La caída del "Malevo": contacto con los “carapintadas”

SIN NOVEDADES. Al cumplirse un mes de su fuga, “El Malevo” envió una carta a LA GACETA.  SIN NOVEDADES. Al cumplirse un mes de su fuga, “El Malevo” envió una carta a LA GACETA.

“Lo mío no fue una fuga, fue una salida hacia la libertad escabrosa, pero libertad al fin; digo esto porque los acontecimientos se sucedieron sobre la marcha. Lo único mentalizado en mí fue no ir a la cárcel nunca”. Esas fueron algunas de las frases que escribió Mario Oscar “El Malevo” Ferreyra en una carta que le entregó a un periodista y que LA GACETA publicó el sábado 15 de enero de 1994, cuando se cumplía un mes de su fuga. Pero si el escape tuvo ribetes cinematográficos, los detalles de la persecución e intento de captura del hombre más buscado de la provincia fueron tragicómicos.

Los funcionarios del gobierno de Ramón Ortega insistían con que buscaban al prófugo por todos lados, pero Ferreyra seguía demostrando que hacía lo que quería sin que nadie lo atrapara. Y la publicación de esa misiva fue una prueba contundente para demostrar que algo extraño había ocurrido el día de su evasión. “Quiero hacer notar que me demoré siete horas en la salida de Tribunales esperando que fuera el jefe de Policía (Rubén) Lazarte a buscarme, tal cual se lo había pedido públicamente; también esperé un poco más al anunciarme un periodista que vendrían los componentes de la Plana Mayor a reprimirme, y como tengo una especial aversión a esos aburguesados, los esperé infructuosamente para luchar”, redactó.

“Los policías no tenían posibilidades de reaccionar, pues jugó un papel preponderante el factor sorpresa y por los explosivos que disponíamos si actuaban iban seguro a una inmolación injusta. Además, debo resaltar que cobardemente se tomaron medidas contra los de menor jerarquía, cuando los hechos ya eran conocidos por el ministro de Gobierno… De manera que los máximos conductores en el ejercicio de los mandos naturales son quienes fallaron ingenuamente”, escribió para defender a los efectivos sancionados. Y ese argumento también fue tenido en cuenta por la Justicia para liberar de acusación al personal de la guardia de Tribunales.

Ferreyra, en la carta, también señaló cuáles eran sus planes: “en esta lucha, cualquier cosa que me ocurra será mejor que estar encarcelado. Esto es producto de haber sido perseguido durante toda mi trayectoria policial; de ahí mi aversión por los altos mandos”. “Toda agresión injusta produce resentimiento; de ahí a la resistencia hay un paso, a ese paso lo he dado yo. Sepa mi tropa que contra ella no voy a disparar… ya que las jinetas las llevo en la sangre y me seguiré identificando con ellas pese a los decretos políticos que me separaron de la repartición”.

“¿Cuánto apoyo tiene Ferreyra en la Policía?”, se preguntó LA GACETA en una nota publicada el 10 de enero de 1994. Y lo hacía porque pasaban los días y al “Malevo” lo veían en todos lados. Los vecinos de San Cayetano informaron que después de haberse escapado de tribunales, se fue a la casa de los padres de su pareja, María de los Ángeles Núñez, donde estuvo varias horas. Luego se habría dirigido al barrio Ejército Argentino, donde residía su última esposa junto a sus dos hijos. “Por aquí nadie lo vino a buscar”, explicó Silvia Medina a tres días de haberse evadido. Luego, se refugió en las diferentes fincas que tenían sus amigos en el Este de la provincia. Incluso, se descubrió que pasó la Navidad en Ranchillos, acompañado por familiares y allegados. “El ex comisario perdió mucho apoyo. La gente que antes lo admiraba se dio cuenta de que los métodos han cambiado, que hay que combatir el delito con la Ley”, fue el diagnóstico que dio Rubén Lazarte, jefe de Policía.

Polémica presencia

A fines de los 80 y a principios de los 90, la clase política buscaba un recambio para poder captar a los electores. Ezequiel Ávila Gallo había repatriado a Antonio Domingo Bussi para que luchara por un cargo electoral. El peronismo había confiado en “Palito” Ortega en la provincia para quedarse con la gobernación. “El Malevo”, después de haberse escapado, también se transformó en un potencial candidato para muchos partidos, especialmente de derecha.

A los pocos días de su evasión, la zona de tribunales amaneció cubierta de panfletos que postulaban a Ferreyra como posible candidato del Movimiento por la Dignidad y la Independencia (Modin), agrupación creada por los “carapintadas” (así se bautizó a los militares que se sublevaron en tiempos de democracia) Aldo Rico, Ernesto Barreiro y Enrique Venturino. “No es con panfletos como se apoya a Ferreyra. Ojalá muchos políticos tuvieran su carisma y apoyo popular”, señaló el defensor Juan Carlos Nacul, que cerró un documento enviado a nuestro diario señalando que “Ferreyra será candidato a convencional constituyente por el Modin”.

“Eso nunca ocurrirá”, fue la rápida respuesta que realizó Federico Vázquez, el presidente de la junta promotora de la agrupación en la Provincia. “Es un embuste menospreciable y abyecto. Tamaño ignaro debería ser sometido a junta psiquiátrica para determinación del grado de sus manías, lo que será solicitado oportunamente en las acciones por difamación y daño moral que le iniciaré judicialmente”, finalizó el dirigente.

