas de alrededor de dos toneladas. “De todos modos, por su volumen, algunas pueden afectar las condiciones aerodinámicas del vuelo. Si eso pone en riesgo la operación de la aeronave, existe la alternativa de accionar el sistema de eyección de carga para estabilizar el helicóptero”. acotó.
Desde el buque
Para preparar y ejecutar la Campaña Antártica de Verano, el rompehielos Almirante Irízar dispone de una sección de meteorología.
El espacio se encuentra equipado con acceso a imágenes satelitales y personal capacitado que conoce bien las particularidades de la meteorología antártica y puede hacer pronósticos propios.
“Las dos bases en las que los helicópteros son más requeridos son Belgrano II por la distancia a la que queda el rompehielos y Marambio”, señaló Prados.
En esta última, el motivo es que la altura de la isla dificulta el desembarco de carga en sus costas. “Además estamos disponibles para todas las tareas que nos designe el Comando Conjunto Antártico. Cada campaña antártica es un trabajo conjunto en el que cada unidad aporta su grano de arena para abastecer a las bases y permitirles afrontar el invierno”, finalizó.
Final de campaña
Este año, la misión se llevó a cabo la primera quincena de febrero y la unidad contó con la incorporación de un piloto de la Armada de Alemania.
Una vez concluida la campaña, los SeaKing tienen su asiento y son resguardados en la Base Aeronaval Comandante Espora del partido bonaerense de Bahía Blanca. (Telam)