Pero ese no fue el único vínculo entre el “Malevo” y los sectores de la derecha a nivel nacional. “No sólo la Policía busca al prófugo. Tres extraños sujetos que afirman ser enviados ‘carapintada’ del militar fundamentalista Mohammed Alí Seineldín, recorren Tucumán procurando hallarlo. Su objetivo declarado es ayudarlo a salir del país, o bien interceder en ‘negociaciones’ con el gobierno para su entrega”, publicó LA GACETA el 12 de enero.

Según la publicación, tres hombres que se movilizaban en un Renault 21 rojo, visitaron a la familia de María de los Ángeles Núñez para entregar una nota, supuestamente escrita por el mismo Seineldín. Rosa de Núñez, la madre de la pareja del prófugo, confirmó esa visita.

“Dicen que vienen de parte de Seineldín, que pueden ofrecerle negociaciones con el gobierno, y que quieren hablar con él personalmente”, dijo. “También han dicho que ellos han tenido el mismo problema, que el ‘Turco’ (Carlos Menem) lo metió en prisión por la rebelión ‘carapintada’ y también le ofrecen sacarlo del país adonde él quiera”, añadió.

La mujer también relató que después de ese encuentro, ella fue hablar con el comisario Juan Sotelo y con el oficial Juan Luis Hermosa, otros dos de los condenados por el triple crimen de Laguna de Robles que también habían sido visitados por las mismas personas.

Hermosa negó esa versión mediante una carta que envió a LA GACETA durante esos días. “Las únicas carapintadas que hicieron gestiones por nosotros fueron nuestras mujeres que golpeaban las puertas de los funcionarios para implorar por nuestra inocencia”, recordó irónicamente Sotelo.

Negociaciones

Pero más allá de las versiones, se desarrollaban negociaciones para que Ferreyra se entregara. Los allegados al prófugo coincidieron en señalar que eran tres los puntos que él quería que se presentara a las autoridades: que el jefe de Policía Lazarte renunciara al cargo; que se revisara la causa por la que habían sido condenados él y sus hombres por el triple crimen de Laguna de Robles y que la presentación se concretase ante el gobernador Ortega. “El Malevo” estaba en una encrucijada por ser impulsivo. Después de haber sido condenado, dio precisas instrucciones a sus defensores de que no hicieran nada para apelar el fallo, por lo que en su caso la sentencia quedó firme al poco tiempo.

“No se puede aceptar ningún tipo de condicionamiento o pacto para que se entregara”, explicó el juez Jorge Lobo Aragón que intervino la causa de la fuga del ex titular de la Brigada de Investigaciones. “No se puede aceptar ningún tipo de negociaciones. La ley dice que debe ir a la cárcel y no hay ningún de excepción”, señaló el magistrado que, cuando era fiscal, investigó a Ferreyra en la causa por el triple crimen de Laguna de Robles.

Pese a la postura de Lobo Aragón, LA GACETA sí pudo establecer que cada tanto, había comunicaciones entre el prófugo y las autoridades. “El Malevo” sabía que no tenía la espalda necesaria para pasar mucho tiempo más en la clandestinidad. Y los funcionarios entendían que la imagen del Gobierno se erosionaba con el correr de los días porque no podía atrapar a Ferreyra. “Hubo varios contactos, el último era que se presentaría en el Palacio de los Deportes. Fueron todos los funcionarios, pero él no se presentó”, explicó un ex funcionario.

Cumpleaños

Hubo una situación bastante particular en la vida clandestina del ex jefe de la Brigada. Ferreyra cumplía 49 años (había sido anotado en el registro civil un año más tarde y por eso en esos días se decía que en realidad festejaba 48) el 29 de enero de 1994. Y sus allegados y familiares sufrían porque no podrían agasajarlo como le gustaba que lo hicieran. Rosalía y Héctor Núñez, en nota publicada en LA GACETA, solicitaron a sus seguidores que llamaran a la radio LV7 para que le dediquen dos temas. Y no eran dos canciones más: se trataba de “Yo no quiero estar preso” del Grupo Orly y el pasodoble “Dos Cruces”, una canción de amor.

“Los dos años anteriores festejamos su cumpleaños en Bomberos, donde estaba detenido. Le hicimos una torta, sándwiches y empanadas. El año pasado han bailado hasta la 6 de la mañana”, indicaron. También confirmaron que en numerosas localidades del este de la provincia, los habitantes vendían bono contribución de $2 para ayudarlo. “Antes de la condena hacían rifas. Es un tipo bueno, no mató tres angelitos, sino tres delincuentes”, explicaron.

Y el famoso día llegó. Los medios de la época confirmaron que centenares de tucumanos llamaron a diferentes emisoras para dedicarles esos y otros temas al evadido. La familia Núñez agasajó a su yerno -en agosto de 1993 Ferreyra se casó por civil con Núñez- sacrificando un cerdo que cocinaron en un horno de barro porque se imaginaban que sus amistades se presentarían en la humilde vivienda para acompañarlos en ese momento tan especial.

Medina, la segunda pareja de Ferreyra, también lo recordó. “Le deseo toda la suerte, porque es el padre de mis hijos, y espero que le den el indulto, porque es lo único que lo va a salvar”, dijo la mujer, que reconoció que él la dejó cuando inició su relación con Ñúñez. “Me gustaría volver con él”, finalizó la entrevista.

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